Capítulo 16.

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Mary, te dije que no puedo hoy. ¡Debo ir con Claire! — decía aquel chico mientras hablaba por teléfono con su "novia". — ¿Qué? Ni se ha dado cuenta que todo es un juego, ¡así es mejor! — rió a carcajada suelta.


Maurice Barns era considerado como muchas cosas, entre ellas, mujeriego, manipulador, entre muchos otros adjetivos pero que al fin y al cabo iban a estar conectados. Claire no se daba cuenta de ello, pensaba Maurice, pero algo tenía esa chica que le estaba mintiendo a su novia real. Era tanta la atracción que tenía ese joven de ojos avellana por saber más y más de Claire, que a veces la intriga lo consumía cada vez más que antes.


Pero había un gran problema y era lo peor que él le podría hacer a ella. Y se comenzaba a arrepentir más y más con el paso de los días.  

— ¡Claire, Claire! — gritaba su ahora gran amiga; a decir verdad, se había distanciado un poco de sus amigas "de antes" y no sabía el porqué, realmente.


— ¡Anna banana! — gritó ella, riendo. Muchas personas las veían con cara de pocos amigos.

Por supuesto, era la biblioteca y ellas gritando como maniáticas.


— Ya te dije que no me llamaras así, Marie — contra-atacó la morena. —, eres un caso serio.


— ¡Pues tu no me digas así! — gritó a punto del colapso Claire. Ya le habían dicho así 5 veces en el día y creía que si lo volvían a decir colapsaría.


Las dos amigas salieron de aquella gran biblioteca y ahora caminaban por los jardines decorados por la semana del colegio; Claire, por su parte, se encontraba en parte emocionada por la semana del colegio y en parte no. Ella creía que hasta los momentos nada había sido divertido.


Excepto Jace cantando esa hermosa canción, eso sí ha sido lo mejor que ha pasado en aquella semana del colegio, hasta ahora...


— ¡Adivina que haremos hoy! — soltó emocionada Anna.  


— ¿Qué? — preguntó Claire, parando de caminar un momento para mirar a su acompañante.


— ¡Karaoke! — soltó emocionada. —, ¡hay que cantar porque sí!


— ¿Qué? No, no, no, no — negó repetidas veces. —, que vergüenza. ¡Ni cagando!


La morena rodó los ojos y jaló a Claire a la parte más concurrida del instituto, cuando por fin estaban allí, Anna recibió una mirada asesina de Claire por "haberla jalado de una manera salvaje". — ¡Por Dios, Claire! Solo una cancioncita, por favor. — hizo un puchero, aparentando ser tierna.


— No.


— Sí. — respondió de nuevo Anna.


— No.


— Sí. — suplicó Anna cansada.

Ojos verdes, ojos café.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora