Capítulo 1

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En los tiempos antiguos en la china imperial, todo era paz, en aquel entonces se dieron varios casos sobre hombres que podían dar a luz como las mujeres.

Eran hombres muy hermosos, en ocasiones más que las mujeres.

En aquel entonces el emperador de la dinastía Xiao, dio la orden que todo aquel niño que naciera con la condición de doncel, sería tomado su género como el de una mujer.

Ya que su apariencia era algo femenina y el simple echo de poder dar a luz los hacía ver muy frágiles a tal punto de quererlos cuidar como lo hacían con las mujeres.

Algunos estuvieron en contra de eso porque a pesar que podían dar a luz ellos seguían siendo hombres, talvez su complexión si era un poco diferente a los hombres normales, según la definición de las personas.

Algunos centímetros de menos altura, cintura pequeña, su rostro fino y suave como los pétalos de una rosa, con una bella sonrisa de ángel, muchos suspiraban y deseaban tener de esposo a un doncel.

Pero a todo esto el emperador no quiso arriesgarlos, por si algún día hubiera una guerra, se escuchaban los rumores que la dinastía Liu, estaba conquistando pequeñas tribus para ponerlos en contra del emperador Xiao Darren.

Pero no hubo ningún indicio que demostrarán que iban atacar por el momento.

En esos tiempos el emperador aún era joven y estaba en su mejor esplendor con su amada emperatriz Yang Mi.

Aún no habían tenido hijos, el añoraba el tener un pequeño niño que con el tiempo le llamara papá, el quería enseñarle de todo y como ser un buen emperador.

Pero no entendían porque su esposa no podía quedar embarazada a pesar del esfuerzo que hacían.

Luego de cuatro años de lucha, de espera, de trabajar arduamente cómo lo decía el emperador Darren, llegó la noticia más esperada para todo el imperio.

La emperatriz Xiao Ming, estaba en la espera del heredero, todo fue felicidad, la ciudad se vistió de gala, lo celebraron a lo grande, el príncipe venía en camino.

El emperador Xiao jamás bajo la guardia, sus fronteras estaban siempre siendo custodiadas.

Cuando la emperatriz casi llega a los nueve meses, las fronteras del lado norte fueron invadidas por Liu Feng y la guerra empezó.

Los soldados del ejército imperial fueron llamados para ir a la lucha y defender a su tierra, muchas mujeres y niños fueron escondidos y protegidos.

El emperador Darren también vestía la armadura para hacerse presente, aunque no debía ir el no dejaría que nadie dañará a su gente ni a su territorio que sería en un futuro gobernada por su adorado primogénito.

A su lado, siendo su mano derecha se encontraba Yang Yang, que por ningún momento lo dejo sólo, eran muy buenos amigos y tenían las mejores tácticas en la guerra.

Se despidió de su esposa con un beso en sus labios y otro en su vientre, diciéndole a su hijo que cuidara muy bien de su madre.

El vientre de la emperatriz empezó a moverse como si el bebé dentro le respondiera a su padre lo dicho.

A la semana que llevaban de guerra, un criado fue en busca del emperador en plena batalla porque su amado primogénito se le ocurrió salir en ese momento.

Aún no era su tiempo, quien sabe el motivo por el cual, el príncipe Xiao, decidió nacer en un día sangriento, en un día donde la ciudad imperial, no pudo celebrar el nacimiento de su nuevo príncipe.

La ausencia y motivación de su emperador hizo falta su ejército, muchos soldados aquel día murieron a manos de la dinastía Liu.

La tierra se llenó de luto, de tristeza y dolor, grandes murieron, héroes que dieron todo por su nación.

El imperio Xiao, aún se preguntan que sucedió ese día luego que el emperador Darren tuviera que regresar con su esposa que estaba en labor de parto, ellos iban ganando.

De un momento a otro todo se volteo, los enemigos sabían sus estrategias, sus movimientos, las provisiones que tenían fueron robadas, en un abrir y cerrar de ojos miles de soldados perecieron.

Los emperadores en medio de su alegría por el nacimiento de su hijo también tenían dolor, su corazón estaba de luto, su nación había sufrido muchas pérdidas, en qué momento todo se volvió un caos.

En ese momento de fragilidad y debilidad, los enemigos aprovecharon que la mayor parte del ejército y guardias estaban en el campo de batalla.

Liu Feng, enemigo del emperador Xiao Darren, invadió el palacio Xiao, para derrocar y darle un golpe de estado al actual emperador.

Ayanga el guardia encargado de cuidar a la emperatriz y al príncipe, protegió con su vida a los emperadores, pero antes de perder la vida le quitó la cabeza a Liu Feng.

La voz se corrió en un instante por todo el palacio y el campo de batalla y los enemigos corrieron como cobardes al ver que su líder había muerto en manos del enemigo.

Por un momento los ciudadanos se regocijaron porque la guerra había Sido ganada y ya no habrían más muerte.

Se llevaron varios meses para poder reconstruir sus tierras, las fronteras fueron siempre resguardadas.

Aquel tormentoso día jamás se olvidó y aún más que ese día marcaba el nacimiento del futuro emperador.

Seis años habían pasado rápido desde aquella tragedia, que marco a la dinastía Xiao y el príncipe creció siendo un hermoso niño lleno de belleza y talento.

Aunque en ocasiones el niño sentía que su padre no lo quería, el emperador desde pequeño empezó a entrenar a su hijo, esa fue razón alguna para que los esposos Xiao pelearán en ocasiones.

La emperatriz reclamaba que su bebé príncipe aún estaba pequeño, pero el emperador siempre decía que los enemigos que tenían nunca veían eso, quería que el fuera fuerte y se supiera defender desde pequeño.

En un pequeño pueblo llamado Luoyang, en tiempos de la guerra, se encontraba una pareja recién casados, que se despedían porque no sabía el señor Wang Yizhou, si regresaría de la guerra.

Su esposo era un doncel, Zoucheng, lo cuidaba con mucha delicadeza, aunque a él no le gustará porque decía que el no era frágil, quería ir con su esposo a luchar por su nación.

Aunque también pensaba que si su esposo muriera el también se iría con el, no podían vivir el uno sin el otro, estaban muy enamorados.

Luego de esa semana de angustia, Zoucheng pudo respirar tranquilo al ver cómo su esposo con sus amigos regresaban sanos y salvos de la guerra.

Sus amigos estaban más que felices al comentar que ellos llegaron sanos y salvos gracias a la inteligencia y estrategia de Yizhou.

Fengmian, Yuchen, Bowen, Ziteng fueron bien recibidos por sus esposas al igual que Yizhou, ellos eran del mismo pueblo casi vecinos, se querían como hermanos, sus esposas se llevaban muy bien.

Con el paso del tiempo todo volvió a la normalidad, se sentía la paz y tranquilidad, ellos eran campesinos se dedicaban algunos a la agricultura otros a la carpintería y así también algunos eran sastres.

A los tres años después de la guerra la familia Wang fue bendecida con la gran noticia que Zoucheng estaba embarazado.

Yizhou dio el grito al cielo y elevó al aire en sus brazos a su amada esposa, lo consentía en todo lo que deseaba, era el mejor regalo que estaba recibiendo en esos momentos.

En aquel entonces los de su pueblo eran pobres y no tenían dinero para pagar un médico de renombre, la esposa de su amigo Ziteng, fue quien asistió en su parto a Zoucheng, la señora Yu.

Ella era una comadrona, tenía experiencia ellos tenían un hijo, su nombre era Zheng Fanxing, que tenía tres años en ese momento, sus padres de cariño le decían tigre, porque cuando estaba enojado inflaba sus mejías y gruñía.

Yizhou abrió los ojos en sorpresa por poco y se desmaya en el momento que la señora Yu, le informo que había tenido un hermoso niño doncel.

Blanco como la nieve, ojos dorados como el sol, sus abultaditos labios color cereza y sus mejillas rellenitas y suaves como el algodón y las nubes, pequeño y frágil, como una muñequita de cristal, habían Sido las palabras de la señora Yu, para describirlo.

Es un ángel enviado a la tierra, un hermoso doncel que un día traerá la paz a esta tierra había dicho en un susurro acariciando el tierno rostro en el niño, en el momento exacto de sus palabras una pequeña, sutil y tierna sonrisita ladina dio el pequeño bebé recién nacido.

En el momento que fue puesto en el pecho y brazos de su madre abrió los ojos y era como ver el paraíso en ellos, cuando sintió la calidez de los brazos de su madre y la dulzura con que le hablo lo hizo abrir sus ojitos y darle la más hermosa sonrisita completa.

Yizhou sintió su corazón acelerado, está fue la segunda vez en que el volvería amar a otra personita que estaba dispuesto a dar su vida por él.

Lo tomo en sus brazos también, quería un varoncito para poder enseñarle todo sobre guerras, la verdad que lo tuvo pero con la misma condición que su madre.

Aunque estaba también más que agradecido con los dioses por esa oportunidad, sabía que su hijo no sufriría lo que muchos sufren al ir a una guerra.

Por una razón se sentía feliz pero a la vez triste porque no sería lo mismo de enseñarle cosas rudas a su pequeño y adorado doncelito.

Los años fueron pasando y el doncelito creció rápido y feliz al lado de sus padres y su único amigo Fanxing, tigre y leoncito, así fue apodado de cariño el castaño.

Fanxing siempre lo protegía, lo consentía, para el era su hermanito, tres años más habían pasado, ahora el leoncito tenía ya seis añitos, le gusta jugar a la guerra y lucha con Fanxing, sonreía dulcemente al ver cómo le gana a un tigre de nueve años de edad.

Un día platicando con su madre le dijo que el quería ser un guerrero como su papi, quería protegerlos a ambos, su madre le había explicado que el no podría hacer eso, porque el no se le era permitió por decreto del emperador enlistarse al ejército, ya que por su condición era visto como una niña.

Lloró, ese día lloro amargamente porque a él le gustaba la adrenalina, le gustaba el Kung fu, la peleas de espada, muchas de cuerpo a cuerpo, le gustaba hacer estrategias para siempre poder ganarle a Fanxing.

Había descubierto que quería ir al ejército con su amigo, aunque esté era todo lo contrario que el no le gustaba la guerra, le tenía miedo a pelear porque sentía que no era bueno, aún así entrenaba por insistencia de su padre.

Ziteng al ver el brillo en la mirada del leoncito y el interés de aprender a escondidas de su amigo le enseñaba a pelear, había visto en el mucho potencial y talento nato para ser un líder, el también sabía de su condición, pero el era uno de esos que estaban en contra de ver a un doncel cómo mujer, ellos tenían la fuerza suficiente para saber defenderse.

Eran aún más fuertes y mejores que un hombre en batalla, ya que sabía todo el dolor que conllevaba poder dar a luz a un bebé, lo había visto sufrir en su esposa, el admiraba a los donceles por esa capacidad.

Wang Yibo, era un hermoso niño de ocho años lleno de alegría, emoción y a la vez picardía le gustaba jugarle bromas a su amigo, así también lo defendía cuando algunos lo molestaban y pegaban, el les da una buena revolcada que ni tiempo de defenderse tenían sus víctimas.

Eso conllevó a qué varias veces fuera castigado por su padre, quien también tenía curiosidad de dónde su hijo había aprendido esas técnicas de combate, podía ver su postura y era la correcta, lo hacía de una manera tan profesional que parecía que había Sido entrenado desde muy pequeño.

Zoucheng se sentía orgulloso de ver a su hijo defendiendo a su amigo, eso significaba que se podía ir tranquilo de saber que su hijo podía defenderse a si mismo, el no había querido asustar a su esposo e hijo, pero desde hacía un tiempo tenía dolores en su pecho y algún problema para respirar.

En aquellos tiempos solo la gente de ciudad podría tener esos privilegios de tener una asistencia médica pero todo era según sus estatus, ellos por ser pobres campesinos no contaban con eso.

Una noche hablo con dulzura y mucho amor con su hijo y esposo, el se estaba despidiendo de ellos, hasta ese momento pudieron ver qué el sufría de esa enfermedad incurable en esos momentos.

Los tres lloraron y se abrazaron fuerte, Zoucheng nunca se mostró débil y frágil ante ellos, siempre demostraba su dulce sonrisa que lo caracterizaba y la cual había heredado su pequeño Yibo.

Esa noche la familia Wang, era embargada por un gran dolor en su alma y corazón, parte de sus corazones había Sido retornado al cielo, esa madrugada del 22 de abril Wang Zoucheng había fallecido de un paro cardio respiratorio .

Demasiado tarde se habían dado cuenta no había nada más que hacer, Wang Yizhou y Yibo habían quedado solos, sin que nadie pudiera aliviar el dolor que sentían en su corazón.

Luego de su velorio y entierro, quedó todo vacío en el hogar y en sus corazones, Yizhou tuvo que ser fuerte y no quebrarse en esos momentos para consolar a su hijo, debía cuidarlo muy bien Yibo era imagen de su esposa, su carácter y condición, su sazón también había Sido heredado por él.

Con el tiempo aprendieron a vivir con el dolor en su alma, se apoyaban, se tenían el uno para el otro, aún así el leoncito siempre se metía en problemas, conforme pasaban los años el iba mejorando sus tácticas de Kung fu.

Una tarde cuando el regresaba de realizar las compras pudo de lejos observar como unos jóvenes eran golpeados por su hijo, defendiendo a un Fanxing que estaba tirado en el suelo quien fue golpeado brutalmente.

Corrió lo más rápido que pudo pero por su edad y quebranto de salud debido a la tristeza por la perdida del amor de su vida, tenía dificultades, ese día su doncelito le rompió el brazo a uno de ellos.

Querían castigar a su hijo con látigo de disciplina había dicho el líder del pueblo, Yizhou perdió su orgullo y se arrodilló ante ese hombre pidiendo perdón en nombre de su hijo.

Wang Yibo sintió que su corazón se le partía al ver frente a el a su valiente padre arrodillado pidiendo perdón y clemencia por él, cuando llegó a casa tuvo una gran reprimenda por ello.

Deberías de parar con esto Yibo, ya no eres un chiquillo para andar metiéndote en problemas, eres un doncel, compórtate como tal - grito enojado Yizhou.


Un Guerrero DoncelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora