Desaparecido

Capítulo VII

La detective Tremblay abordó un taxi, este mismo la llevó hasta su departamento y al entrar simplemente se quitó la gabardina, arrojándola a su suerte, al tiempo que quitaba sus botas y las arrinconaba.
Dejó las llaves del departamento en la mesa y buscó entre la alacena hasta sacar una taza y colocarla bajo la cafetera.

— No sé qué me sucede... —Susurró tomándose los cabellos.

Escuchó un lejano maullido que poco a poco se acercó. Sostuvo a aquel gato negro entre sus brazos y acarició por unos segundos hasta que el café estuvo listo. El felino subió hasta el hombro de la mujer, dejando que ésta tomara su café tranquilamente.

Se tiró al sofá, buscando el control remoto por todos lados hasta encontrarlo y encender el televisor. No buscó si quiera secarse un poco.

Oliver Michael Bloom Miller, hijo de Helena Miller y el famoso Michael Bloom, fue encontrado muerto esta mañana en el lago Pike, las autoridades no han mencionado mucho.

Escuchó el televisor, tomó un sorbo y después suspiró, levantándose precipitadamente del sofá, encaminándose directamente al baño.
Al fondo podía seguir escuchando la voz de la conductora, pero era muy tenue.
Abrió la llave del lavabo, levantó la mirada para encontrarse en el espejo con algo inusual, había una silueta detrás de sí, haciéndole arrugar la frente.
Sintió un frío recorrerle la espalda casi obligándola a estremecerse y sacudir su cabeza en un tonto impulso de controlar su mente.
Podía pasarle a cualquiera, quizás estaba cansada o iba de camino a una fuerte fiebre.

— Nos veremos en un rato Baph, por favor no mandes a la mierda mis cosas. —Le dijo al gato, cambiándose de ropa.

Salió de la casa y cerró la puerta tras de sí, guardándose las llaves ahora en el bolsillo de la gabardina que había agarrado minutos antes de salir.
Bajó los escalones del edificio y caminó por la vereda, no habían muchas cosas ahí, simplemente lo necesario, no era una gran "ciudad" en sí.
Su teléfono sonó y de inmediato lo sacó atendiendo la llamada.

— Habla Tremblay.

— Detective, en unas horas le pasaremos los resultados completos de la autopsia, pero cómo ya pudo ver en las noticias, el cuerpo es el de nuestro chico. —Informó a través del teléfono.

— Aún no sé cómo los carroñeros consiguieron esa información antes que yo. — Refunfuñó colgando la llamada de mala gana.

Al caminar un par de cuadras más se encontró al único bar de la ciudad, tenía una pintoresca fachada, tranquila para la vista, pues consistía en varias pinturas de algunos artistas reconocidos del mundo del rock n' roll. Era lindo.
Cuando entró encontró a muy pocas personas, observó el reloj y notó que apenas estaban pasando mediodía.

— Me sorprende que venga por acá. — Dijo el cantinero.

— Uh... Realmente me agrada más beber sola. —Contestó Leah.

— ¿Qué caso la perturbó tanto para venir hasta aquí? — Preguntó nuevamente.

— Bien. —Dijo— Seguramente ya lo vió hace poco, uno de los tres Bloom fue secuestrado y asesinado.— Comentó sentándose en uno de los bancos de la barra— Pero me sorprende tener tanta conexión con el caso.

— ¿A qué se refiere con eso? — Cuestionó pasando un vaso de whisky a la mujer.

— Verás... Ésta mañana pude encontrar el cadaver por un impulso que me atrajo hasta el Pike. No me di si quiera cuenta. — Confesó haciendo una mueca.