Capítulo 1

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Miércoles
6:30

Lío se despertó temprano, como solía hacerlo cada mañana. El sol apenas comenzaba a iluminar el cielo de Madrid, y el sonido suave del despertador le recordó que era hora de iniciar su rutina. Se estiró en la cama, disfrutando del calor de las sábanas por un momento más antes de levantarse.

Una vez en la cocina, preparó café y un desayuno ligero. Le gustaba empezar el día con calma, antes de que la casa se llenara con las voces y risas de sus hijos. Mientras saboreaba su café, escuchó los pasos de Cris acercándose.

—Buen día, Lío —dijo Cristiano con una sonrisa adormilada, plantándole un beso en la mejilla.

—Buen día, amor. ¿Dormiste bien?

—Como un tronco —respondió Cris, sirviéndose una taza de café.

Poco después, los niños empezaron a despertar. Junior fue el primero en bajar, seguido de Thiago, Mateo, Ciro, Eva y Bella. La cocina se llenó de energía mientras todos se sentaban a desayunar.

—Papá, ¿podemos jugar a la pelota después de la escuela? —preguntó Thiago, con una rebanada de pan tostado en la mano.

—Claro, pero primero tienen que terminar todo el desayuno —dijo Lío, mirando a Cris con una sonrisa cómplice.

Después de desayunar, comenzó la maratón matutina de preparar a los niños para la escuela. Lío y Cris trabajaban en equipo, vistiendo a los más pequeños y revisando las mochilas para asegurarse de que todo estuviera listo. Cuando finalmente todos estuvieron listos, subieron al auto y se dirigieron a la escuela.

7:25

—Que tengan un buen día, chicos —dijo Cris mientras los dejaban en la puerta.

—¡Nos vemos luego, papá! —gritaron los niños, desapareciendo entre la multitud de estudiantes.

De regreso en casa, Lío y Cris se tomaron un momento para disfrutar del silencio. Pero ese momento duró poco. El teléfono de Lío sonó, interrumpiendo la calma.

—Hola, Lionel. Aquí el entrenador. Quería recordarte que falta poco para el Mundial. Tenemos que estar en nuestra mejor forma —dijo la voz al otro lado de la línea.

—Lo sé, estoy listo. Gracias por el recordatorio —respondió Lío, colgando y volviéndose hacia Cris con un suspiro desanimado.

Cris notó la tristeza en los ojos de Lío y se acercó, preocupado.

—¿Qué te pasa, Lío? ¿Estás bien?

—Es que tengo mucho miedo, Cris. Es mi último Mundial, y tengo miedo de no estar a la altura.

NUESTRA FAMILIA - Dos Leyendas, Una Familia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora