Capítulo 6 (backstory)

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Habían pasado tres meses desde que Revali había conocido a Link, muchacho que había aparecido misteriosamente en la tundra.

Revali no había logrado hacerle decir qué hacía en Hebra. Link seguía envuelto en un aura de misterio, mas había adquirido una calidez que no estaba ahí antes. Acompañaba a Revali a hacer los quehaceres y lo animaba a practicar. En la aldea orni, se había ganado el cariño inconmensurable de sus habitantes. Una mujer le enseñó lenguaje de señas (en el destacó rápidamente) y le obsequiaron ropas adecuadas para el invierno.

A veces, algo parecido a pesar y nostalgia se apoderaba de él, y entonces Link se refugiaba en prolongados silencios.

"Buscaba a alguien," le confió una noche, arrimados cerca de la fogata. "Creo que... era a ti."

"¿A mí?" preguntó Revali, estupefacto, pero Link cayó en un profundo sueño y no respondió. Revali no se atrevió a despertarlo y preguntarle de nuevo. Era un milagro que Link tuviera un sueño pacífico. No decía nada sobre sus terrores nocturnos, pero en la noche, Link se retorcía sobre sí mismo, murmurando cosas en una lengua inteligible. Al rayar el alba, Link amanecía con la frente perlada y bolsas en los ojos. Cuando Revali le preguntaba sobre sus sueños, lo miraba como en trance. Una vez, le respondió: "Fuego. Soñé con fuego, fuego, fuego."

Sus manos temblaron mientras formaban la palabra una y otra vez. "Un hombre y fuego... piedras que caen. Una atalaya. No recuerdo el resto, Revali, no recuerdo. Fue hace una vida."

"No sigas, entonces. Estás a salvo." Revali le contaba que habían hecho durante el día hasta que volvía al presente.

Conforme más tiempo pasaron juntos, Revali aprendió varias cosas de Link. Lo primero era que le gustaba el fuego; podía pasar horas observando las llamas temblar. A veces, Link movía las manos de un lado a otro, y Revali juraba que las flamas las seguían.

Lo segundo era que jamás respondía preguntas sobre su pasado. Revali no sabía si era porque genuinamente no recordaba o porque quería olvidar. Cuando lo interrogaba, su mirada se nublaba y su rostro adquiría la tez de la nieve.

Sin embargo, hace tiempo que Revali había renunciado a conocer su pasado.

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– ¿Estás seguro de esto? – preguntó Revali.

Estaban en el bosque. Las escarchas cubrían las ramas como una red de plata; el suelo era un liso mar blanco. Link colgó su arco de golondrina sobre el hombro y asintió. Usaba la armadura orni y una trenza larga. Revali suspiró y, con unas batidas en el aire, ascendió. Con sumo cuidado, envolvió las garras alrededor de sus muñecas, apretando el cuero suave de sus guantes. A su vez, Link enrolló sus dedos en sus talones.

Sus labios esbozaron una sonrisa y una pequeña exclamación salió de ellos cuando se elevó del suelo. Revali rió en respuesta.

– Aquí vamos – le dijo, batiendo sus alas con toda la fuerza que tenía.

Cruzaron el bosque en unos segundos. La risa ligera de Link, mezclada con las carcajadas de Revali, sacudió las ramas. Los copos de nieve, que caían como lluvia lenta, apenas tenían tiempo de rozar su plumaje antes de ser arrastrados por la corriente de su vuelo. En ese momento, se sintió invencible.

Llevaron a un claro, donde había un cúmulo de nieve. Revali se elevó unos metros más en el aire y soltó a Link.

El hyliano cayó sobre el montón y, como la escupa de las olas, la nieve salió volando en una ola cana. Un conejito, que había estado durmiendo cerca, soltó un chillido de terror. Link lo cargó antes de que huyera y acarició su plumaje blanco, murmurando algo que hizo ronronear a la criatura. Suspirando, Revali se dejó caer junto a Link.

Verloren (Revalink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora