11- Odio y escape.

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El plan era simple, luego de tanto pensar en una salida de la cabaña, lo único que tenía que hacer era esperar que él azabache se fuera como todos los días hacía quién sabe dónde.

Al encontrarme sola quitaría las tablas que se encontraban en la ventana del ático y de ahí tomaría las mantas de la cama amarrandolas para hacer una cuerda más larga que me permitiera llegar al suelo sin morir en el intento.

Era eso o quedarme ahí e intentar escapar por una de las dos puertas de la cabaña.

Cosa que sería imposible, por lo que había podido ver, él siempre las traba.

Debido a los continuos abusos todas mis ropas se encuentras desgarradas, no hay ninguna que se encuentre en buenas condiciones.

Pero a decir verdad eso es lo de menos, yo solo quiero salir de aquí.

Por fin, ayer luego de que él entrara a la habitación para que... Hiciera lo que siempre hacía, no pude dormir.

Quería estar al tanto de cuando se fuera para poder iniciar con el plan lo antes posible.

Y al caer la tarde del día que había elegido, trás escuchar que la puerta principal ser cerrada, esperé alrededor de media hora para iniciar quitando las tablas de madera solo con mis manos.

Luego de quitar las tablas utilizando todas mis fuerzas, mis manos me dolían, más no le di importancia, el dolor mental podía ser mucho más fuerte que el físico.

Tome las sábanas y las amarre asegurándome que estás se encontrarán amarradas de manera correcta.

Empujé la cama hacía la ventana y amarre el inicio de mi cuerda improvisada a la cabecera de la cama

Busque cualquier prenda de vestir que no estuviera tan desgarrada y lo único que hallé fue un vestido blanco que estaba rasgado pero estaba tolerable a comparación al resto.

Me lo coloque lo más rápido que pude aguantando el dolor de sentir la tela sobre mi piel.

Gatee sobre la cama y me senté en la ventana y cuando tome la suficiente valentía, empecé a bajar.

Mis manos ardían de la presión que ejercían mis palmas en la tela, sin importar el dolor baje lo más rápido que pude.

Al amarrar las dos mantas aún quedaba un largo tramo por recorrer.

Lo que quería decir que... La caida seria dura pero no sería mortal.

Era como la caída de un piso.

Me solté de la cuerda y sentí como mi cuerpo era jalado por la gravedad hasta que inevitablemente golpee el suelo.

El dolor que sentí en la pierna derecha me hizo gritar.

Me removi en el suelo y por lo que me pude dar cuenta no tenía la pierna rota.

Gracias a Dios.

Solo era un esguince en el tobillo.

Con el dolor aún latiendo en mi cuerpo me levanté del suelo como pude y empecé a caminar con dificultad.

Empecé a volver a sentir esperanzas.

Al fin podría volver a casa.

Cuánto lo deseaba.

Me apresure lo más que pude pero con mi pierna lastimada no avanzaba tan rápido como yo lo hubiera querido.

Camine entre los árboles y la vegetación del área ya que si alguien venía yo podría verlos pero ellos no a mí.

"Asesinada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora