thirty one

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Quackity entró al hogar sin tocar, era como su segunda casa. Una mujer de mediana edad le saludó, era la madre de se novio.

Se veía muy cansada. -Hola Quackity, Rubius esta en su habitación...- dijo casi en un susurro.

-Gracias, le traje este pan.

-Oh, querido, eres muy considerado. Lo comeré mañana, ahora estoy muy cansada, iré a dormir.

-Que descanse.

Se encaminó al cuarto del rubio, y al entrar lo vio recostado boca abajo.
Suspiró antes de arrojar la bolsa de caramelos sobre la cama.

Rubius levantó un poco la cabeza; -¿amor?

𝗦𝗼𝗿𝗱𝖾𝗋𝖺 | LᴜᴄᴋɪᴛʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora