Capítulo 7

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A pesar de la manera en la que me había despertado esa mañana todo estaba bien.

Eso de desmayarse en el sueño era nuevo para mí... Lauren se dedicó a investigar y tal parece, por lo que encontró, si es posible. No sé exactamente cuanto tiempo padecía de estos extraños sucesos, pero luego de éste me dí cuenta que nadie, siquiera mi familia se había percatado.

Habíamos pasado toda la mañana en mi habitación recostadas en la cama viendo SpongeBob y riéndonos de éste como todas unas niñas pequeñas mientras comíamos los restos pizza que habíamos comprado en algún momento de la noche anterior antes de que todo se pusiera mal... ¿Qué?, ¿a caso creías que estuvimos sin comer en toda la noche? Grave error.

Habíamos decidido comer distintas cosas cada noche que estuviéramos juntas. Llevábamos haciendo ésto desde ya hace casi tres meses. La primera vez comimos past. Habíamos ido a un restaurant italiano -todo estaba muy delicioso-, luego cuando llegamos a casa estabamos aburridas y aún teníamos ganas de seguir comiendo pasta por ello buscamos un libro de recetas en donde nos indicaba cómo hacer pasta. Estubimos hasta las dos de la mañana intentado de hacer la masa, pero como ninguna manejaba el arte de la gastronomía quedó un asco. Lo bueno era que en uno de los estantes de la cocina había un paquete de pasta instantanea en la que sólo debíamos que calentarla en agua hirviendo por unos cinco minutos aproximadamente, también había una salsa en concerba en otro de los estantes de la cocina. Definitivamente no sé cocinar, pensaba. Cabe destacar que la cocina era un caos.

La segunda vez comimos fajitas, pero al contrario de la pasta, esto si sabíamos hacer puesto a que años atras Clara, la mamá de Lauren, nos había enseñado a hacer fajitas -nos quedaban deliciosas cada vez que hacíamos-, pero cuando queríamos hacerlo algo diferente, Angela, la abuela de Lauren y madre de Clara, nos ayudaba y nos decía cómo podía quedar mejor.

La tercera noche comimos sushi, queríamos comprobar que si eramos capaces de preparar algo nuevo, más no nos quedó de otra que ordenar un poco de éste debido a que terminamos tirandonos toda la comida dejando cierta cantidad de ingredientes que sólo nos alcanzaba para dos porciones como para alguien del tamaño de un gato.

La cuarta noche comimos comida peruana.

La quinta vez palomitas de maíz puesto a que nos habíamos puestos a ver una maratón de películas de terror. Allí reconfirmé que Lauren no se asusta por cualquier cosa, no como yo que prácticamente estuve asustada todo el maratón. Lo único bueno de eso fue que cada vez que me asustaba era una escusa para abrazar fuertemente la sin tener que dar explicaciones alguna -por alguna razón me sentía segura a su lado- mientras que ella se reía de mi y me abrazaba aún más fuerte como diciendo no te preocupes, yo estoy aquí.

Y así fueron las siguientes noches en las que estabamos juntas: comíamos comidas poco comunes, extranjera o comida rapida -por lo general la comprabamos ya que casi nunca podíamos mantener un orden en la cocina y tampoco cocinar del todo bien- para nosotras solas.

La noche anterior habiamos ordenado dos pizzas familiares, sin embargo, al recibir las tan deseadas pizzas no eran del tamaño que les habíamos pedido. Lo primero que hicimos fue llamar para que nos pudieran cambiar la orden o nos devolvieran el dinero que hacía la diferencia entre las dos tipos de pizza. Debido a que nos trajeron dos pizzas tamaño medio y no tamaño familiar, la pizzeria, para no tener ningún tipo de problemas, nos regaló las dos pizzas familiares y nos permitieron quedarnos las otras dos pizzas que ya se encontraban en nuestro poder, por lo que terminamos con cuatro, CUATRO pizzas para nosotras solas.

"¡Oh, por Dios!" Se reía "No puedo más" decía aún riéndose "Las rosas son azules"

"Calmate, Lolo" la interrumpí, era increíble que le dijiera que se calmara cuando yo ni siquiera podía estar seria.

I'm addicted to the madness (L.J.) [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora