No tomó mucho tiempo arribar al Campo Inmortal, tan solo unos cuantos minutos fueron suficientes para llegar a mi destino.
La definición de Campo Inmortal es ambigua. Los humanos llaman así al lugar donde va el fallecido, y donde será juzgado por sus acciones en vida.
Lo que no saben, es que el Campo Inmortal es aquel donde van las personas influyentes, y las Entidades Especiales.
El sitio donde es dirigido el ser humano común, es llamado simple y llanamente "La Otra Vida".
En el Campo Inmortal han terminado personas como los Cuatro Hombres, Zerjhan Cibet, Claude Rite, Musa Svet, Urban Pirovannyy, y muchas otras figuras importantes, como los Nicte y los Daimon.
Al llegar, pude observar a Del junto a mi compañero. Por lo visto, Claude seguía sin aparecer.
—Bienvenida, abejita—Exclamó mi compañero con un tono burlesco.
Del suele ser bastante irascible, sin embargo, su temperamento en el último tiempo ha sido bastante explosivo.
—¿Por qué no se llaman por sus nombres? —Decía Del con una expresión de disgusto extremo.
Mi compañero volteó, y se encontró con la amenazante mirada de Del.
—Hemos jurado que no lo volveríamos a hacer. Ya no somos Khaos Daimon ni Zeus Theos, somos las deidades del paraíso y del purgatorio, respectivamente.
—Hmm, sí... Ustedes son bastante estúpidos, si les soy sincero. Bueno, para hacerlo más simple... O se llaman por sus verdaderos nombres, o eliminaré sus almas—Dijo Del con una mirada severa.
Mi compañero retrocedió ante las palabras de nuestro superior, y asintió un tanto asustado.
—Está bien, Del...
Finalmente, la dura expresión de Del se suavizó un poco.
—De acuerdo, procederemos con el juicio de Hesperis Theos.
Acto seguido, Del chasqueó, y frente a nosotros apareció la antigua Jefa del Octavo Distrito.
Los fallecidos adquieren una "apariencia ideal". Esta apariencia ideal va bastante de la mano con el concepto de juventud.
No obstante, la apariencia ideal de Hesperis no difiere mucho a como era ella antes de su muerte.
Y eso es por su deceso a una edad sumamente prematura...
Me ubiqué donde correspondía: la puerta al purgatorio. Khaos hizo lo propio, y se ubicó en la puerta al paraíso.
Del se aclaró la garganta, y con su habitual tono serio, soltó la misma frase que he oído desde que me convertí en la deidad del purgatorio.
—Bienvenida al Campo Inmortal, Hesperis Hora Theos Ottava.
Hesperis estaba algo intimidada y nerviosa. Miraba hacia todos lados, aunque lo único que podía encontrar, era blancura.
—Yo... ¿Morí? —Decía mientras miraba fijamente a Del.
—En efecto. ¿Te gustaría saber la causa?
—No... Sé perfectamente cuál es...—Exclamó Hesperis mientras se llevaba su mano izquierda a su pecho, seguramente refiriéndose a su corazón.
Del asintió, y volvió a hablar.
—Toda acción que cometiste en vida ha sido observada minuciosamente por los entes llamados vigilantes. La información que ellos poseen fue transferida hacia nosotros para poder juzgarte.
Hesperis miraba el piso, algo desanimada.
Mientras Del hablaba, la amalgama de recuerdos, emociones y acciones, llegaba hacia nosotros.
En sus breves cuarenta y ocho años de vida, Hesperis no cometió ningún acto de malicia.
Ah... ¿Por qué no puede ser así más seguido? Siempre tengo que observar tanta mierda...
Del volteó, y nos miró con una expresión de enojo.
—¿Ya han completado el veredicto?
Khaos y yo asentimos al mismo tiempo.
—¿Y bien? ¿A dónde debe de dirigirse?
Como ella fue alguien pura, me quedé callado. Khaos debe de interferir, él es la deidad del paraíso, y claramente ella merece ir hacia allá.
—Ella debe de ir hacia el paraíso, sin duda alguna—Decía confiadamente Khaos.
—Gracias—Exclamó secamente Del mientras volteaba hacia Hesperis.
Hesperis tenía una mirada bastante asustadiza, aunque desconozco el motivo.
—Señorita, usted ha de dirigirse al paraíso. Cruce esta puerta, y podrá llegar.
Ella soltó unas palabras con una voz algo quebradiza.
—Karl... Mi marido... ¿A dónde se tuvo que dirigir?
Ya veo, esa era su preocupación.
Karl Theos, su esposo, fue juzgado hace siete años atrás. Su vida fue similar a la de Hesperis, privada del pecado.
—Al paraíso, señorita. Usted podrá reencontrarse con él—Contestó Del.
La expresión de Hesperis se iluminó, y rápidamente cruzó la puerta del paraíso.
Luego, ella se desvaneció.
—Qué fácil... Desearía que fuese así de sencillo más seguido—Khaos sonreía.
Del ignoró sus palabras, y se dirigió directamente hacia mí.
—No volverás a bajar, ¿me oíste?
—¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! —Mi voz subió de volumen abruptamente.
—Ya me basta con tener a un imbécil como Claude, no quiero a otro más.
—No es mi culpa que Claude evada su responsabilidad. Tú mismo lo designaste, ¿no?
—Fue una orden del Vigilante, no puedo desobedecer algo como eso—Dijo mientras rechinaba sus dientes.
—Pero... Yo no estoy haciendo nada malo, tan solo observo la actividad de mi descendiente...
Del iba a contestar rápidamente, pero retrocedió, y con una mirada de rendición, me dijo:
—Está bien, pero cuando te diga que tienes que volver, lo harás... ¿De acuerdo?
—Sí, señor.
Habiendo cumplido la tarea, procedí a abandonar nuevamente el Campo Inmortal.
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Todo se trata de balance - Acto 1
General FictionUn arcaico y complicado conflicto deriva en la creación de un mundo utópico, pero a su vez, azotado por las consecuencias de una macabra y fatal guerra que estuvo a punto de exterminar a la humanidad. Vestigios de aquella disidencia aparecen mucho t...