II.

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Kara POV.

Siento el fuerte frío erizar toda mi cuerpo aún debajo de mis cálidas cobijas y la suave luz del sol entra por la única ventana de mi habitación y poco a poco parpadeo tratando de volver de mi profundo sueño a la realidad. El pulcro techo blanco pintado de blanco de mi habitación, es lo primero que ven mis ojos y bostezo ampliamente por mi boca por los restos del sueño que aún mantengo apenas entrada la mañana en éste nuevo 25 de diciembre. Veo de reojo la nieve cayendo abundantemente del cielo afuera de mi ventana, y pienso qué es el clima perfecto para pasar todo mi día libre totalmente arrunchada con mis cálidas cobijas en el refugio de mi cuarto, libre de toda la frustrante felicidad de todos los demás en este día.

- Feliz navidad, Kara Danvers.- murmura una voz totalmente desconocida para mí y salgo asustada de la cama por escuchar a alguien en mi habitación, cuándo vivo completamente sola y mi gato está con mi hermano Clark.

Una suave risa llama mi atención hasta la puerta abierta de mi cuarto y jadeo sorprendida y algo asustada por lo que ven mis ojos. Una linda mujer extremadamente blanca está apoyada casualmente sobre su hombro izquierdo contra el marco de mi puerta, mientras que con su otra mano sostiene un pequeño vaso lleno de lo que parece ser leche. Mi corazón late desaforado bajo mi pecho mientras contemplo a esta linda intrusa que está tan cómodamente en mi espacio y vestida tan elegante con un traje a la medida color vino tinto, que abraza su delgado cuerpo a la perfección y jadeo de admiración encontrándome totalmente encantada con el esbelto cuerpo que ella me muestra tan relajadamente, y esos tacones negros sobre los que se sostienen sus pies, podrían fácilmente ser mi perdición. Mi boca se seca ante tal pensamiento por esta desconocida y su tentador cuerpo, me confirman que la mujer frente a mí es verdaderamente real y no es un producto de mis fantasías, porque no hay manera de que mis sueños pudieran formar esos tentadores labios, ni mostrarme esa sonrisa tan inocente contrastando con la fuerza y determinación que muestra todo su precioso rostro y definitivamente nunca habría podido darle esos brillantes ojos esmeraldas, que me miran con tanta determinación.

- Creí qué tardarías más en despertar.- comenta en tono casual, mientras la veo llevar el vaso de leche a su boca y ella traga lentamente todo el contenido del vaso. - ¿Quién eres y qué demonios haces en mi habitación?- le pregunto en tono algo rudo, tratando de salir del ensimismamiento que me causó su belleza. Ella baja lentamente el vaso vacío de su boca y en un parpadeo de mis ojos, desaparece el vaso de su mano. ¿Todavía estaré dormida? Porque lo que acabo de ver definitivamente no puede ser posible. - Soy quién pediste conocer a medianoche.- me responde con su voz rasposa. Mi ceño se frunce al escuchar su explicación y no encuentro ningún sentido a sus palabras. - No he pedido conocer a nadie y mucho menos te dejé entrar a mi casa.- replico y ella asiente brevemente a mis palabras. - Quiero qué recuerdes bien lo que hiciste al llegar aquí y luego tú misma me dirás quién soy.- me responde suavemente y suspiro frustrada por las vueltas que ella está dando para responder a mi sencilla pregunta y juro que sí ella no fuese tan bonita, ya la habría sacado a patadas de mi apartamento. - Gracias por lo de bonita.- murmura y la miro cómo sí le hubiera crecido otra cabeza sobre su cuello. - ¿Cómo supiste lo qué pensé?- le pregunto en un jadeo nervioso por verme descubierta en mis pensamientos sobre ella y siento mis mejillas calentarse de la vergüenza, bajo la divertida mirada que ella posa sobre mí. - Cómo lo supe no es importante, Kara, sólo recuerda hacer lo qué te pedí.- me responde, encogiéndose de hombros. - ¿Cómo es qué sabes mi nombre?- le pregunto algo cohibida y ella sonríe ampliamente al escuchar mi cuestionamiento. - Sé muchas cosas sobre ti, Kara Danvers, y ahora por favor deberías recordar quién soy yo.- murmura y me hace una señal con su mano libre para que yo haga lo que me pidió. ¿Qué recuerde quién es? Imposible y ¿Cómo es qué ella sabe tantas sobre mí cómo me acaba de decir, sí es la primera vez en mi vida que la veo a ella, porque estoy segura qué no la había visto jamás, porque una mujer así es imposible de olvidar.

XXVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora