I feel bad - Minsung

12 - Minho

Felix se removió en su regazo juntando más sus cuerpos, pero Minho no pareció tomarle importancia. El castaño reía y le contaba sobre su día, como si fuera algo lo suficiente importante para el mayor tener que escucharlo, aún así, Minho no le prestaba la atención suficiente.

No quería pensar en nadie más que no fuera Jisung.

Dentro de la escuela fingía que no le dolía, no le daba interés a su nombre y huía.
Pero en su casa era otra cosa, porque sus ojos no podían apartarse de las fotos de Jisung regadas en su escritorio.

Recuerda bien que el menor le regaló un pequeño álbum de fotos suyas cuando lo estaba cortejando. También que le dejó besarlo sin necesidad de tener el título.

Si bien, recuerda que Jisung le permitió muchas cosas cuando no eran nada, y tal vez eso fue lo que lo hizo llegar a donde están ahora.

Estuvieron en su mejor momento, se dieron amor y cariño a cada momento y el apoyo no faltó.

Y sabe que fue su error, pero no podía evitar pensar que todo estaba mal desde atrás. O tal vez era él poniendo excusas porque le daba más enojo el tener que admitirlo por la decepción que le causaba eso.

— ¿En realidad crees que estuvo bien lo que hicimos? — La pregunta cargaba más de lo que debía, y Félix lo entendía.

— Me da igual, pero eres tú el que parece dolido con eso. — Minho por fin lo miró. Él parecía despreocupado, porque estaba más entretenido jugando con sus cabellos traseros. — No es tan importante si lo ves de mi lado.

— Le he fallado.

— En cualquier momento lo ibas a terminar haciendo. ¿Es que no recuerdas que terminaste con tus ex novios porque preferías andar de pata de perro?

—Con Jisung fue diferente.

Acerco su cara a la de Minho, bajando lento hasta su cuello donde dejó un beso.
— Diferente se puede utilizar de formas distintas, pero eso no quita lo que eres, ¿O se te olvida con quien los terminabas lastimando? — Había burla, y el roce de sus labios con la piel de su cuello le dio más molestia, por ello Minho arrugó su cara y lo botó de su regazo.

Escuchó su grito y aún así lo ignoró.

Se recostó en su cama mirando al techo, talló su piel con enojo, se sentía sucio, pero aún así, no hacia mucho por detenerlo.

Su ceño estaba fruncido y sus manos cerradas con fuerza, pues tampoco le gustaba recordar eso. lo hacía sentir miserable y asqueroso.

Y lo era, probablemente sí.

— Olvídalo.

— ¡¿Cómo quieres que olvide algo que es obvio que nos gustaba?! Deje que hicieras
conmigo lo que quisieras?!

— No fue así. Y sabes bien que jamás te resististe. — Suspiró y cerró los ojos con fuerza. — No me hagas culpable de algo que fue de ambos.

— Me gustó, sí, pero jamás me has visto como yo a ti.

— ¡Y te he dicho que no lo haré! Cada que te alejo terminas volviendo, arruinas lo poco que tengo y no te importa si alguien sale lastimado.

— Esto es algo de dos, no pretendas que sea solo mi culpa. — Félix se levantó mirando con enojo a Minho. — Yo no te dije que pusieras celoso a Jisung. Yo no te dije que me usaras. ¡Tampoco te dije que teníamos que revolcarnos!

— Mentiroso.

— ¿Entonces que pretendes con todo esto? iTe he dicho que me gustas de todas las formas y pareces no verlo!

— Tú no me gustas.

Felix se burló porque lo sabía, no era algo nuevo, siempre se lo terminaba diciendo. — Te gusta mi cuerpo.

— No.

— Eso no decías cuando recién comenzabas con Jisung. Recuerdo como me pedías hacerlo, me suplicabas que estuviera bajo tuyo. — Minho rió aumentando el enojo de Félix.

Es que Minho no pensaba igual, y por más que volviera a lo mismo, no quería decir que todo lo que decía Félix era cierto.

— Me gusta que seas fácil. Por eso siempre te buscaba, porque no te resistías. — Se levantó lento, mirando el rostro de sorpresa de Félix. Y sonrió de lado, llevando su mano hasta la mejilla del contrario, donde acarició sin perder su ceño de burla. — No te creas tan importante, Lee Félix...

El menor quitó su mano con enojo, se le quedó viendo por un rato con notoria molestia. Hasta que levantó su mano y le golpeó la mejilla. — Tampoco tú, Lee Minho. — Minho se quejó ante el impacto y quiso hacer lo mismo, porque la furia estaba corriendo por todo su sistema de una forma que ardía.

Al menos sentía la necesidad de hacerlo, quería tomarlo de los cabellos y que le suplicara perdón, pero Félix fue más rápido que ya se había marchado.

No se sentía con las ganas de ir y buscarlo.

No quería moverse.

Sólo quería un abrazo.

***

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