10 ° Final| 2/2

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🂱

Siguiente día
7:00 A. M.

Todos fueron reunidos en el salón de Mew con tal de hablar los planes. Mew sigue enfermo, pero se limpia entre a veces con una toalla. Todos están sentados cuales estudiantes escuchando al profesor. Sin embargo, recién se han acomodado, por lo que Mew aún no ha hablado.

—Primero que todo, quisiera pedirte disculpas, Davika. Lo que le hice a tu amiga no tiene--

—Yo quiero pedirte perdón a ti. — Todos la miran impactados. Ella se mantiene sórdida. Directa sin retracto alguno. Tiene cero arrepentimientos en su alma. El profesor se ve añadido a los estupefactos. —No debimos decir cosas malas de ti. Yo junto a mis amigas. No estuvo bien de nuestra parte. Lo sentimos.

—Sí, — Fon accede en un asentir. —yo también lo siento. Lo decimos de verdad.

—Chicas, no.... Se supone que yo... — Pese el arrepentimiento no le cabe más remedio que aceptar, y penoso, accede. —Perdón.

—De acuerdo. Entonces, ¿qué sugieres? — Pregunta Gulf cruzado de brazos a un lateral.

—Debemos ser cautelosos. Big no es alguien que puede ser tomado a la ligera. Él... Es de las personas más impredecibles, pero capaces que conozco. Aprendió de mí, y yo jamás pude comparar mi nivel de observación con el suyo.

FLASHBACK:

—Big es un idiota bueno para nada.

—¿Por qué es maestro? Solo sirve para hacer recados.

—Nos menea la cola con tal de ser agradable.

Se burlan los maestros en el área de café de una Oficina. Tres maestros reunidos ahí. Dos hombres, una mujer “sofisticada”. Un masculino sentado mientras los otros sujetos están parados en sus pies, cruzados de brazos.

Mew está a una esquina colocando una nueva bolsa de basura. Indiferente, sin embargo, presta oídos. Quién entra por la puerta es Big, sujetando dos porta vasos fabricadas en carbón. En ellas hay cafés calientes recién comprados. Un vistazo cercano denota lo temblorosas que están las manos del recién llegado. Luce nervioso. Poco confiado. Un hombre totalmente diferente a como es ahora.

—C--Chicos, llegue. — Intenta sonreír. Se encoge de brazos mientras parpadea demasiado. Un mal habito no solo por usar anteojos, sino por nervios. Fobia a las personas. Al rechazo. Le sucede a los marginados.

—¡Big! — Se muestran simpáticos. Como si nada. La mujer tras todo, gira con una gracia insuperable, camina cual una duquesa inglesa. Pie tras pie. Hasta agarrar los porta vasos. Es una mujer consciente de su apariencia, pues mira al muchacho confiada. Sabiendo los nervios de tal. Para más confirmación, Big sonríe tembloroso. Colado por ella.

—Eres una dulzura, Big. — La hipocresía con la que habla. Por Dios. La vida es un drama melancólico.

Tan pronto Mew voltea, Big mira por pura casualidad. Permanecen viéndose. Sintiendo alguna conexión. Tal vez... Los males ya despertados en el psicópata pelinegro, llamaban los dormidos en Big. Ambos sentían una sed. Una sed por verlos sangrar a todos. Una sed... Insaciable.

A la hora del almuerzo, Mew entró a su aula. Dónde el profesor almorzaba callado. Solitario. Big alza la mirada todo nervioso apenas siendo capaz de sostener el tenedor sin temblar. Mira expectante al pelinegro. —¡M--Mew! ¿Te puedo ayudar?

—Me gustaría saber si puedo comer. Aquí contigo. — Amablemente informa ese galán, sujetando el envase en una mano. Pecho fornido bien enderezado. Perfectamente posicionado como esos sirvientes ingleses que posaban al margen de los aposentos esperando órdenes.

𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐏𝐫𝐨𝐟𝐞𝐬𝐨𝐫| MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora