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El Ángel nos conduce tranquilamente por el pasillo oscuro.

-Caleb, tienes que ser muy fuerte para lo que vas a ver, y te advierto, que si intentas regresar a la Tierra, te será muy difícil estar de vuelta al purgatorio, justo como pasó con Carmina.

-Tú y Dios saben por qué regresé- Carmina apunta con el dedo al Ángel.

-Ajá, y por eso hasta siglos después volviste- el Ángel mira irónico a Carmina- Dios nos da libre albedrío, han de saber, ustedes pueden hacer muchas cosas pero igual... usualmente los pecados de castigan... El castigo no son más que consecuencias.

Miro al Ángel fijamente. El Ángel me tira un resplandor a manera de sonrisa.

-Si me estás diciendo que regresar a vengarme sin resultados es un pecado, entonces ya recibí mi castigo, pues - Carmina hace un pequeño puchero.

-Es muy soberbio de tu parte pensar que podías hacer el trabajo de Dios, Él desde hace mucho los mandó al infierno, si es lo que realmente te ocupaba

-¿De verdad?

-Si, créeme que lo han pasado tan mal... A ellos les toca lavar los baños cada 5 segundos. Y son cinco segundos literales. Y no te digo más porque el Patrón no me lo permite, es información clasificada... pero por supuesto que en el Cielo sabemos que pasa en el Infierno.

Carmina sonríe y continuamos avanzando.

-¿Ves esa luz, Caleb?

-S-si

-Muy bien, vamos a ir los tres, solo podemos observar, te dejaré bajar hasta que te lo indique y si es necesario.

-Vale, que en mi caso si le tengo miedo al Jefe de Jefes

-No es para temerle tampoco, pero venga, que si puede hacer lo que quiera. Ahora paremos.

Puedo ver desde arriba la sala de mi casa, mi féretro y las personas en el velorio. Todos mis parientes han asistido, hay olor a café y mi madre llora desconsoladamente. ¿Mi madre... Está... Llorando?

-¡Nooooo! ¡Caleb! ¿¡Cómo es posible que hasta tres días después te hayamos encontrado?- mi madre grita.

Mi madre llora a mares sobre mi féretro. Llora tal vez, lo que nunca habria llorado. La gente sigue llegando con velas largas de cera, derritiéndose en sus manos, y muchas flores para despedirse de mi.

-Ángel, si mal no oí... ¿Dijo que pasé tres días muerto sin que me encontraran? No sentí que hayamos caminado tanto

-Las leyes de la física y cuántica no aplican aquí, pero en efecto, tu familia pasó tres días buscando tu cadáver... ¡Fue muy feo para ellos! De hecho, nos llegaban muchas oraciones para encontrarte.

-Ángel, si no es mucha molestia... ¿Tú crees que mi mamá si me quería en serio o solo llora por compromiso social?

El Ángel me mira fijamente.

-Mira que me haces una pregunta que no entra dentro de mis encomiendas, pero estás de suerte, porque Diosito me deja mostrarle todo el panorama a los difuntos que me encarga para que no se quieran escapar- voltea a ver a Carmina.

-Siento que te estás pasando conmigo- Carmina cruza los brazos.

-No sé quién era el Ángel encargado en su momento, pero supongo que se tomó muy enserio lo del libre albedrío. Pero venga, podemos ver la historia de vida de tu mamá...

El Ángel saca una luz blanca y puedo ver claramente a mi madre de pequeña, en el pueblo, pero no hay tantas casas y cosas como cuando yo estaba vivo.

Las tres noches del conejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora