capitulo 18

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- chris, ¿que opinas de la mujer que dirige la sucursal de Kansas City de...? - levanto la vista hacia el, que estaba echado en una mecedora de su jardín, y comprendió que no le hacía caso - christopher...

Su mirada continuo fija en el periódico del domingo, bajo el ardiente sol de Nueva York, pero anahi comprendió que tampoco prestaba atención a su lectura.

- ¡chris!
- ¿Eh? ¿decías algo?
- te preguntaba tu opinión sobre la mujer de la sucursal de Kansas City... - pero ya lo había perdido nuevamente- ¿ quieres otro bloody Mary? - pregunto con irritación.
- ¿Eh? Ah, si creo que voy a ir a la oficina dentro de un momento.
- maravilloso
- ¿que se supone que significa eso? - en aquel momento, christopher la miraba directamente
- nada.

- mira, el centro médico de San francisco me va a ocupar durante los dos próximos años. Es uno de los trabajos más ambiciosos del país.
- y si no fuera ese, sería algún otro. No necesitas excusas. Todo bien.
- entonces no lo digas como si tuviera que fichar al llegar aquí.- aparto el periódico con el pie mientras ella comenzo a echar chispas.

- ¿fichar? Llegaste aquí a las doce y media de la noche. Se suponía que íbamos a cenar con los thompson y no me llamaste hasta las nueve y cuarenta y cinco, chris. Tendría que haber salido con ellos, aunque fuera sola.
- ¿y entonces porque no lo hiciste? No tienes porque quedarte aquí sentada, esperándome.

- no, pero sucede que estoy enamorada de ti, así que de todos modos lo haría. En cambio tu no intentas siquiera ser un poco considerado. ¿Que demonios pasa contigo? ¿ Tienes miedo de estar en cualquier lugar que no sea tu escritorio, miedo de que alguien te pueda echar el gancho? ¿ quizá temes que tu también te puedas enamorar de mi? ¿seria tan espantoso que eso sucediera?

- no, seas ridícula. Sabes perfectamente como esta mi agenda de trabajo
- lo se, y esa es la razón por la cual tambien se que la mitad de tus horas de trabajo no tienen justificación alguna. Usas tu trabajo como un escondite como una manera de vivir. Lo utilizas para evitarme. Y para evitarte a ti mismo. - " y a dulce." Pero esto último no se atrevió a decirlo en voz alta.
- eso es ridículo.

Era el mes de septiembre, pero el tiempo aun se mantenía caluroso en Nueva York. Después de las primeras semanas felices de su romance , el y anahi había vivido un verano muy errático. Christopher había pasado la mayor parte del tiempo ocupado con su trabajo

- Además, ¿ que demonios esperas de mi? - continuo él-. Creía que todo había quedado claro desde el principio te dije que bien claro que no quería...
- me dijiste que no querías verte demasiado comprometido, que tenias miedo de que te hirieran. Que no estabas seguro de que si alguna vez querrías casarte. Lo que nunca me dijiste fue que tenias miedo de estar vivo, que tenias miedo de preocuparte por algo; miedo de ser una persona. ¡Christopher, Christopher!, pasas más tiempo con tu dictafono que conmigo. ¡ y probablemente seas más amable con él!

- ¿y que hay de malo en eso?
Anahi sintió un leve escalofrío. En realidad no le preocupaba. Le gustaria llegar hasta él, hacerle sentir su amor. Pero lo negativo de todo aquello era que a chris le importaba un comino. Ella no era dulce; y ambos lo sabían.
Anahi se levantó en silencio y entró en el departamento para que él no pudiera ver las lágrimas que brillaban en sus ojos.

No pronunció una sola palabra mientras christopher permanecía allí, de pie detrás de ella. Lo deseo desesperadamente, pero ya estaba cansada de que él lo supiera y de que fuera capaz de poseerla cuando quisiera. ¡maldicion!, ya era hora de ponerle las cosas más difíciles.

- te deseo, anahi
- como dijiste antes: "¿y que hay de malo en eso?".
- sabes que no puedo soportar ese tipo de presiones. - su voz era tan suave y aterciopelada como su piel.
- no es precion, chris. Lo triste es que no notas la diferencia. ¿Te pasaba lo mismo con ella?
- anahi sintió que sus manos se detenían y sus brazos se ponían rígidos, pero ya no podía dejarlo ella también quería herirlo-. ¿También tenias miedo de amarla a ella? ¿resulta más fácil ahora que esta muerta? Ahora ya no necesitas amar a nadie y puedes pasar el resto de tu vida escondiendote detrás de la tragedia que supone lo mucho que la echas de a menos. Eso lo soluciona todo, ¿verdad? - se volvió para enfrentarse a él, y pudo ver el odio en sus ojos.

- ¿como puedes decir una cosa así? ¿ como te atrevez...? - por un momento, christopher le recordó a su madre, casi tan duro y tan frío como ella. Pero no tanto. Nadie podía igualar a alexandra-. ¿ como puedes cambiar de esa forma las cosas que te dije?

- no cambio nada. Simplemente pregunto. Si estoy equivocada, lo lamento. Pero empiezo a preguntarme si realmente estoy tan equivocada.
Se recostó de nuevo contra la mesa de la cosina, mirándolo fijamente, y él la tomó por los hombros, atrayendola con fuerza hacia sí.

- christopher...

Pero el no pronunció palabra; su boca se aplasto contra la de ella, mientras le arrancaba violentamente el sujetador del biquini; después bajo la mano hacia la prenda inferior, y tiro de ella hasta que cedió inmediatamente a su furia.
En el momento en que ambos se tendían abrazados en el suelo de la cosína, anahi se odio más así misma que a él, pues sabía, en lo más profundo de su corazón, que deseaba ardientemente estar allí. Al menos de esa forma el estaba vivo y le hacía el amor, sin importar lo que aquello le costará. sin embargo, el precio era alto y ella lo sabía estaba pagando con una parte de su alma.

- ¿estas bien? - El debería preguntárselo a ella, pero los papeles se habían invertido. Todo el asunto era algo demencial y anahi lo sabía; pero no parecía capaz de detenerce. Algunas veces se preguntaba que pasaría cuando todo hubiera terminado. Quizá el haría que alfonzo herrera la hechara de la empresa-. ¿Chris?
- ¿Eh? Ah, lo...lo siento, any algunas veces me comporto como un verdadero bruto. - la muchacha pudo ver las lágrimas brillando entre sus párpados.

- bueno, no estoy seguro de poder contradecirte.
- elevó la mirada hacia él con una sonrisa triste y beso la punta de su barbilla-. Pero parece que de todos modos te quiero.
- podrías hacer mejores cosas que esa, ¿sabes? - por primera vez en muchos meses la miró y pareció realmente verla-. A veces me odio por lo que te hago sufrir. Solamente... - no pudo continuar y anahi sello sus labios con un dedo.
- lo se.

Christopher asintió silenciosamente y se levantó, mientras ella lo miraba desde el suelo de la cosina.
- ¿chris?
- ¿si?
- ¿ aún la echas de menos?
Christopher estuvo en silencio un largo rato y luego asintió, con una expresión dolorida en sus ojos. Entonces, sin pronunciar palabra, se dirigió al dormitorio a vestirse.

Anahi se sentó desnuda en unas de las banquetas de la barra de la cosina y pensó acerca de lo que había visto es sus ojos. Cuando Chris volvió a la cosina, la encontró allí, perdida en sus propios pensamientos. La muchacha levantó la mirada sorprendida, y sus ojos expresaron pena cuando lo vio vestido con sus tejanos y una camisa blanca abierta en el cuello. Llevaba la cartera de trabajo en una mano y un suéter en la otra. La cartera era señal que después de todo iría a la oficina, a pesar de ser domingo, y el suéter de que volvería tarde.

- ¿te veré luego? - pregunto, y luego se odio por hacerlo. Estaba pidiendo..., rogando. ¡maldita su alma! Y lo peor de todo era que chris negaba con la cabeza.
- probablemente trabaje hasta las dos o las tres de la madrugada, y después volveré a mi departamento

La situación era irremediable, pero ella no estaba dispuesta a rendirse.
- entonces te veré mañana en la oficina.- hizo esfuerzos para no parecer desdichada, sonriendo incluso mientras lo acompañaba hasta la puerta, pero se alegro cuando él la dejó, con un beso en la frente y sin mirar atrás, pues en el momento que cerro la puerta se echo a llorar. Christopher von uckermann era una causa perdida.







Fin de este capitulo
Que les pareció al final si hubo Romance entre any y chris pero el aun así intentándolo no puede olvidar a dulce y anahi aun enamorada de él se da cuenta de todo pero aun así no se quiere dar por vencida prefiere sufrir, ser masoquista pero seguir atrás de chris

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LA PROMESA Adaptación VondyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora