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Su madre los recibió a ambos, invitó a Quackity a quedarse, pero este se negó, escudándose en que debía ir a atender un asunto.

Ese asunto se llamaba Rubius, y su nombre sonaba con una llamada entrante en el celular de Quackity.

Contestó; -voy para allá, ¿quieres que lleve algo?

-Yo, hip, quiero golosinas.

El azabache se extrañó mientras subía al bus y pagaba el pasaje.

Sonaba como si estuviera mareado, y muy relajado.

-Pareces un niño pequeño, te llevaré algo.

-Hip, bien.

Era como si...

-¿Estuviste bebiendo?

-Tal vez

𝗦𝗼𝗿𝗱𝖾𝗋𝖺 | LᴜᴄᴋɪᴛʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora