Cinco

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La llegada a Seúl fue más rápido de lo esperado para Taehyung, el doncel no era de Nueva York y ya la extrañaba. Se pasó todo el vuelo suspirando y haciendo puchero por tener que volver a su aburrida vida.

Si que le encantó Nueva York como no tienen idea, pero en Seúl tenía a alguien a quien se moría por volver a ver.

Sin quererlo Jungkook ya era parte de su vida, no lo podía evitar. El hombre es una gran persona que a pesar de parecer alguien sin sentimientos y sin empatía es un ser humano dispuesto a ayudar a los demás y a Tae eso le encantaba.

Sonrio por el recuerdo de aquel lindo y sexy castaño.

-Hogar dulce hogar- dijo a la soledad que le recibió de su hogar luego de abrir la puerta.

Ya era media tarde, el sol se estaba escondiendo detrás de los grandes edificios de ciudad y el doncel no le negaba a su cuerpo lo que le pedía a gritos. El pelinegro acomodó todo lo que había en su maleta, sin dejar ningún desorden para luego acostarse y dormir solo un "momento".

El pelinegro había despertado de su larga ciesta de buen humor.

Y como no estarlo si durmió más de 12 horas.

Durmió lo que estaba de la tarde y la noche completa sin que nadie interrumpiera su dulce sueño.

-Buenos días para mi- dijo para si mismo con una sonrisa mientras se levantaba de su cama rumbo a la cocina a preparar un humilde desayuno. Luego de desayunar tomó una relajante ducha y se dispuso a escoger el outfits de ese día, que para su mala suerte era lunes; Primer dia de la semana siempre se merece el mejor atuendo, el problema es decidir por uno.

-Camisa blanca o suéter azul- dijo viendo sus dos opciones sin saber que decidir. -El suéter será mejor, ya se esta sintiendo el frío de navidad.

Después de vestirse, maquillarse algo sencillo que a simple vista no se notará y arreglarse el pelo adecuadamente tomo rumbo a la empresa. Moría por ver a Jungkook y ver el folio que habían creado con las fotos tomadas antes de ir a Nueva York. Entro a el lugar con una sonrisa dirigiéndose a la oficina del jefe y no fue necesario esperar por el pues el castaño ya estaba saliendo de su oficina con su secretaria siguiéndolo.

-Hola Jungkook, como has estad...

-No puedo hablar ahora- Jungkook lo interrumpió de la manera más cortante posible, pasando por su lado sin detenerse a mirarlo solo se fue dejándolo pasmado sin saber que paso.

-¿Que fue eso?- susurro para si mismo mientras iba a su camerino.

Se encerró más de una hora en su espacio en la empresa viendo el excelente folio que habían creado y fue una gran idea que lo hayan dejado en su camerino, porque despyes de lo sucedido con Jungkook no se sentía de muy buen humor para hablar con nadie mas. Mientras cambiaba de página su mente no dejaba de pensar en lo que paso con el castaño; No podía pensar si solo estaba ocupado o ya no quería verlo más y eso le estaba frustrando.

Decidio ir a hablar con el de una vez por todas. poner las cartas sobre la mesas y que cada quien exponga sus interés. No hay que culparlo le gusta que las personas le digan que quieren de el así es más fácil saber cómo debe tratarlo.

Al estar cerca de el gran y solitario cubículo de la secretaria de Jeon, vio a una rubia de voz chillona que exigía ver a Jungkook, no sabía quien era ni le importaba en lo absoluto, pero cuando el castaño salió de su oficina y la chica se le lanzó abrazandolo y besando sus mejillas se paralizó y estaba dispuesto a irse hasta que escuchó a la chica decir:

-Estoy tan feliz por nuestra boda pastelito.

¿Dolor?¿Tristeza? No sabía lo que sentía en ese momento, nunca esparo algo como eso en su miserable vida.

MODA, ELEGANCIA Y OBSESIÓN |KOOKV 💋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora