Nueve: La fiesta

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Nunca aceptes nada sin saber primero de que se trata.

Te lo digo como consejo simplemente.

Para que no tengas que ir a una fiesta en la piscina, por la noche, en pleno otoño.

Y sí, ahí me encontraba, a las once de la noche en la piscina de Caroline, terminando de preparar las luces, las mantas, los aperitivos, junto a Rachel y Sean.

- Hey, ¿Te echo una mano?- Dijo acercándose este último y cogió del otro extremo de las luces subiéndose a una silla para colgarlas conmigo.

- Gracias, estaba a punto de colapsar- Dije exageradamente a lo que me respondió con una sonrisa.

- Y dime, ¿A dónde fuiste el otro día?

- ¿Qué día?- La pregunta me pilló por sorpresa, pero sabía a qué día se refería y creo que notó mi tensión porque añadió.

- Vamos, sé que no fuiste al aula de castigo porque al terminar la clase pasé por ahí para buscarte y no estabas. Y no volví a verte en toda la mañana así que...¿Dónde fuiste?

Sabía que él preguntaba con toda la buena intención pero sentí que me estaba acusando de algo y luego te recordé y la cosa fue a peor.

Mis mejillas ardían e intenté esquivar la mirada de Sean que esperaba mi respuesta.

- Dylan...¿Qué ocurre?

- Nada- Bajé de la silla- Esto ya esta hecho.

Me di la vuelta para huir pero no se iba a dar por vencido. Me agarro del brazo y me obligó a pararme en frente de él.

- Vale. Al principio pensaba que te habías escondido en algún lugar o algo pero tu reacción me demuestra que no fue así. Ahora me preocupa ¿Qué mierda hiciste?

Levanté la mirada y sabía que me había pillado.

- Salté- Susurré.

Su cara fue un poema. Y después vi como se aguantaba la risa.

- ¿Qué? ¿Tú? ¿Te escapaste?- Su cara burlona me molestó.

- Sí salté y me fui a casa. ¿Algún problema?- Solté a la defensiva cruzándome de brazos.

- ¿Estas hablando enserio?- Su rostro se torno serio de nuevo- ¿Con quién?

- Eso no importa, la cosa es que no quería seguir allí dentro. Me van a expulsar ya lo sé y cuando se enteren mis padres...

- Dylan. No van a expulsarte por faltas leves. ¿Quién te ayudó a salir?

Sus ojos chocaron contra los míos batallando y entonces Rachy llegó sin saberlo a salvarme.

- Vamos a cambiarnos la gente está a punto de llegar.

- Sí claro, vamos- Dije siguiéndola y dejndo a Sean con la palabra en la boca.

Cuatro horas después la fiesta pasaba a un ritmo increíble. La gente corría por todos lados en bañador, bailaba y bebía sin detenerse ni un solo segundo a respirar.

Y yo estaba acurrucada en una hamaca con una manta encima quedándome dormida.

Observaba a mis amigos divirtiéndose. Caroline estaba preciosa y se la veía feliz.

Sonreí por ello.

- Estás mucho más guapa así que cuando lloras- Tu voz.

Me giré sobresaltada para encontrarme contigo, y con tu sonrisa que de nuevo opacaba al resto del mundo. Cursi.

- Tú- Sí, fue lo mejor que se me ocurrió decirte, sencillo, pero significativo. Lo único que pude decir con los nervios aumentando aceleradamente.

- Yo- Dijiste reprimiendo una sonrisa- Entonces... ¿Puedo sentarme contigo?

Dios, sí. Nada me haría más feliz.

Asentí apretando mis manos intentando que no se me notase el temblor por los nervios.

- ¿Y que te trae por aquí? Nunca antes te había visto en una fiesta- Dijiste a la vez que me hacía a un lado para que te sentaras junto a mí.

Noté como tus pupilas estaban algo dilatadas y tu aliento desprendía un ligero olor a alcohol.

- Caroline es mi amiga- Hablé bajito.

- ¿Caroline? No me suena.

- Estás en su casa- Dije abriendo los ojos con sorpresa.

- Ah, genial.

Se formó un silencio algo incómodo para mí y entonces te giraste hacia mí pillándome en pleno análisis de tus rasgos.

Me sonrojé como siempre lo hacía y miré hacia la piscina para ver como Sean se lanzaba haciendo una voltereta hacia atrás.

- ¿Tú no bailas?- Ahí si que me reí bien a gusto.

Me miraste divertido.

- ¿Dónde está la gracia?

- No bailo. No me gustaría arruinar el cumpleaños de mi amiga- Dije totalmente enserio haciéndote reír.

- Está bien. En ese caso nos vemos luego yo iré a mover este cuerpo serrano- Te levantaste de un salto y tras guiñarme un ojo te alejaste.

Esta bien, retiro lo dicho al principio.

Gracias a la fiesta en la piscina, en otoño, por la moche, había podido hablar contigo de nuevo.

Y a pesar de que estaba a punto de sufrir un infarto por esa esporádica conversación, en mi estómago las mariposas danzaban bailes tribales.

A messy girlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora