Suni yacía acariciando su abultado vientre de siete meses, sonriendo levemente al sentir como su pequeña bebé se movía.
Su esposo, Tae-mo yacía trabajando duramente, pero aún así se tomaba descanso para ver a su esposa y asu pequeña que pronto nacería.
-Estoy segura que será igual a ti-Dijo Young-seo sonriendo levemente.
Suni negó-Quisiera que tenga un parecido a los dos-Dijo ella.
-Buena idea, pero mira como se mueve la pequeña Rosé-Dijo Young-seo, viendo las pequeñas patadas que da la bebé.
Suni hizo una mueca, su pequeña se movía bruscamente.
-Es muy brusca, hace que due-ah-Dijo, esperaba con ansias verla.
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-Tómate un descanso, hijo-Dijo el señor Kang.
Tae-mo puso una mano en su cabello, claro que quería un descanso, quiere estar con su familia.
-Lo deseo, abuelo. Pero, si lo dejo será mucho más trabajo para mí-Dijo el bufando.
-Es bueno eso, pero hay límites-Dijo su abuelo.
-Lo sé, abuelo. Pero no puedo dejarlo así como así, quiero que para el nacimiento de mi hija todo este libre, no quiero trabajar dejando a mi esposa sola sin siquiera ayudarla-Dijo el, soltando un nufido cansado.
-Piensas muy bien, hijo. Serás un buen padre, yo un buen abuelo-Dijo el.
Tae-mo sonrió.
Horas después, ya de madrugada, pudo librarse de tanto trabajo.
Al prender su celular pudo ver los muchos mensajes de su esposa, se sentía un mal esposo, no estaba allí con ella por estar trabajando.
Cómo su abuelo decía, hay límites. Ahí fue en donde lo entendió, primero está su familia.
Sé adentro a casa, aquella que Tae-mo compró con millones.
Sonrió con melancolía al ver a su esposa dormida en el sofá, lo había estado esperando.
Sé quitó los zapatos poniéndose unas pantiflas, se acercó a su amada, acariciando con delicadeza su mejilla.
Suni abrió sus ojos al sentir el suave toque, sonrió al ver a su esposo.
-Volviste-Dijo ella, sentándose.
Tae-mo asintió, sentándose al lado de ella. Acarició el abultado vientre de su amada.
-¿Está dormida?-Dijo al no sentir el movimiento.
-No lo creas, me hará doler en unos momentos-Dijo ella haciendo una mueca.
-Mi pequeña Rosé, cuando quieras moverte hazlo despacio, haces doler a mamá-Dijo, hablándole en susurros.
Los movimientos de la bebé ahora fueron suaves, sonrió al ver cómo su pequeña pudo escucharlo.
-Papá te quiere, cariño-Dijo, besando el vientre.
Lo movimientos fueron delicados, pero fueron muchos. Tae-mo sonrió levemente.
-Te extrañé, mi amor-Dijo, besando mis labios.
Aceptó el beso, uniéndose en el amor que ambos sienten.
Al separarse pegaron su frente, volviendose a besar.El amor que sientes no se acababa, no se podría acabar nunca.
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Nueve meses de embarazo, aquello era un mismísimo infierno para Suni.
No que hablar de los raros antojos, salado y dulce. Mostaza con pepinillos, azúcar con sal y limón. Manzana con queso.
Aquellos, raramente se les hacía delicioso, pero le tomó mucho asco.
Su esposo yacía al lado de ella, abrazando su cintura aún el dormido.
Suni sintió que las patadas fueron más fuertes, soltó un quejido al sentir como un líquido salía por su parte íntima.
Había roto fuente, su pequeña está por nacer.
Dio un grito sollozante haciendo sobresaltar a su esposo que yacía dormido a su lado.
-¡Rosé está en camino!-Dije sollozando.
Tae-mo al entender esa pequeña frase sintió pánico, su pequeña está por nacer.
Ayudó a su esposa a levantarse, corrió a agarra la maleta que ambos habían hecho por las dudas.
La cargó estilo princesa, bajando las escaleras con rapidez, fue hacia la cochera, adentrando a su amada al auto.
Le puso cinturón de seguridad, se adentró al auto, conduciendo con rapidez hacia el hospital.
Había olvidado de detallar, aquellos yacían con pantuflas.
Suni sollozaba ante el dolor que sentía en ese momento, se sentía como si todos sus huesos estuvieran rompiéndose lentamente.
Apretó la mano de su amado, el no sentía dolor, sólo el pánico que se adueñaba cada vez más de él.
Sl llegar, desabrochó los cinturones de seguridad, se salió del auto yendo hacia la pierna de copiloto.
La abrió, sacando a su esposa, allí cargandola.
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-¡No puede dejarla así!-Tae-mo grito.
-Su esposa está en siete de dilatación, aún no puede dar a luz-Dijo el doctor.
Suni sollozana, sentía como su mundo caía, le dolía demasiado.
-Mi esposa está sufriendo-Dijo el.
El doctor negó-No podemos hacer nada, la enfermera estará viendo, si su esposa está en nueve de dilatación es entonces que podrá dar a luz-Dijo el doctor.
Tae-mo quería asesinarlo, tan sólo ver a su esposa tan débil hacia que su mundo cayera.
Suni se levantó, su amado la tenía sujetada, empezó a caminar.
-Debe caminar, hacer un esfuerzo-Decía la enfermera.
Asintió, con ayuda de su amado empezó a caminar, los dolores eran demasiado, no podría aguantar más tiempo.
Soltó un sollozo, se sentía desgarrar.
La enfermera fue a ella, tanteandola.
-¡Camilla once lista!-Gritó.
El corazón de Tae-mo latió con rapidez, cargó a su amada poniéndola en la camilla.
Su pequeña iba a nacer.
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Su amada pujaba con las pocas fuerzas que le quedaban, apretando la mano de su amado.
-Tu puedes, cariño, un poco más-Decía el, mirando entrelágrimas a su esposa.
El llanto chilloso de la pequeña se hizo presente, lágrimas de Suni al escuchar el llanto de su pequeña.
El doctor le tendio a su bebé.
-Rosé-Dijo ella, sollozando..
Aquella linda bebé dejó de llorar al escuchar la voz de su madre, se quedó allí, tranquila sintiendo el olor y la voz de su madre.
-Las amo-Decía Tae-mo.
Rosé sonrió al escuchar la voz de su padre, reconocía aquella voz que la regañaba por hacer doler a su madre.
Movía sus pequeñas y regordetas manos, el padre acarició la mano de su pequeña.Rodeo su pequeña mano alrededor del dedo de su padre. Tae-mo se aguantaba las lágrimas, sin duda ese había sido uno de los momentos más importantes y lindos de su vida.
Familia Kang.
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Lo que alguna vez fuimos. (Propuesta Laboral)
Fiksi PenggemarSegunda parte de "Propuesta Laboral".