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Isabella Sherwood

Desde niños siempre nos enseñan que la vida se trata de valores, de hacer lo correcto y tener empatía.

Eso si creces en una familia normal, no como la mía donde los valores lo regimos nosotros mismos, creamos nuestras propias reglas y formamos nuestros propios caminos.




Empaco mis cosas y me despido de mi oficina y de mi laboratorio, desde que me gradué como bioquímica y médico genetista hace un par de años no he salido de aquí, este a sido mi hogar por elección, donde me siento segura y donde me siento yo.

Le doy las últimas indicaciones a mi secretaria esperando no volver en un tiempo, mi madre me sugirió parar un poco dado que llevo años aquí sin explorar el mundo, merezco estas vacaciones más aún cuando soy mi propio jefe.


Mi madre es la líder y máxima supremacía de este lugar aunque cada área tiene un líder mi madre se las sabe todas.

Pero esto no significa que la he tenido fácil para llegar hasta donde estoy a mi corta edad, soy la más joven de esta generación en la SSDI, desde pequeña desarrollé muchas habilidades y llegué a la SSDI cuando apenas era una niña, he subido rápidamente de categoría y mi alto coeficiente intelectual supera a la mayoría incluyendo grandes mentes.

Por eso tengo dos carreras bastante tediosas con solo 22 años, si ya a los 15 creaba mis propios compuestos químicos y para los 18 ya tenía mis propias fórmulas, laboratorios... cree antídotos, bombas tóxicas, en fin...


Camino por los pasillos con la mochila en mi espalda, y las manos metidas en mi bata de laboratorio la cual trae mi nombre estampado. Me despido de todos y tomo el elevador que conduce al estacionamiento.

Abordo mi auto,  emprendo camino hasta la ciudad tomando paso hasta mi pequeño departamento donde ya tengo lista mi maleta con mis cosas.

Me doy una ducha, dejando que las frescas gotas de agua que vienen del grifo empapen mis cabellos y mi cuerpo.

Salgo del baño y me cambio lo más rápido posible, me coloco un vestido azul celeste un poco ajustado y hasta mis rodillas, unas sandalias marrones y trenzo mi cabello dejando varios mechones sueltos, un toque de brillo labial rosa en mis labios, rímel y listo.

No soy muy despampanante, me considero algo sencilla en mi forma de vestir, no utilizo brazaletes de oro o prendas costosas no por que no tenga o pueda si no por que creo que mi estilo es más... tranquilo.

Tomo mi maleta y salgo de mi departamento, abordo mi auto y me dirijo hasta el jet privado de los Sherwood, tomo asiento y el piloto inicia el despegue.


Tomo  mi móvil y conecto mis Audífonos para escuchar un poco de música todo el trayecto.

Las azafatas me ofrecen de comer  y tomo algo ligero, cierro mis ojos y subo el volumen...









Unas horas después llegó a tierras estadounidenses un auto me espera y a lo lejos reconozco a el tío Melec quien llegó hace unos días para visitar a Hera.

—-Melec...

Corro hasta el y lo abrazo, cuánto lo he extrañado a pesar de ser solo unos días, Melec a sido mi cómplice, mi mejor amigo, mi segundo padre, el tío que cualquier persona desee tener.

Tentación {+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora