R O T A // PJ Masks (Ninyu/Nicolén) [RESUBIDA / EN CURSO / EN EDICIÓN]

Capítulo 4: "Estudiando juntos"

   El lunes finalizó tranquilo. El martes, también lo fue. Era miércoles. Uno de los tres días que Nicolás y yo acordamos estudiar.

   Mi alarma me despertó mientras su sonido chirriante parecía querer romper mis tímpanos. Al verme en el espejo de mi habitación, confirmé que las ojeras bajo mis ojos eran evidentes. Tendría que pedirle ayuda a Kyon, ya que ella tenía ese producto mágico (y digo "mágico" entre comillas), que supuestamente mejora tu piel y la deja radiante. Si tan solo existiera un producto para mejorar la vida...

   Hice mi rutina matutina: me duché y me vestí con aquella sudadera ancha color granate, que se había convertido en mi favorita. Luego me puse un pantalón negro y ancho y unas zapatillas a juego con la parte superior de mi atuendo.

   Desayuné junto a mis padres y a Kyon, disfrutando de las crocantes tostadas, el sutil queso crema que se encontraba untado en ellas y de aquel café oscuro, amargo y de ligera espuma. Era raro comer un desayuno en familia, ya que casi siempre todos estaban trabajando.  
   Cuando finalmente terminé de realizar dicha acción, me despedí de mis padres y me fui corriendo a la escuela.

    Al llegar, fui recibida por el portero, el cual me llevaba dos o hasta incluso tres cabezas, quien no tenía ni un solo cabello sobre su cabeza, tenía tez clara, ojos celestes, sin contar que era bastante robusto y vestía una camiseta blanca y un pantalón negro, al igual que su cinturón y sus relucientes zapatos.

— Buenos días, señor portero — Saludé con respeto y amabilidad.

— Buenos días, señorita Ayelén — Me saludó con esa voz gruesa que lo caracterizaba, pero que de igual forma era muy gentil. — Si busca al joven  Nick, la está esperando en la biblioteca, él mismo me pidió que le avise.

— Está bien, muchas gracias — Le agradecí con una leve sonrisa cerrada.

    El portero solo asintió amigablemente. Por mi parte, me dirigí hacia mi destino con tranquilidad, sin esforzarme demasiado al mover los pies.
   No tardé mucho en encontrar a Nicolás, ya que al parecer había reservado un escritorio. Llevaba unas gafas pequeñas mientras leía un libro, y a decir verdad, la sudadera azul marino que traía puesta combinaba bastante bien con su cabello. Al sentir mi presencia, despegó sus ojos de las páginas del libro, mirándome con una expresión indefinida.

— Buenos días, Ayelén Yang — Me saludó en un tono imponente, profesional.

   “Al menos ya no me dice "la chica del terreno baldío"”, pensé.

— Hola — Lo saludé no muy emocionada —, por lo que veo ya te aprendiste mi nombre.

— Ves bien — Dijo ojeando el libro nuevamente. — Apellido de origen chino, ¿no es así?