"¿No serás una princesa Targaryen solo por un caballero?"
"No es cualquier caballero, Harwin es mí caballero y prefiero mil veces ser su esposa que casarme contigo Daemon. Soy la dama de Invernalia, no necesito más título que ese"
[FANFIC DE HOUSE O...
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EL SONIDO DE LAS OLAS golpeando contra la roca era refrescante para Alysanne. El viento con olor marino meció sus cabello rojo al igual que las banderas que sostenían los guardias, la sal le pico las mejillas y sonrojo su piel por el sol. Apoyó su mano en la de Daemon a pesar de que sabía que nada le importaba respecto a la muerte de Aemma.
Ni el cadáver de la Reina ni el de Baelon hacían que Daemon dejará de estar impertérrito. Lo que si recordaba bien el Canalla con expresión rebosante de tristeza era la tragedia relacionada con su madre y la muerte de su hermano menor; Aegon. Podría llamar a su hijo así, o no, traería mala suerte... Todos los Aegon terminaron mal, no permitiría que su cachorro terminará así.
-Si tengo una hija esperó que sea como mi madre. -Daemon confesó en un susurro tirando de sus dedos-. Que prefiera montar a caballo, trepar y pelear con espadas que coser, leer y cantar...
-Espero así sea. -Alysanne si bien no amaba a Daemon comprendía el sentimiento. Ambos no querían casarse pero no tenían más opciones y perdieron a su madre a corta edad. Lady Celia Tully no sobrevivió al parto de su tercer hijo más de siete días.
No tenía ni recuerdos sobre su voz, rostro o personalidad. Lo único constante era que las personas decían que tenía los ojos y el cabello de su madre, una verdadera Tully, insistían en llamarla. Sin más, Rhaenyra Targaryen dijo el primer "Dracarys" que Alys escuchó en su vida, lo más triste, es que no sería el último.
«Voluntad de hierro, hecha de hierro, una Tully, una Stark, pronto Targaryen. En el Trono se sentará un Stark, un lobo...».
-SE PRUDENTE, TE LO RUEGO. -Alysanne se acomodó frente a Daemon, entre los cojines de la cama de él, los aposentos eran preciosos y las sabanas de seda también tenían ribetes dorados.
El Canalla soltó una risita y hundió su cabeza en el regazo de Alys, empujándola a su regazo. Ella acarició los cabellos del platinado, enredando sus dedos. Sabía que si los encontraban así tendrían problemas, no debían estar solos en una habitación sin casarse ya que todos creerían que él le quitó su virginidad, sumado a que era de noche y ambos ya debían estar durmiendo. Su padre no estaría contento y Domeric Bolton podía saltar a armar un escándalo.
No le importó, Daemon, de todas formas fue muy respetuoso con ella. Ahora, luchaba con él para evitar que fuera a beber a uno de los bares con sus hombres para celebrar la muerte de el hijo menor del Rey. Sería demasiado estúpido y arriesgado darle un regalo así con un moño al intriganoico de Otto Hightower.
-¿Si te pido algo me lo darás? -Daemon empezó a juguetear con las lazadas del corpiño de Alys, últimamente le quedaba más apretado, sus pechos habían crecido y el príncipe Targaryen no perdió detalle de lo bella que se volvía su futura esposa. Le gustaba admirarla tanto como lo hacía ser Harwin Strong.
