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En el incómodo silencio que le siguió, Chika no sabía cómo convencer a Shishitani de que unirse con él era lo correcto. No era bueno hablando y tampoco sabía si lo iba a escuchar.

"Oye... No quiero que Shishitani-san muera".

Al final, Chika no pudo pensar en nada más que en hablar sobre sus sentimientos sobre querer ayudarlo:

"Entiendo que realmente te preocupas por mí. Si yo fuera tú y dijeras que quieres sacrificar algo, creo que te rechazaría de la misma manera".

Sin embargo, Chika seguía hablando con su espalda.

"Shishitani, por mi bien, me hiciste el amor muchas veces aunque no estabas de acuerdo ¿No es verdad? ¿No es lo mismo que eso?"

El calor de Shishitani, el calor de su gran cuerpo y sus fuertes brazos, Chika guardó cuidadosamente todos esos pensamientos en un cajón de sus recuerdos y trató de apelar a su razonamiento.

"Si mueres y yo me quedo de brazos cruzados, entonces viviré arrepentido por el resto de mi vida".

En ese momento, Shishitani se dio la vuelta lentamente. Y mirando a Chika, que parecía a punto de ponerse a llorar, comenzó a rascarse la melena como si se sintiera un tanto en problemas.

"Eres astuto".

Le miró enojado, pero sabía que en realidad no lo estaba.

"Por favor, Shishitani-san... Ni siquiera soy un hombre bestia y sin embargo, me abrazaste sin decirme nada. Tal vez es porque yo soy el hijo de la persona que te ayudó."

Chika se precipitó hacia adelante, de rodillas, y se acercó un poco más a Shishitani.

"Pero entonces pasa lo mismo conmigo. Quiero ayudar al hombre que ha sido bueno conmigo hasta hoy. Quiero devolverle el favor".

"No tienes que sentirte en deuda..."

Chika se sorprendió por su respuesta.

"Entonces, ¿Si te digo lo que siento por ti, me harías caso?"

Eliminó sus pensamientos de miedo y de inmediato se aferró a la espalda de Shishitani.

"Si eso quieres, voy a ser honesto."

"¿Chika...?"

No podía ver la cara de Shishitani, pero podía sentir que estaba temblando con fuerza abajo de él.

"Siempre estuve feliz de ser sostenido por Shishitani."

Se enfrentó al león, que olía suavemente a pasta, lo abrazó y tomando todo el aire en sus pulmones, comenzó a decir exactamente lo que pensaba de él:

"Incluso si no le gusto a Shishitani-san, estaba muy complacido al pensar que me querías. Incluso si fue solo por un momento".

Las lágrimas fluyeron cuando notó que, en realidad, se estaba confesando. Era una combinación de miedo y alivio en partes iguales.

"Te quiero muchísimo, Shishitani-san. Me gustas."

Shishitani sacudió los hombros porque era obvio que escucharlo decir eso lo había sorprendido. Después de todo, que fuera una confesión de un humano, a un hombre bestia, debió ser algo aterrador. Sorprendente.

"Chika... Yo no..."

Shishitani, que había estado en silencio hasta ese momento, de repente abrió la boca. Con la cara hacia abajo, extendió su mano izquierda y agarró suavemente, a ciegas, la que se aferraba a su hombro igual a si tuviera miedo de soltarlo.

Bambi se casó con un león. (Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora