Después de la marca [Hyunho]

Capítulo 1

No todo es color de rosa después de la marca. Si, aquel acto que te une de por vida a un ser en este universo.

No, de hecho es aún más difícil si no hay amor sincero en ese vínculo.

Minho sabía muy bien como se sentía ser rechazado por quien la luna eligió como su destino, de hecho casi hace un año que muere por ello. Aún más al ya estar más allá que acá, su alfa predestinado le salvó la vida. Le otorgó su marca que los unió hasta el fin.

Pero si no hay amor o al menos un poco de respeto, créeme que eso no es vida, ser rechazado día con día y lo peor del caso no poder mandarlo al cuerno, no poderle gritar todo lo que se merece, no poderte separar por promesas hechas a muchas personas, tanto de morir a de ser fuerte. Es el infierno total.

—Esto es asqueroso— de un empujón aventó el plato al piso, el ruido hizo sobresaltar al castaño, sus manos temblaban. Ya no de miedo, si no de enojó.

¿Acaso no sabía cuánto se había esmerado en hacer la comida? ¿Por qué no tomaba en cuenta lo que sentía?

—Me voy— habló mientras se levantaba de la mesa, Minho permanecía quieto en su lugar —¿No te despediras?— sonrió con malicia al ver a el omega desviar la mirada para no llorar —adiós, mi cielo— besó se mejilla para irse.

El castaño comenzó a temblar aún más, sus manos se hicieron puño, por su cara las lágrimas a mares escurrían. De un momento a otro aventó la mesa haciendo añicos los platos con comida, las ollas salieron volando esparciendo todo su contenido.

A pasos tranquilos fue hacia su habitación, la única de esa casa. Miró el sillón donde siempre dormía, donde hace nueve meses tenía que dormir. Observó la cómoda y amplia cama donde su alfa descansaba, con mucha más lentitud se acercó y se sentó.

No podía odiar ese olor, su ser completo se lo impedía.
Se recostó en el suave colchón, el olor a menta le invadió por completo.

Abrazo fuerte la almohada donde su alfa siempre descansaba.

¿Que tengo que hacer para que me ames, Hyunjin?

Sus manos temblaban, había escrito su amor por su pareja destinada.
Ya lo había encontrado, aunque era demasiado complicado para su corazón  ir y ser valiente para entregar la carta.

Tal vez debió detenerse desde ese día...