Siete: ¿No sabes saltar?

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Involuntariamente di dos pasos hacia atrás intentando alejarme lo máximo posible de vosotros.

Mi misión ahora era huir y ya habría luego tiempo para lamentaciones.

Si no fuera tan torpe, no me hubiera tropezado con mis propios pies y no hubiera caído en el suelo haciendo que vuestros labios se despegasen y me miraseis con alarma.

- Yo...- Me levanté sin miraros a los ojos, sobre todo esquivando tu mirada.

Mis mejillas estaban a la temperatura del desierto del Sahara.

- ¿Quieres algo?- Tu voz sonó molesta, obviamente por la interrupción.

- Eh...no. Lo siento. Ya me voy, perdón.

- Hey- La voz de tu amiga no tan solo amiga, se escuchó a mis espaldas y me paré en seco- ¿Estás bien?

- Claro que está bien, ha sido una caída de nada- Dijiste irritado.

- Está llorando ¿No la has visto?

Inmediatamente me llevé las manos a las mejillas y sí, estaban encharcadas.

Pero no era por la caída ni mucho menos. Esta era la cuarta falta que me ponían esta semana y eso implicaba dos días de expulsión.

Intenté seguir andando pero entonces una mano rodeó mi codo impidiéndome seguir.

Descargas eléctricas a parte, sentí una ligera punzada de pánico.

Era la primera vez que te dirigías a mí.

- Te estamos hablando ¿Estás bien?

Esta vez la voz fue más tierna de lo normal y un cosquilleo me recorrió la barriga.

Me di la vuelta y te miré. Vaya, la verdad es que tus ojos hipnotizan.

- ¿Sabes hablar?- Preguntaste esta vez elevando una ceja con diversión.

Asentí sin poder dejar de mirarte.

- Claro que sabe. Va conmigo a matemáticas- Dijo la chica medio riendo dejándome sorprendida ¿Compartimos una clase?

- Eh sí. Solo...me encuentro un poco mal eso es todo.

Tu agarre fue disminuyendo hasta que dejamos de tener contacto.

- Oh, deberías ir a la enfermería- Dijo la chica de nuevo, unos pasos detrás de nosotros.

Tus ojos recorrían mi rostro deprisa, con el ceño fruncido.

Una de tus manos se elevó haciendo el amago de limpiarme una lágrima, que de película eh.

Pero entonces la voz de un profesor sonó al otro lado del pasillo.

- ¡Eh vosotros! ¡Venid aquí ahora mismo!

Los tres nos sobre saltamos y sin darme mucho tiempo de reacción tu me agarraste de la mano y empezaste a correr en sentido opuesto.

Tu...ella ya nos llevaba algo de ventaja.

- ¡Ni se os ocurra..! ¡Os he visto las caras! ¡Sé que eres tu señor Davis!

A pesar de ello no dejamos de correr.

Bueno, tu no dejaste de arrastrarme hacia la salida trasera.

Los tres llegamos al recreo y nos dirigimos a una parte de la valla.

Intentaba recuperar la respiración cuando esta se me paró al ver como la morena lanzaba la mochila por encima de la valla para después escalar por la misma y saltar al otro lado.

Nos miró desde ahí con una sonrisa enorme.

- Bien hecho nena- Dijiste y ella hizo una reverencia divertida- Ahora tú, date prisa.

Te miré con los ojos de par en par.

- ¿Y-yo? No no, no yo no...

- ¿No sabes saltar?

Tragué saliva.

- Mierda- Dijo la chica desde el otro lado- Ayudala, no tardarán en llegar.

Tus ojos impactaron contra los míos.

- Está bien, vamos ayá- Lanzaste tu mochila y a continuación la mía- Acércate.

Yo te miré con duda, pero terminé acercándome.

Jamás había hecho algo como esto. Yo era de cumplir las normas. Aunque pasaba mucho tiempo en el aula de castigo, siempre era por cosas como las de ese día, por dejarme los deberes o por mi despiste natural.

Te posicionaste detrás de mí y tus manos fueron hasta mi cintura.

- Vamos, empieza a escalar.

Mi corazón bombeaba descontrolado y no sabía si por la adrenalina del momento o por la cercanía de nuestros cuerpos.

Posicioné mis manos temblorosas en la valla y me impulsé hacia arriba.

Tu afianzaste tu agarre y me ayudaste a subir hacia arriba.

Cuando ya casi estaba en lo alto sentí tus manos en mi trasero y casi me caigo hacia atrás.

Me diste un ligero empujón y por fin estaba arriba del todo.

- Vamos pasa las piernas- Dijiste echando un vistazo a tus espaldas.

Ya se escuchaban voces de profesores cerca.

- Tranquila no está muy alto, puedes saltar- Dijo la chica al otro lado y así lo hice.

Para cuando me di cuenta, tu ya estabas a nuestro lado y los tres cruzábamos la carretera corriendo a toda prisa.

A messy girlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora