Vi como me sonreiste.
Y vaya eso fueron cientos de explosivos reventando contra lo más profundo de mi ser.
No te conocía y de todos modos, supe que eras diferente.
Yo iba echa un desastre.
Con mi pelo, teñido rubio ceniza y con las raíces negras como el carbón, recogido en un moño que se asemejaba a unos audífonos enredados.
Con ese jersey color gris que tenía más años que mi viejito gato Pelusa y que aún así me sigue encantando. Con mis jeans preferidos, rotos como yo por dentro y negros como algunos de mis pensamientos.
Llevaba puesto un brillo de labios rosa que me encantaba. Aunque el resto de mi cara solo estaba maquillada por algunas pecas que me daban aspecto de lienzo manchado.
Me quedé paralizada. Aunque por dentro mi corazón latía como si acabara de correr un maratón.
Sentí varios empujones en mis hombros, por parte de los adolescentes que andaban por los pasillos malhumorados. Como si su vida hubiese acabado y ya solo esperaban el momento de dormir toda la eternidad.
A nadie le gustan los lunes.
Pero tú no. Tú no parecías otro simple adolescente más.
Tu sonrisa iluminaba toda tu cara. Era como si las estrellas se hubiesen puesto de acuerdo en alumbrarte únicamente a ti.
Y esa mirada. Esa mirada que podría haber hipnotizado a cualquier sirena sin importar sus cantos.
Tenías el pelo castaño y revuelto. La piel pálida casi tan brillante como tu sonrisa. Unos jeans y una camiseta negra pegada a tu cuerpo, no es que fueras todo un musculitos pero dios, a mi se me nublaron los pensamientos de solo rozarte con la mirada.
Mis mejillas ardieron al ver que levantabas la mano y me saludabas sin borrar la sonrisa de tu rostro.
Y el corazón casi se me sale del pecho al ver como poco a poco te acercabas a mí, abriendote paso entre la gente.
Mis manos volaron hacia mi cabello e intenté peinar los pelos rebeldes que se habían escapado de mi moño.
Cuando a penas estabas a cuatro pasos levanté mi mano a modo de saludo pero no la moví.
- Te estaba buscando- Dijiste con la voz llena de ternura.
"Yo también te he estado buscando a ti"
Pensé sin dejar de mirar tus bonitos ojos, que ahora veía. Eran color miel.
- ¿Dónde te habías metido?- Dijiste pasando de largo.
Toda la sangre se me fue del cuerpo.
Me giré rápidamente viendo como rodeabas los hombros de una bonita chica con gafas que te saludaba feliz.
Miré a mi alrededor cerciorándome de que nadie me había visto y me alejé prácticamente corriendo del lugar.
Siempre he sido muy ilusa.
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A messy girl
Teen FictionUna historia un tanto difetente. Desordenada, perdida entre divagues, frases que empiezan y que no tienen final, sonrisas y miradas en el aire... Y es que no es posible que Dylan cuente algo en condiciones, ella siempre está algo despistada, pero es...