𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐏𝐫𝐨𝐟𝐞𝐬𝐨𝐫| MewGulf

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FLASHBACK ANTEAYER:

❝Mamá, ¿qué se siente estar enamorado? ❞ Pregunta Gulf mientras pela unas manzanas junto a su mamá. Ambos en la cocina tras una mesa. Luz solar tan brillante como el oro alumbrando el área a través dos ventanas.

—Estar enamorado, — Ella lo piensa mostrando una sonrisa nostálgica. Mirando al frente de ellos aunque no haya nada relevante. Seguramente recuerda al único hombre que ha amado durante todos estos años y que siempre amará. —es cuando una persona te entiende, está a gusto contigo así como tú lo estás con ella,

Se entrecruzan imágenes previas de cuando Mew y Gulf se conocieron por primera vez en el aula.

—se sienten como si fueran los únicos en el mundo capaces de entenderse el uno al otro y que si se pierden, — Ella lo mira. Todo el amor del mundo reflejado en esos ojos. Gulf la mira con la misma calidez.

Se entrecruzan ahora imágenes del presente: Gulf cayendo, Mew cayendo para salvarlo.

—se sentirán vacíos. — Dice ella triste en lo último, pero forma una sonrisa bonita. Gulf sonríe besándole la frente. Ríen cariñosos antes de ella desplomar su cabeza en el hombro ajeno y siguen pelando manzanas.

FIN DEL FLASHBACK.

Mew estira un brazo en dirección a Gulf. Desafiando los aires. Queriendo alcanzarlo ya. Lo más pronto posible. Al moreno le salen más lágrimas al ver el sacrificio del profesor. Pero, también, por conocer una de las más grandes mentiras de él.

—¡GULF! — Llama Mew. Lo abraza y intercambia posiciones para él recibir todo el azote. Gulf queda acurrucado en su pecho mientras caen. Hasta hacer una gran salpicada en el océano. Como volcán en erupción. El azote incluso suena. Hasta que, no hay rastro de ellos. Se han sumergido por completo.

Big vuelve a asomarse aferrado al borde. Frenético. —Mew, — Llama desesperado. Los orbes moviéndose de rincón a rincón. Buscándolo con el alma.

No.

Con el corazón.

Su vida pende de él como marioneta a titiritero. Esperaba de todo menos este final desarrollado. Un final trágico tanto para él como para Mew.
—¡AHHHHHHHHHH! — Se tira de rodillas a llorar. Sujetando los laterales de su cabello en puños apretados. La quijada está tan abierta que le duele, pero no encuentra manera de cerrarla sin dejar de expresar dolor. Tan solo grita lo que su alma no puede poner en palabras. Por inercia, agacha el cuerpo completamente hacia enfrente. Cabizbajo. —No, no, no, ¡POR QUÉ! POR QUÉ TE TIRASTE POR ESE IMBÉCIL... — Llora. Tiembla tal cual terremoto. De la cabeza, los hombros, las manos, hasta los pies. Convulsiones involuntarias en su estómago. Haciendo el triple de las contracciones estomacales.

—Por qué lo hice... Por qué...

🂱

Mientras tanto, Davika está en el mismo hospital dónde están tiroteando. Antes de que los ruidos puedan surcar su habitación, ella está sentada en la camilla leyendo un libro. Su madre, está sentada al lado. Vistiendo una bufanda sobre un atuendo muy tapado. Parece vestimenta religiosa. No en el buen sentido. Es una ropa horrorosa.

—Hija, ya va siendo hora de que hables con la policía. Los has estado evitando toda esta semana. — Sugiere cariñosa, colocando una mano sobre los muslos feminos e inclinándose un poco, a ver si la hija le presta atención.

—Mamá, — Suspira teniendo que semi-cerrar el libro, ambos dedos índices de cada mano adentro para que el libro no cierre por completo, y alza la mirada tal cual una duquesa. La madre endereza la espalda mirándola atenta. —ya te dije: necesito tiempo. Aún no sé bien... Lo que ví.