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Un hotel, un borracho dormido, y un tipo con el corazón roto.
Ochoa no supo cómo terminó así en un par de minutos.

Había llegado a Argentina porque también estaba pasando una mala racha y quería tomarse un respiro, así que Andrés Guardado lo invitó a viajar con él ya que este tenía unos "asuntos" pendientes por resolver en aquel país y sin preguntar por el motivo Ochoa inmediatamente le dijo que sí, después de todo intentaba estar el mayor tiempo posible junto a su amor imposible.

No tenía sentido ¿cierto?. Había estado enamorado de aquel jugador desde que por coincidencia ambos entraran en el mismo año a la selección mexicana, y desde que se dió cuenta de sus sentimientos decidió que nunca se confesaría, sólo lo miraría de lejos porque sabía que no tenía ninguna oportunidad y un rechazo por parte de él, le dolería para siempre.

Y aún sabiendo eso se desmoronó completamente cuándo escuchó la voz de su amado detrás del celular del arquero argentino, simplemente no lo entendía nunca le había contado de él y nunca creyó que podría enamorarse de un hombre, la cabeza le daba vueltas y quería vomitar a pesar de no haber probado ninguna gota de alcohol pero se contuvo porque no quería despertar al número 10 que estaba profundamente dormido justo en el medio de la cama.

-Tch este idiota ni siquiera me dejó espacio, ni creas que voy a dormir en el piso Leo, quiero ver tu cara de sorpresa cuándo te despiertes y veas que junto a ti durmió nada más y nada menos que el mismísimo Memo Ochoa jajaja.

Sonrió para sí mismo y con cuidado arropó al contrario moviendolo ligeramente un poco a la izquierda para que le hiciera un poco de espacio. Desafortunadamente la única habitación que quedaba libre tenía sólo 1 cama.

Decidió solamente dormir para no pensar en nada, estaba agotado de todo. Pero justamente cuándo estaba por quedarse dormido, el tipo a su izquierda se levantó de golpe provocando que cayera al suelo.

-Wey ¡¿qué te pasa?! Casi me muero del susto- expresó Memo con el corazón casi saliéndose de su pecho.

Messi se encontraba en una situación similar, apenas y podía articular alguna palabra y tenía unas ganas tremendas de vomitar por lo que en vez de decir cualquier cosa, salió corriendo en dirección al baño expulsando por segunda vez el alcohol que aún quedaba en su organismo.

-Ey Leo, ¿estás bien? Ten, límpiate con esto.

-¡¿Quién eres tú?!...¿Ochoa? ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Por qué estoy contigo?

-Ahhh, ahora al fin me reconoces eh? Bueno ¿por dónde empiezo? Nunca había estado en una situación tan divertida cómo esta.

-Ve al grano Ochoa.

-Está bien, está bien pulguita, pues resulta...

-No me llames así pelotudo ¿quién te crees?

-Pues Guillermo Ochoa, ¿quién más? Además no tienes derecho a enojarte cuándo hace unas horas tú también me llamaste "ricitos" idiota.

-Eso es mentira, ¿crees que soy un pelotudo? ¿sabes qué? Sólo me iré, no tengo ganas de escucharte más, le hablaré al Dibu.

-Ey para Leo por favor, deja que te explique todo pero por el amor de Dios no le llames a ese imbécil ahora.

-Pero ¿qué cosas dices bobo? ¿Qué problema tenés con Martínez? No me importa nada de lo que digas, le hablaré.

-Leo detente por favor, no quiero saber nada de ese estúpido porque ¡seguramente en este momento está cojiendo con la persona que amo!

Ochoa no lo pudo evitar, las gotas cayeron por sus mejillas lentamente y Messi se quedó atónito por la reacción del contrario, no le gustaba ser malo con la gente pero su paciencia llegó al límite por toda la situación que estaba viviendo, se sintió un imbécil y le dolió el corazón cuándo vio al de rulos llorar y encogerse completamente indefenso.

-Memo... lo siento no quería dañarte, perdón terminé explotando, ¿estás bien? ¿Querés hablar?

Ochoa negó con la cabeza y sin decir más se metió a la cama y se tapó con las cobijas hasta la cabeza para sentirse protegido y consolado. Messi se sentía triste y sin querer arruinar más la situación hizo lo mismo, guardando una enorme distancia entre ambos, intentó dormir pero simplemente no pudo evitar que Ochoa estaba sollozando como un niño pequeño. De repente se giró y miró hacia la ventana dónde pequeñas gotas de lluvia se deslizaban y acompañaban, trayendo consigo el recuerdo de una canción que su abuela le cantaba cuándo era chico y ahora murmuraba en silencio.

"Te voy a cuidar
No llores que mira estás haciendo a Dios llorar
Y sus lagrimas mojan tu cabello, del universo, eres anhelo
Por eso cada vez que veas la lluvia es porque

Se te extraña en el cielo"

Eso de alguna manera relajó y  tranquilizó a Ochoa quién interpretó que Messi estaba cantando esa canción para él.

-Gracias...

Fue la única palabra que dijo antes de darse la vuelta y cerrar los ojos. Messi no sabía porque le agradecía el contrario pero esbozó una pequeña sonrisa cuándo vio que se quedó dormido e hizo lo mismo, tardando poco en lo que los dos jóvenes con problemas similares consiguieron cerrar los ojos y descansar de una vez por todas en aquel apartado lugar que les devolvió un poco la tranquilidad, o quizás era por la compañía del contrario que no se sintieron tan solos atravesando su propio dolor.

‧͙⁺˚*・༓☾𝙍𝙖𝙞𝙣 𝙊𝙛 𝘿𝙤𝙪𝙗𝙩𝙨☽༓・*˚⁺‧͙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora