Llevándote en mis sueños / Henry Cavill

Complicidad ~ 31

Samantha:
Controlar a Damián era cada vez más fácil. Estaba completa y totalmente cegado por los celos y la ira, y sé que haría cualquier cosa por quedarse con Lorenna, lo cual, a mí me convenía totalmente. Ya que quitaría a esa maldita de mi camino para que Henry finalmente se fijara en mí y me amara, o bien, haría el trabajo sucio sin que nadie sospeche de mí.

Le había encargado ir por la ridícula amiga de Lorenna, ya que si ella no entendía nuestras señales, la haríamos decidir y actuar a la fuerza.

Estaba hundida en mis pensamientos cuando Damián entró por la pesada puerta de metal, habíamos encontrado una especie de bodega abandonada a las afueras de la ciudad. Olvidada y sucia, y perfecta, ya que la estuvimos monitoreando por días y nos aseguramos que nadie se le acercaba nunca y tampoco llamaba la atención. Damián entró con Sabine sobre sus hombros. Tenía las manos atadas a su espalda e igual tenía atados los pies. Sus muñecas ya estaban rojas por las ataduras, tenía moretones en sus brazos y hombros y de su frente escurría algo de sangre.

- Diablos, Damián, no pudiste controlarte, ¿verdad?- Dije mientras preparaba unos pedazos de tela para taparle sus ojos y su boca.

- Estaba comenzando a gritar, ¿qué querías que hiciera? No creo que hubiera aceptado a venir conmigo si la invitaba y le decía que iríamos a comer todos felices.-

- Ya ya, no exageres. Buen trabajo. Ahora, ayúdame a taparle la boca a la maldita, aunque bueno, aunque grite nadie la escuchará, pero no quiero soportar sus chillidos.- Yo le tapé los ojos mientras Damián le hacía un fuerte nudo en la boca. Estaba despeinada, y su cuerpo era fácil de manipular como un títere. La amarramos bien a la una pesada y oxidada columna de metal que estaba ahí mismo en el cuarto sin ventanas. Estaba sentada en el piso, con su espalda recargada a la columna y su cabeza caída.

- ¿Sabes qué sigue ahora?- Damián se acercó provocativamente hacía mí. Puso sus manos en mis caderas, yo rodeé su cuello con mis brazos. En fin, él no me interesaba en lo absoluto, pero si quería seguir teniéndolo en mi mano, debía darle sus premios de consolación.

- Esperar a que tu amiga Lorenna nos llame desesperada...- comencé a darle besos en su cara sintiendo poco a poco cómo su cuerpo se relajaba. Lo tenía 100% bajo mi control.

- No sabes cómo me encanta tu instinto.- Colocó sus manos en mis glúteos y me cargó, rodeé su cadera con mis piernas.

- Obtendremos lo que siempre hemos querido.-

Y finalmente comenzamos a besarnos con desesperación mientras nos dirigíamos a otra habitación que habíamos acomodado con un colchón y sábanas para cuando fuera necesario, y en esta ocasión lo era. Cerramos la puerta encerrando con nosotros los gemidos que no tardaron en salir de nuestras bocas.

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Seguro me odian por la tardanza jaja, perdónenme!! Desde enero me he ocupado como loca, pero aquí una nueva actualización. Gracias por seguir apoyando esta historia.