DanmeiPregCember 2022

18.24-Padre/Madre que se quedo. Bienvenida Del Bebé. Lan QiRen.

Lan QiRen miró escéptico a su sobrino menor.

—¿Eres consciente de lo que esta decisión implica?—Pregunto con la voz atascada.

—Si, shufu.

—No es un accesorio que puedas tener de recuerdo, es un niño.—Repitió.—No puedes arrepentirte dentro de 20 años si no creció como esperabas.

—Lo sé, shufu.—Afirmo.

Con una respiración profunda miro a su sobrino unos momentos en silencio antes de girar su mirada a Lan XiChen y los ancianos de la secta y asentir.

Aunque la decisión del líder de secta ya estaba tomada, aun quería escuchar la opinión de su tío. Todavía podía decir que solo sería aceptado como un discípulo invitado.

Tras algunas formalidades oficialmente Lan Wanji sería el padre del niño que trajo de los túmulos funerarios. Por supuesto, el origen del niño no sería un tema de conversación general.

Tras salir del salón XiChen se acercó a su tío.

—Shufu ¿Por qué insistió tanto en sí WanJi estaba seguro?... ¿Usted se arrepiente de criarnos?—Pregunto con precaución mientras caminaba a su lado.

Eso era una duda que lo perseguía desde lo sucedido en las ruinas de Ciudad Sin Noche. Sabía que entre hacerse cargo de la secta y criarlos, su tío había atrasado el momento de tener sus propios hijos y ahora que WanJi había ido en contra de todo lo que les inculco durante años, y él, bueno, su papel como líder se basaba en intentar no arruinarlo todo más que en intentar avanzar.

Lan QiRen detuvo su caminar y se paró frente a XiChen con el ceño fruncido. Su mente regresando a aquel momento hace tantos años.

QiRen se sentía sobrepasado por todo. Qiheng-Jun había entrado en reclusión dejando todo hecho un desastre y él apenas había comenzado a dar clases. Estaba aprendiendo a dirigir una clase y ahora debía dirigir una secta.

Quería un momento sin los ancianos sobre su hombro así que dijo que quería estar presente durante la llegada del heredero de la secta.

Ahora, al otro lado de la puerta, escuchaba los quejidos de su "cuñada". Creyó que sentiría satisfacción al oír sufrir a la asesina de su maestro y la razón de todos los males que parecían azotarlo últimamente. Pero no fue así. Tampoco sentía ese terror que algunos describían.

Solo estaba ahí. Escuchando. Esperando el momento de escuchar un llanto infantil. Tomándolo como escusa para tener un momento libre.

—Ya casi ¡Puja!—En cuanto las órdenes de pujar llegaron su cuerpo se movió por si solo, abriendo la puerta y asomándose.

Tan solo unos momentos después, menos de diez segundos, comenzó a sonar el llanto y la matrona tenía al niño en brazos. Sintió como si su mente se acalambrara, una extraña sensación recorriendo su cuerpo haciéndolo sentir cálido y débil.

—¿Quiere cargarlo, joven amo?—Pregunto la matrona acercándole el niño ya envuelto en mantas. Extendió los brazos sin dudar, listo para sujetarlo.

—Hola.—Susurro mirando los ojos oscuros. Nunca había sentido algo así, su corazón parecía retorcerse en su pecho, indeciso de sí encogerse o explotar.

—¿Puedo verlo? Por favor, déjenme verlo.—La voz de la reciente madre sonaba débil y apagándose lentamente. Había sido un parto largo.

Dudo por un momento, pero termino avanzando hacía ella con el bebé en brazos.

—Yo voy a criarlo.—Hablo repentinamente firme frente a los ancianos de la secta.—Mi hermano y yo fuimos criados básicamente solo por nodrizas y de esta manera es como él acabó, me aseguraré de que este niño no termine igual.—Repitió las palabras que practico en su mente mientras se dirigía al salón principal.