Emperor's Road [Minsung]

12: Punto de quiebre - P.2

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-Ven aquí.

Las palabras sonaron más a una orden que a una petición, Jisung se percató de ello. Probablemente tenía que ver con el estado de ensimismamiento en el que se encontraba debido al shock de un evento tan traumático como el que vivió no hace más de ocho horas.

Antes de que Minho le advirtiera no hacer algo como aquello solo por lo que pasó, él ya se lo había reprochado a sí mismo, pero había concluido en algo: no buscaba dormir con Minho esa noche como una solución a sus problemas, sino como un cierre a todo por lo que habían pasado en las últimas semanas.

Era un mes, tres días y seis horas desde que aquel mercenario conocido como Lee Know aceptó encontrarse con él en el río Han sin tener la más remota idea de su plan. Un mes, tres días y seis horas de anhelo constante por rozar sus labios contra los de Minho, recorrer sus hombros con las manos y sentir el peso de su cuerpo sobre el suyo.

Era un hecho, desde el primer momento en que lo vio, incluso en ese bar de mala muerte, la belleza de Minho le había robado el aliento. Las circunstancias no le permitieron pensar demasiado en el asunto, pero desde ese primer encuentro, Jisung se sintió extrañamente atraído hacia aquel hombre.

Y ahí estaba ahora, sin poder creer que ese astuto mercenario al que cientos le temían y unos miles más respetaban a muerte, se encontrara en la misma cama que él, aguardando pacientemente su siguiente movimiento. Era como si esperara que Jisung controlara la situación inconscientemente, pues solo se movía si el menor lo hacía primero.

Minho se acercó un poco más a la cabecera de la cama, donde estaba Jisung, pero no lo suficiente como para lograr tocarse. El mayor mantenía su posición inicial, sentado al borde del colchón. Le daba la espalda a Jisung y solo su cuello era el que se giró para verlo de costado.

Jisung salió de entre las cobijas y gateó unos centímetros hasta encontrarse a la misma distancia que el otro hombre. Sin pensarlo mucho, ni darle tiempo a Minho de hacer lo propio, pasó una de sus piernas por sobre el regazo del mayor, colocó cada una a los costados de los muslos de Minho y se sentó a horcajadas en su regazo. Minho no se movió ni un centímetro, pero Jisung podía ver el subir y bajar de su pecho como resultado de su cada vez más acelerada respiración.

Tenía miedo de ir muy rápido y asustarlo, por lo que en lugar de comenzar con profundos besos en los labios, como normalmente lo haría con cualquier otro chico, Jisung recorrió los brazos de Minho con apenas la punta de sus dedos. Comenzó por la parte interna de sus muñecas, ahí en donde, si apretaba un poco, seguramente sentiría el palpitar del corazón de Minho.

Subió suavemente por sus antebrazos. Le encantaba la forma en la que sus venas destacaban levemente sobre su pálida piel. Siguió ese camino con la yema de los dedos, y pudo ver cómo la piel de Minho se erizaba al tacto. Cuando llegó a los bíceps, colocó sus manos ahí y apretó ligeramente. La sensación era malditamente buena, y ni siquiera había hecho gran cosa.

No se atrevió a ver a Minho a la cara, aún no, por lo que, en su lugar, se inclinó hacia adelante hasta que tuvo acceso al cuello del otro. Olía a jabón barato de hotel -seguramente él mismo tendría esa esencia-, pero por debajo de esto, era su aroma, simplemente a Minho. Restregó tímidamente la punta de su nariz en el costado del cuello del otro, olfateando ligeramente. Escuchó una risilla salir de la garganta del contrario.

-¿Qué estás haciendo? -preguntó Minho.

-Me gusta tu aroma -respondió Jisung.

Su acompañante enmudeció, por lo que Jisung decidió dejarlo ahí y eligió, mejor, plantar un tenue beso sobre ese mismo punto que segundos antes había rozado con la punta de la nariz. Un casi imperceptible jadeo escapó de los labios de Minho, pero fue suficiente para indicarle a Jisung que iba por buen camino.