3. Hogar dulce hogar

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-El estúpido recepcionista dice que no hay cambio, se quedó el jodido billete -dijo Lee Know y se dejó caer pesadamente en el sofá al costado de Jisung.

El viaje había sido largo. Jisung llevaba manejando alrededor de tres horas cuando Lee Know se ofreció a conducir por el resto del camino. Ciento veinte minutos más tarde, se encontraban en el primer hotelucho que hallaron a un costado de la carretera.

-No importa -dijo Jisung con los ojos aún cerrados y los brazos cruzados sobre el pecho. Descansaba en el único sofá de la recepción-. ¿Tienes las llaves?

Como respuesta, Lee Know lanzó el llavero al regazo de Jisung, quien abrió los ojos lentamente. Miró a Lee Know de mala gana pero tomó las llaves sin decir palabra. Se levantó, sujetó su maleta y se dirigió al viejo ascensor para ir directo al piso tres.

-¿Vienes? -preguntó Jisung.

-Adelántate. Iré a buscar un trago y algo mejor que hacer que mirar el techo enmohecido de una habitación de cuatro por cuatro.

Jisung encogió los hombros, asintió y siguió su camino.

***

La habitación, como bien lo había dicho Lee Know, era pequeña. Constaba de una cama individual con una mesita a lado, un baño con regadera a baja presión y un televisor que parecía ser de los años cincuenta. El ligero olor a humedad quedaba sepultado por un aromatizante ambiental de lavanda que tenía una esencia más artificial que un bronceado en invierno.

Jisung se dejó caer en la cama y, pese a la dureza del edredón, su cansancio fue mayor, por lo que su adolorida espalda agradeció ese cambio de postura al primer instante.

Fijó la vista en el techo, pero al percatarse de que estaba haciendo justo lo que Lee Know predijo, se irguió nuevamente. Entrebuscó en su maleta y sacó la libreta y pluma que siempre llevaba consigo. Comenzó a escribir.

La escritura era algo que siempre se le había dado bien. Le resultaba más fácil expresar sus emociones y pensamientos cuando los procesaba con detenimiento antes de decirlos, por lo que plasmarlos en papel era la forma más segura que Jisung encontró de desahogar el torbellino de ideas que podía llegar a ser su mente.

No sabía cuanto tiempo había pasado desde que comenzó a escribir, pero un sonido en la habitación de a lado lo sacó de sus pensamientos.

Los amortiguados pasos de zapatos sobre el piso alfombrado en la habitación contigua atravesaron la fina pared de falso concreto. El nivel en el que estaba se encontraba vacío salvo por las dos habitaciones que Lee Know y él habían rentado. Jisung miró el reloj que colgaba de la pared. Doce veinte A.M. Tardó menos de lo que esperaba, se dijo.

Los resortes de la cama al otro extremo de la pared sonaron al recibir a alguien con un sordo golpe.

-¡Auch! -se quejó alguien. Era una voz femenina.

El primer instinto de Jisung fue sorprenderse. Sin embargo, al recordar quién era su vecino, lo único que pudo hacer fue poner los ojos en blanco. ¿A eso se refería con algo más interesante?

-Lo siento, amor -escuchó disculparse a Lee Know

-Ve más despacio -escuchó decir a la mujer. Jisung casi podía imaginársela, con un puchero en los labios y ojos de borrego degollado. Seguramente miraba a Lee Know desde debajo suyo, las manos de él a ambos lados de la cabeza de ella.

Emperor's Road [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora