Disclaimer: Los personajes y la historia no me pertenecen. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de TouchofPixieDust, yo únicamente traduzco.
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Inuyasha se dio un momento para secarse la lluvia del rostro mientras se sentaba en otro tejado y rescataba gruñendo a OTRA familia atrapada. Ninguno de ellos sabía dónde estaba su Kagome. Ir a un terreno más elevado parecía ser lo inteligente... tuvo que hacer agujeros de un puñetazo en el tejado para dos familias porque se habían quedado atrapadas en su desván.
Uno era aquel odioso Hobo.
—Gracias —se burló Inuyasha del intercambio en su mente—. ¡Por favor, salva a mi preciosa KaGOme! Lo haría yo... pero solo soy un débil humano patético sin nada que ofrecer. —Puede que estuviera recordando mal un POCO de la conversación.
Negando con la cabeza para intentar aclarar las ideas y centrarse en su búsqueda y rescate, Inuyasha se sentó en lo alto de una farola y olfateó el aire. El hedor en el ambiente era abrumador, privando al demonio perro de su mayor activo de rastreo. El agua más abajo estaba marrón y turbia. De vez en cuando, manchas aceitosas coloridas pasaban junto a árboles rotos y basura. Inuyasha podía oler la podredumbre y la muerte. Se puso enfermo y estuvo más desesperado aún por encontrar a su miko.
Terreno elevado. Kagome era lo suficientemente lista para ir a un terreno elevado.
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—Si no callas a ese animal —le siseó una voz—, ¡lo callaré yo por ti! ¡Permanentemente!
Kagome puso la mano protectoramente alrededor de Buyo e intentó calmar al gato aullante en sus brazos. Aunque quería enseñarle desesperadamente a la mujer que no era inteligente amenazar a su familia, Kagome apretó los dientes y condujo a su gato y a su hermano entre las mesas de ropa donada y provisiones personales.
—Intenta encontrar comida para gatos —le dijo Kagome a Souta, esforzándose por sonar amable y no ardiendo de ira, como se sentía por dentro.
Souta asintió y se adelantó corriendo.
—Nadie te va a hacer daño —le susurró Kagome a Buyo—, te lo prometo.
—¡Kagome! ¡Mira! —Souta le hizo un gesto emocionado con la mano—. ¡Encontré comida para mascotas!
Sintiendo alivio porque al menos un problema estuviera resuelto, Kagome acudió al lado de su hermano.
—¡Buen trabajo! —le dijo.
¡Y la verdad era que había encontrado plenitud de cosas para mascotas! Comida para mascotas, correas donadas, arena para gatos y areneros, ¡e incluso medicina para las pulgas! Las lágrimas bajaron por sus mejillas mientras Kagome les daba las gracias a quienes habían donado aquellos artículos. Se arrodilló para examinar las correas para que Souta no pudiese ver sus lágrimas.
Cuando sus emociones estuvieron más controladas, cogió un par de correas y fabricó un arnés para Buyo.
—¡Ahora podemos llevarlo de paseo! —anunció animadamente.
Souta cargó una caja, un poco de arena, comida húmeda y seca para gatos e incluso un cepillo para gatos para meterlo en una jaula grande que encontró.
—¡Qué suerte tenemos! —exclamó mientras empezaba a arrastrar los artículos a la zona que habían reclamado como su nuevo «hogar».
Suerte.
Suspiro.
Bueno... tenía razón. Más o menos.
Habían escapado de la inundación. Se tenían los unos a los otros. Y estaban a salvo por el momento. Había comida y agua disponibles. ¿Era deliciosa? No venía al caso en absoluto. Estaba allí y evitaría que se muriesen de hambre. El cielo sabía que había comido cosas peores durante sus viajes por el pasado.
Kagome llevó lentamente a Buyo de vuelta a su sitio.
—Mm... perdona...
Kagome se detuvo y vio a dos niños de más o menos la edad de Souta.
—¿Sí?
—¿Podemos... podemos pasear a tu gato? —Los niños estaban mirando a su gato con expresión de añoranza. Las lágrimas que empezaban a formarse le dijeron que probablemente tenían un gato... que lo habían tenido.
—Claro —dijo Kagome intentando no llorar y pensar en qué podría haber ocurrido—. Pero tenéis que quedaros donde pueda veros en todo momento. —A regañadientes, empezó a tender la correa... pero sus dedos no la soltaron. ¿Cómo podía confiarle a algún miembro de su familia a unos desconocidos?
—¡Lo prometemos! —dijeron los niños al unísono.
Kagome entregó la correa y ambos niños la agarraron. En cuanto empezaron a caminar, Kagome anduvo justo al lado de ellos. Buyo parecía inclinado a seguir andando. Kagome averiguó por qué cuando dirigió su atención a una bolsa de dulces en un montón de más artículos.
Los niños encontraron los dulces y le dieron alegremente al menos cinco cada uno.
—Vale —dijo Kagome mientras agarraba suavemente la bolsa—. No queremos que Buyo se enferme.
—¡Te quiero, Buyo! —dijo la niña mientras le daba un beso en su cabeza decepcionada.
—Yo también —dijo el niño, que Kagome asumía que era su hermano. Le dio un abrazo al gato blanco y negro. Luego, los niños volvieron alegremente con su madre, quien sonrió mientras sus hijos le hablaban del gato con correa.
Kagome miró a un bostezante Buyo.
—¿Más dulces si sacas más sonrisas?
Tanto si la entendió como si no, Buyo se levantó y empezó a vagar. Kagome conoció a la mayoría de los que estaban en la amplia zona que estaba siendo usada como comedor y a muchas de las personas y demás animales que estaban quedándose en la perrera.
Cuando Buyo hizo saber que estaba HARTO de que lo acariciasen, Kagome lo cogió en brazos y lo llevó de regreso a su nueva jaula. Souta había puesto mantas dentro y le había prestado la misma atención que ella al crear su espacio.
—Gran trabajo —le dijo a su hermano, alborotándole el pelo.
Kagome cogió las cartas que había encontrado antes. Miró a su madre con esperanza, pero su madre estaba demasiado ocupada arrullando con suaves palabras a su abuelo. Kagome miró a su hermano, pero ya estaba demasiado absorto con su juego portátil.
Había sido divertido enseñarle a Inuyasha a jugar a Guerra y al Solitario con cartas. Kagome sonrió ante los recuerdos. Podía ser tan dulce a veces, cuando no trataba de ser intencionadamente detestable. Incluso al jugar a tontos juegos de cartas, intentaba «protegerla».
Inuyasha... te echo de menos...
Kagome descansó la cabeza en sus rodillas mientras las atraía hacia sí y las abrazaba con fuerza. Ella era ahora la protectora. No podía defraudar a su familia.
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Nota de la autora: Siento que haya pasado tanto tiempo sin actualizar. Últimamente ha sido todo un caos. Salud, dolor y algunos problemas de depresión. Nada como una historia sobre una inundación para ayudar con la depresión, ¡¿verdad?!
Además, mi gatito resultó ser el embajador de beneficencia en el refugio. Él (pensaba que era un ella en aquel momento) realmente fue de persona en persona para hacerles sonreír.
Lo peor es que, donde guardaba mis historias, las historias a medio hacer, las notas para las historias y todo lo relacionado con FanFiction, había sido eliminado. Tuve que intentar recordar cómo era esta parte de la historia.
No fui capaz de estar seca en el refugio en días. No paraba de llevar a mis perros para que pasearan fuera bajo la lluvia, porque la persona que teníamos más cerca no paraba de amenazarlo por ladrar. ¡Estábamos todos en la perrera! ¡Los perros ladran!
Por si os interesa, la historia To Play Games es la historia que escribí de ella enseñándole juegos de cartas. La mayoría de mis historias se ubican en el mismo mundo en mi cabeza.
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Cuando cayó la lluvia
Fiksi PenggemarKagome lucha contra un huracán mientras Inuyasha lucha por encontrar a Kagome. Basado en hechos reales. Traducción de When the Rain Fell, de TouchofPixieDust