El reloj parecía marchar incesantemente mientras permanecía sentada en el vestíbulo de la suite del hotel. El balcón le ofrecía una impresionante vista de la bahía, pero alexandra von uckermann no estaba interesada en la vista. Pensaba en la chica.¿que habría sido de ella? ¿Que apariencia tendría? ¿Habría llevado gregson a cabo realmente las maravillas que había prometido dos años antes? Alfonso herrera había visto solo a una extraña cuando conoció a miranda saviñon. Pero ¿que pasaría con christopher...? ¿La reconocería aun si la viera? Además, ¿estaría ella enamorada en quel momento de algún otro, o, como chris, se habría tornado hosca e introvertida?
Esas preguntas hicieron que alexandra pensara otra vez en su hijo, mientras esperaba a aquella extraña que podía resultar la mujer que chris había amado alguna vez. ¿pero que sucedería si no lo era? Podía ser simplemente una extraña, una fotógrafa local que había llamado la atención de alfonso herrera con su trabajo. Quizá su teoría era completamente equivocada. Tal vez...
Cruzo y descruzo nerviosamente las piernas. Se sentía agotada. Había hecho un largo viaje aquella mañana y le habría gustado tener un día de descanso. Pero estaba demaciado ansiosa para postergar el encuentro con la muchacha otro día más. Tenía que saber la verdad.
Miro de nuevo el reloj colocado sobre la repisa de la chimenea y vio que eran las cuatro y cuarto. Las siete y cuarto en Nueva York. Christopher estaría aún sentado en su escritorio, mientras que alfonso herrera ya habría salido. Poncho no era un muchacho serio, como Christopher. Pero, así y todo, era tan infeliz como chris.
¿Había tomado ella la decisión equivocada? ¿Había estado totalmente loca dos años antes? Había exigido demaciado de la muchacha? No. Probablemente no. Ella no era la mujer apropiada para chris, y con él tiempo quizá el encontraría otra. No había ninguna razón para que no fuera así. El lo tenía ciertamente todo: apariencia, dinero, posición... era un hombre con poder y talento, amabilidad y encanto.
Estaba sonriendo para si cuando el timbre de la puerta de la suite interrumpió sus pensamientos. Eran las cuatro y veinticinco. La muchacha llegaba con retraso de veinticinco minutos, pero, secretamente, se alegro del tiempo que había permanecido sola.Alexandra endureció su rostro y se encaminó hacia la puerta.
- ¿Miss saviñon?
- si - asintió miranda con una ligera sonrisa tensa-. La señora uckermann, ¿verdad?
Pero la muchacha ya lo sabía. No había visto a alexandra durante su conversación en aquella noche de mayo a causa de sus vendajes, pero había visto suficientes fotografías en el departamento de chris. Aquella era la mujer que había alterado sus sueños durante dos años ininterrumpidos. La que alguna vez había querido por madre y por amiga, pero que en aquel momento odiaba.
- ¿como esta usted? - alex entendió su mano fría pero firme, y la muchacha la estrecho - ¿quiere pasar, por favor?
- muchas gracias.Ambas mujeres se observaban con interes y cautela. Aquella no era la misma chica.o al menos no parecía serlo. Sabía que podría reconocer en cualquier lado aquella vos destrozada con la que había hecho el trato.
- ¿puedo ofrecerle algo para tomar? ¿Te? ¿Soda?
- no, gracias, señora uckermann. En realidad, solo preferiría...- pero su vos se perdió cuando se miraron fijamente, al haber casi olvidado el pretexto de su encuentro.- lleva un abrigo muy bonito, señorita saviñon. Debe ser ideal para este clima. Siento envidia de la temperatura de que disfrutan ustedes. Acabo de deja nueva York con sesenta centímetros de nieve.
¿conoce usted nueva York?Era una pregunta con trampa y miranda lo sabía, pero podía contestar sinceramente. Ella había vivido en Nueva Inglaterra. De haberce casado con christopher, habria tenido que vivir allí. Pero no lo hizo
- no, no la conozco muy bien. En realidad no me gustan la ciudades grandes.
- Eso es poco difícil de creer. A mi me parece que usted podría adaptarse muy bien a la vida de una gran ciudad.
- Muchas gracias.
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LA PROMESA Adaptación Vondy
Romancechristopher es un joven arquitecto de 26 años de brillante porvenir. dulce, una bella talentosa pintora de 23 años que ah vivido una infancia desgraciada. están enamorados y han prometido quererse para siempre. el día de su casamiento un acontecimie...