Capítulo X

2 1 0
                                    

En la casa de los Bloom, Michael se encontraba reviviendo los recuerdos que tenía con sus hijos al entrar en las habitaciones de los mencionados.
Michael abría cada habitación, empezando desde la de Lía, en donde había un tono lila en las paredes, peluches acomodados en la cama, una mesita de noche con una lámpara de formas divertidas y dos armarios, uno más pequeño que el otro, este último tenía cosas encima como una foto, un trofeo y otro peluche, la imagen contenía a su familia reunida, Lía se veía de unos 4 años, John de 8 y Oliver de 9. Michael sintió un sentido de melancolía pasar por su espina dorsal.
Salió de la habitación y entonces entró a la de John, donde lo primero que sintió al entrar fue una sensación lúgubre y de impaciencia. Mientras Michael miraba los CDs y reproductores de Jonathan podía deducir que su segundo hijo era muy parecido a él, la cama estaba destendida a contraparte de la de su hermana más pequeña, había ropa en el suelo y envolturas de snacks por todos lados. Suspiró en desaprobación y salió para entrar a la habitación de Oliver.
Poco grata fue su estadía ahí, las sábanas y mantas estaban dobladas en un lado de la cama, las almohadas no tenían fundas y todo parecía estar sumergido en un aura de melancolía y ausencia. En su mesita de noche permanecía una imagen de Oliver con sus otros dos hermanos, sucios de lodo, John parecía que tiraba lodo a la cara de Oliver y Lía aparecía corriendo en una esquina de la foto, aún así, todos sonriendo. Michael apretó los labios, sintiéndose culpable. Y lo era.

Salió de la habitación y se disponía a entrar a la habitación de su esposa cuando tocaron la puerta. Michael abrió solo para encontrarse a un oficial.

¿Necesita algo? — Habló Michael.

Señor Bloom, usted está arrestado por presunto homicidio, tiene derecho a guardar silencio, cualquier cosa que diga será usada en su contra. Tiene derecho a un abogado y si no lo puede pagar se le asignará uno. — El oficial habló esposando a Michael y llevándolo hacia la patrulla.

¿A qué se refiere? ¡No he matado a nadie! ¿Dónde está mi esposa? — Michael hablaba con un tono prepotente rehusándose del agarre del oficial solo haciendo que el recién mencionado se detuviera desconcertado.

Su esposa fue encontrada muerta hoy en el lago Pike, dudo que quiera hablar con ella. — El hombre habló con cinismo y volvió a empujar a Michael a la patrulla.

Michael se quedó en silencio después de la declaración. Solo había sido notificado de la muerte de su hijo, no la de su esposa. Sus cejas se juntaron en una expresión de dolor y enojo, se sentía aún peor pero no iba a dejar que eso se interpusiera en su juicio. Estaba dispuesto a declarar a su favor, en su mente quedaba que no había asesinado a nadie, mucho menos a un familiar. Pero en lo más recóndito de su alma él sabía que si hubiera pagado la suma, nada de esto hubiera sucedido.

————————

Por otro lado, la detective Tremblay y su asesor Heimswood iban de regreso a la casa de el recién mencionado, con los niños Bloom detrás del auto. Entonces Leah hizo una señal con su cabeza de que prestara atención y se acercara.

Crees que puedas, ya sabes, cuidar de ellos en lo que interrogamos a su padre? — Leah susurró y miró de reojo a los menores, quienes estaban llorando en silencio en los asientos traseros.

A esta propuesta, Eric asintió con su cabeza y entonces se reincorporó en su asiento.
Al cabo de unos minutos llegaron a la casa de Eric, en donde el recién mencionado y los dos chicos bajaron y se despidieron con la mano de la detective, quien solamente dedicó una última mirada de preocupación.
Cuando el automóvil de la detective se desvaneció a la distancia Eric soltó un pesado suspiro. Rodeo con los brazos a ambos muchachos y los pegó a él.

DesaparecidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora