Cuando cayó la lluvia

Aquí viene el sol

Disclaimer: Los personajes y la historia no me pertenecen. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de TouchofPixieDust, yo únicamente traduzco.

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No fue un sonido lo que despertó a Kagome, fue una sensación extraña.

Cuando la joven miko abrió los ojos, vio a alguien corriendo hacia ella, moviendo los brazos como una estrella de la pista... ¡dirigiéndose DIRECTAMENTE HACIA ELLA!

Antes de que tuviera tiempo de reaccionar, un borrón rojo lo apartó de su vista. Las luces empezaron a moverse de arriba abajo desde la derecha y en la dirección en la que había estado mirando. El sonido de pasos corriendo hizo que se incorporara, aunque se vio cegada temporalmente por las linternas. Kagome vio que un policía le daba una palmadita a un Inuyasha de aspecto muy humano mientras le ponían las esposas al hombre misterioso y se lo llevaban.

—¿Qué pasó? —le susurró Kagome a Inuyasha cuando volvió con ella.

—No dejaron que me encargase de él —se quejó Inuyasha. Luego, se agachó al lado de ella—. Duerme más. Lo necesitas.

No se equivocaba. Kagome no había dormido, no de verdad, desde la mañana en que se había despertado y había encontrado su vida bajo el agua. Así se lo dijo. Inuyasha pareció un poco orgulloso por saber que él era la razón por la que al fin podía bajar la guardia y descansar.

—Preferiría estar despierta contigo un rato —dijo Kagome—. No creo que pueda volver a dormir después de ESO.

Inuyasha gruñó su respuesta. Luego, estiró la mano en su dirección y la ayudó a ponerse de pie.

—Podemos ir hacia allí —dijo usando la cabeza para gesticular en dirección a una de las mesas de la sala principal—. Así seguiremos pudiendo ver el campamento.

Kagome cogió un peine y toallitas húmedas.

—Déjame hacer una parada primero en el baño.

En el baño, Kagome intentó asearse lo mejor que pudo con toallitas húmedas. Una buena ducha caliente parecía algo salido de un sueño en esos días. Intentó pasar un peine por su pelo, pero fue imposible. Le avergonzaba que Inuyasha pudiera verla y olerla así. Entonces, ¡se sintió avergonzada por sentirse avergonzada! ¿Cómo era posible que el pelo de Inuyasha siempre tuviese tan buen aspecto?

Kagome volvió con Inuyasha mientras jugueteaba con su peine. Se sorprendió un poco al ver a Buyo sentado al lado de él, con la correa colgando de la mesa. Supongo que incluso Buyo se siente mejor teniendo a Inuyasha cerca, pensó Kagome con una sonrisa.

Los ojos de Inuyasha no la dejaron en ningún momento mientras caminaba hacia él. Ahora estaba avergonzada por una razón completamente diferente.

—Gracias por encontrarme —dijo Kagome tan pronto estuvo lo suficientemente cerca para que él la oyera.

Inuyasha se estiró hacia ella mientras se acercaba. Le cogió el peine de su mano y tiró de ella para que se sentase a su lado.

—Puedo... Eh... —Fue el turno de Inuyasha de juguetear con el peine—. Date la vuelta —dijo más bruscamente de lo que había pretendido.

Kagome dejó que la girase en la dirección en la que quería que mirase, que era (irritantemente) en dirección opuesta a él. La irritación se evaporó cuando sintió que Inuyasha ponía el peine suavemente contra su pelo. Empezó por arriba, luego se dio cuenta, tras solo un momento, de que eso era un error. Entonces, cogió un mechón y empezó por las puntas.

Kagome se llevó las rodillas contra el pecho y las rodeó con los brazos. Centímetro a centímetro, Inuyasha le desenredó el pelo, deshaciendo nudos suavemente.