capitulo 25

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Maratón 2/2

- Una joven fotógrafa de allí. Vimos su trabajos y nos gustaron mucho. Tratamos de discutir con ella, pero ni siquiera consintió en hablar con nosotros.
- ¿que quiere decir eso?- la exprexion de alex no era de agrado
- pues simplemente eso. Cuando le explique, me colgó el telefono
- ¿sabía a quien representan?- como si aquello lo cambiará todo, chris oculto una sonrisa, al igual que poncho
- si, y me temo que eso no la conmovió en lo absoluto; me atreveria a decir que eso la irritó aún más.
- ¿irritarla?. ¿Quién se creía aquella joven para despreciar a la empresa von ukermann?
- bueno, quizás irritada no es la palabra exacta. Tal vez asustada sería más apropiada.
- ¿vale la pena insistir?
- creo que si. Además, hemos traído algunas muestras de sus trabajos para que puedan juzgar por ustedes mismos. Espero que este de acuerdo.
- ¿y como conseguiste muestras de sus trabajos, si ella no quiso ni discutir el trato con ustedes?
- las compramos en la galería donde exponía. Son trabajos realmente muy buenos.

Con esas palabras, poncho se dirigió hacia una mesa cercana y regreso con una carpeta grande de las que extrajo tres hermosas fotografías en color que miranda había tomado.
Una de ellas era una escena en un parque, con una composición muy simple: se trataba de un viejo sentado en uno de los Bancos, observando los juegos de unos cuantos pequeños. La toma podría haber sido algo sentimental, pero no lo era: era compasiva.
La segunda era una escena en los muelles, en la que la vitalidad de las multitudes que la ocupaban no distraía en lo absoluto la atención del sonriente vendedor de camarones que dominaba el primer plano.
Y finalmente, una conmovedora vista de San francisco al atardecer, hecha del modo en que tanto los turistas como los residentes quieren ver la ciudad.

Alexandra permaneció en silencio por un largo rato, hasta que finalmente asintió con un gesto.
- tienes razón. Vale la pena que sigamos insistiendo con ella.
- Me alegra que este de acuerdo.
- ¿chris?- alex se volvió hacia su hijo, pero este parecía perdido en sus propios pensamientos, mientras miraba las fotografías. Había algo familiar en la calidad artística, en la naturaleza de los temas. No sabía con certeza de qué se trataba, pero todo aquello lo hacía pensar.
- ¿te gustan tanto como a mi?- insistió alex y chris asintió silenciosamente
- alfonso, ¿como podemos convencerla?
- ¡ojalá lo supiera!
- Naturalmente con dinero. ¿Como es esa muchacha? ¿has tenido algún contacto con ella?
- por muy extraño que parezca la conoci en el anterior viaje que hice a San francisco.

Es una muchacha de una belleza impresionante, aunque de un modo casi irreal. Es, agradable cuando quiere serlo y evidentemente inteligente. Era pintora antes de dedicarse a la fotografía, el dueño de la galería me dijo que tiene un especie de patrocinador. Un hombre mayor. Un medico; un cirujano plástico creo que dijo. De cualquier forma, no necesita el dinero. Y eso es todo lo que se realmente.
- Entonces, quizas el dinero no sea la respuesta.
- pero de repente, alex se había tornado tan pensativa como su hijo. Un pensamiento demente eh irracional había pasado por su mente. Tendría que ser una coincidencia, pero ¿que pasaría si...? - ¿cuantos años tiene esa muchacha?
- Es difícil decirlo. Usaba un sombrero muy grande la primera vez que la vi; le cubría mucho la cara. Sin embargo, diría que tiene..., no estoy muy seguro, veinticuatro o veinticinco, quizá. Como máximo veintiséis años. ¿por qué? - alfonso no entendía en absoluto la razón de la pregunta.

- solo pregunto por curiosidad. Te diré lo que haremos, alfonso. Estoy segura que tanto tu como anahi hicieron todo lo que pudieron y es posible que no allá manera alguna de convencer a esa muchacha, pero me gustaría pobrar por mi misma. Déjame los datos y yo me pondré en contacto con ella. De cualquier manera, tengo que ir a san francisco una de estas semanas. Quizá resulte más embarazoso rehusar la propuesta de una ansiana que las de un muchacho joven.
Poncho sonrio ante la referencia a "una ansiana".
Alexandra von uckermann parecía cualquier cosa menos una mujer vieja. Pero su sonrisa se desvaneció cuando miro su rostro.

Alexandra se volvia más pálida a cada momento, y repentinamente se preguntó si no estaría enferma. Pero ella no le dio a él, ni a ningun otro tiempo para preguntar. Súbitamente se levantó y abandono la sala, la reunión había terminado.
- ¡señor uckermann! ¡ su madre... esta...!
Sin embargo, fue fran el primero en reaccionar, corriendo literalmente hacia la oficina con unos asombrados christopher y alfonso pisandole los talones. Y una vez allí, fue de nuevo fran el que supo lo que debía hacerse. El fue el que localizo las píldoras y se las alcanzó con un pequeño vaso de agua, tras lo cual lo condujo con la ayuda de su hijo. Su rostro estaba pálido y parecía tener grandes dificultades para respirar. Por un instante, chris se preguntó, aterrorizado, si estaría agonizando, y sintió las lágrimas asomar a sus ojos. Corrió hacia el teléfono para avisar al doctor wickfield; pero su madre lo detuvo con un leve gesto desde el sofá, y dijo
- No, chris..., no llames... me sucede esto todo el tiempo.

Christopher miro enseguida a francisco. Aquello era una novedad para el, pero no podía serlo para francisco, pues en ese caso no habria sabido donde encontrar las píldoras o que hacer. ¡dios santo! ¿Cuantas cosas habían pasado por su lado totalmente inadvertidas, en los últimos meses?
- no te preocupes. - la voz era aún débil, pero mucho más firme en aquel momento- Estoy bien.
-No estas bien y quiero saber más acerca de todo esto. Mamá... - Christopher estaba decidido a insistir hasta que ella le contará todo.
- esta bien, querido, esta bien. Es mi corazón. Ya sabes que tengo problemas desde hace años.
- pero nunca había sido nada serio.
- bueno, pero ahora lo es- alex era una persona realista- mientras tanto, esas pequeñas píldoras me mantienen funcionando, y me las arreglo. Eso es todo.
- ¿cuanto hace que sucede esto?
- hace ya un tiempo, hace más o menos dos años, pero he empeorado bastante durante el último año.

- entonces quiero que te retires ahora mismo.- Allí sentado, mirando a su madre con preocupación.
- ni lo sueñes, querido. Permaneceré aquí hasta caer muerta. Hay demasiadas cosas que hacer. Además, me volvería loca si me quedara en casa. ¿Que haría durante todo el día? ¿ver comedias en la televisión y leer revistas de cine?
- pues a mi me parece perfecto para ti. O si no, pueden retirarce ambos, casarce y disfrutar un poco para variar.
- ¡Christopher! ¡estas avergonzado a francisco!. De cualquier manera, mi retiro queda fuera de consideración. Soy demaciado joven, enferma o no. Me temo que me tendrán aquí mientras dure.
-entonces, se un poco sensata y deja de viajar. No tienes ninguna necesidad de ir a san francisco; quédate en casa y cuida tu salud.

Ella le contesto con una sonrisa, y luego se levantó y se dirigió hacia su escritorio.
- ahora, señores, me gustaría que se retiraran y dejaran de verme con esa cara de preocupación. Tengo trabajo atrasado que realizar.
- Mamá, voy a llevarte a casa. Al menos por hoy.- Chris la miro con aire decidido, pero su madre sólo sacudió la cabeza.
- No voy a ir a ningun lado. ahora vete, christopher, o voy hacer que francisco te saque de aquí. Quizá me valla temprano, pero no voy a marcharme ahora. Así que gracias por tu preocupación.

Ya sola en su oficina, no dejaba de pensar que no cabía la menor duda acerca de la causa de su ataque. Echo una mirada a su reloj mientras marcaba el número de telefono que alfonso le había dado y lo oyó sonar tres o cuatro veces. No sabía porque pero estaba segura. Lo había estado desde que alfonso comenzó a describir a miranda saviñon.
Era posible que los cambios fueran demaciado grandes. Se preguntó si ella realmente lo sabría. Y entonces mientras se interrogada a sí misma, la muchacha contestó el teléfono.

- ¿Miss saviñon? Le habla alexandra von uckermann, desde Nueva York.
La conversación fue breve, fría y extraña, y al colgar, alex no había descubierto nada que no supiera ya en el momento de marcar. Pero sabría lo demás. Exactamente dentro de tres semanas. Había concertado una cita con la muchacha para las cuatro de la tarde del jueves, tres semanas más tarde. Alexandra marcó la fecha en su calendario... habían algunas cosas que debía decir. Solo esperaba poder vivir aún esas tres semanas.



Fin de la segunda parte del mini maratón bastante largo por la tardanza en subir capítulos.

Espero sus 💬💬💬💬 y 🌟🌟🌟🌟 para saber que piensan respecto a este mini maratón pronto llegará el encuentro entre alexandra y dulce nuevamente después de aquel tedioso trato ¿como creen que será ese encuentro? ¿Que coincidencia no que chris y poncho sientan familiar las cosas respecto a miranda saviñon? Gracias por leer y prometo no ser tan larga la espera para el próximo capitulo.

Gracias por leer

Gise.




LA PROMESA Adaptación VondyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora