5- Despertando.

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Empecé a removerme incómoda en mi lugar, me sentía un tanto mareada y sumamente pesada, me dolían todos los músculos y tenía la mayor parte del cuerpo adormecido. Empecé a reaccionar y acostumbrarme a la luz.

Por lo que pude ver aún permanecía en el auto la única diferencia es que ahora no me encontraba en el asiento del copiloto, si no que me encontraba acostada en el asiento trasero, traté de moverme y cuando lo hice de lo primero que me di cuenta fue de que estaba atada de pies y manos.

Forcejee con las cuerdas de mis manos sin obtener resultado alguno, lo único que conseguí con mi acción fue lastimarme mis muñecas dejándolas irritadas y rojas por la fricción.

Me asuste muchísimo pero preferí observar mi entorno de manera silenciosa para saber en dónde me encontraba.

Al observar por la ventanilla del carro observe muchos árboles y una amplia carretera de tierra, eso solo quería decir una cosa; el lugar hacía donde hibamos era un lugar poco concurrido.

Traté de grabarme el camino, de recordar si algún día había pasado por aquí y me sorprendí; si sabía hacía donde hibamos.

Este camino conducía a una pequeña cabaña en el bosque, pertenecía a mis suegros la cual fue heredada a mi esposo y a...mi secuestrador.

Sabía dónde quedaba pero también sabía que estaba muy lejos de la ciudad a unas dos horas y media cuanto mucho.

Pensé en todo lo que podría serme de utilidad para escapar pero nada llegaba a mi mente; lo único que sabía era que tenía que sobrevivir a como diera lugar.

(...)

Cuando el vehículo fue bajando de velocidad fue que me percate de que ya estábamos muy cerca de la propiedad.

A los pocos minutos el auto se detuvo completamente y la puerta del piloto se abrió dejando salir al hombre que era mi secuestrador.

De manera rápida decidí que lo mejor que podía hacer era fingir que aún me encontraba dormida, no sé porque, pero eso fue lo único que se me ocurrió en el momento.

El moreno me cargo para sacarme del vehículo mientras yo simulaba que aún me encontraba inconsciente.

Aún con los ojos cerrados sentí como él abría la puerta de la cabaña y me dejaba sobre lo que creo que era el sofá de la sala de estar. Sentí sus pasos alejarse y fue ahí donde me decidí en abrir mis ojos.

Escaneé el lugar por pocos segundos ya que el moreno volvió al interior de la casa después de cerrar la puerta principal de un portazo.

Sentí como el lado libre del sofá se hundía por el peso del hombre que me acompañaba, sentía su mirada clavada en mi rostro mientras me detallaba, y lo que era peor; yo sentía escalofríos al sentir la manera tan intensa en la que me observaba.

Sentí como unos dedos tocaban mi rostro e hize mi mayor esfuerzo para no tensarme con su tacto.

El moreno delineo el pómulo de mi mejilla derecha, lugar en dónde yo había recibido su puñetazo hace algunas horas.

A estás alturas ya debería encontrarse morado.

Él lo tocó con cuidado...como si no quisiera lastimarme.

Como si se arrepintiera de haberme golpeado.

No lo sé, en realidad.

Sentí como retiró sus manos de mi rostro y se levantaba del sofá mientras escuchaba sus pasos perderse de mi audición.

Abrí mis ojos nuevamente y observé todo mi entorno con sumo cuidado, detuve mi mirada en el teléfono de casa que se encontraba sobre la mesa al frente del sofá.

Lo observé con cuidado y di con un pequeño detalle que si no hubiera visto me abría echo creer que podría pedir ayuda.

¡El cable estaba cortado!

¡Ese teléfono no me servía de nada!

Sin cable la línea estaría muerta y sin ella yo no podría llamar pidiendo ayuda.

Pero de algo estaba completamente segura; él había planeado esto.

No fue una decisión arrebatada o simplemente realizada por un impulso.

Él sabía lo que haría y lo que va a hacer a continuación.

Y aunque me cueste admitirlo, eso me asusta muchísimo.

"Asesinada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora