Dilema.

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-Algo para retroalimentar?- Preguntó el alfa cuando estacionó afuera de su casa.

El Omega negó, sin ánimos de compartir algo más.

Esa definitivamente había ganado el primer puesto a la cena más desastrosa que había vivido.


-Bueno, pasemos a la mesa.

-Le agradezco la recomendación, señor Park. Definitivamente leeré la nueva edición de Cadenas y más.

-Que sujeto tan agradable.- mencionó el abuelo, palmeando la espalda del alfa antes de alejarse a tomar su asiento.

De alguna forma, JungKook se había sacado de la manga algunos trucos y se ganó al abuelo Park.

-Lamento que no tengamos una silla apropiada para usted, señor Jeon.

-Por favor llámeme JungKook. Y ésta silla está bien. No tengo problema.- aseguró, sentándose en una de las pequeñas sillitas de los primitos, donde apenas alcanzaba a tomar sus cubiertos para cenar.

No pudo evitar notar, desde que llegó a esa casa, que el tal TaeMin observaba a su cliente de forma insistente.

Y que JiMin evitaba a toda costa voltear a donde estaba sentado.

Definitivamente su profesor de literatura tenía razón. Si observamos atentamente, podremos darnos cuenta de que hay más historia de la que se nos ha enseñado.

Ahora estaba intrigado. Quería saber qué había pasado entre aquellos dos tortolos como para que hubiera esa reacción. Aunque era más por morbo que por interés personal.

De vez en cuando, en su trabajo le gustaba poner en práctica algunos métodos que aprendió durante la carrera de psicología.

-Y… cuentanos JiMin. De dónde se conocen?- preguntó su tío, pasando la canasta de pan.

-Mh? Ahh…-

Malditos nervios. Se le había olvidado hasta cómo articular las palabras. Todos lo observaban y eso no le gustaba porque era muy fácil saber cuando mentía.

-Yo fuí su terapeuta.

-Terapeuta? No sabía que ibas a terapia, hijo.- mencionó su papá, preocupado.

-Nadie.-

Estuvo yendo a terapia mucho tiempo después de terminar con TaeMin.

-Si, fue como amor a primera vista.

-Pero…- su abuela sabía que algo estaba pasando.

-De mi parte, claro. Tuvo que cambiar de psiquiatría porque el anterior se mudó a Japón y en cuanto lo ví entrar a mi consultorio supe que era… que era la persona con quién quería estar.

-Basta…- pidió el menor.

Estaba exagerando mucho.

-JiMin… es un ser maravilloso. ¿Cómo no podría enamorarme de él?- preguntó, sosteniendo su mano como si realmente sintiera las palabras que salían de su boca.

-Hace cuánto se conocen?

-Un año.

-Unos meses.- dijeron ambos al mismo tiempo.

-Un año y un par de meses.- aclaró el mayor.

-Vaya, cuentas los días también muchacho?- comentó como broma el abuelo.- Éste cachorro sí que está enamorado. Pronto va a llevárselo, hijo.-

Comentario que al parecer no gustó del todo.

La cara de TaeMin era difícil de describir, pero la cara del señor Park… Por las lunas de Júpiter. Estaba totalmente descolocada.

Un alfa para navidad ❄️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora