Hace una semana exactamente se terminaron las clases del tercer año en la universidad, y hace unos tres días exactamente se encontraban viajando en una caravana de dos pisos, se parecía a esos buses de dos pisos, la diferencia con ellos es que éste era un poco más pequeño, pero mucho más lujoso y equipado.
Ya habían parado en los pequeños pueblos para equiparse con comida o simplemente visitarlos y sacarse algunas fotos, pero la primera parada oficial de su viaje era en un parque que se encuentra cerca al bosque, es exclusivamente una parada para caravanas. Allí pasarían la navidad, y sí, hoy a media noche se celebraba la noche buena.
Kiba y Shino, sus amigos, se molestaron mucho hace dos días cuando por teléfono les dijo sobre su viaje. No se lo tomaron muy bien porque creían que los tres se irían de vacaciones juntos, pero al final le desearon buen viaje, que sacara muchas fotos y que siempre estén en comunicación. La idea original era que si ninguno encontraba que hacer por las vacaciones o no tenían planes ya hechas con sus respectivas familias, entonces los tres podrían irse de viaje a algún lugar.
Hiashi, su padre, tampoco estuvo de acuerdo cuando vio la carava aparecerse en su casa en busca de su hija mayor, sino fuera porque él se iba a su viaje de negocios en Inglaterra y no quería que su hija estuviera sola en las vacaciones, no la hubiera dejado ir. Se molestó y todo, pero accedió ya que solo irían mujeres y al igual que Shino y Kiba le dijo que quería una llamada o un mensaje de ella por lo menos una vez al día.
Hanabi, su hermana, acaba de empezar otro año de clases en la secundaria y no estaba en casa para que estuvieran juntas en las vacaciones, ya que ella asistía a un internado que empezaba justo cuando las clases en la universidad terminaban, sus horarios eran distintos, mientras una estaba de vacaciones la otra estudiaba y viceversa.
Pero ¿Cómo fue que aceptó viajar en la caravana con otras siete personas?
La respuesta era simple, quería tener su propia aventura. Sí, sería una buena aventura porque le fascinaba la idea de conocer lugares, ciudades y los respectivos atractivos turísticos de su país. Pero, ¿por qué no lo hizo en compañía de Shino y Kiba? Simplemente porque solo la habían invitado a ella por lo que no podía estar invitando a otros.
—Chicos ¿Alguien puede presionar el interruptor de la luz para el exterior? —se escuchó la voz del conductor.
Ella ahora se encontraba sentada en el sillón de tres junto a la castaña y pelirubia, leyendo revistas, quiso ponerse de pie para atender el pedido del rubio, pero el pálido chico, quien estaba sentado en la silla junto a la mesa plegable ya lo estaba haciendo, así que dejó la revista en su regazo y se inclinó un poco para ver hacia los asientos de conductor y copiloto.
—Naruto ¿Cuánto falta para llegar? —preguntó Ino dejando a un lado la revista.
—Diez minutos —respondió Sakura por él.
Sakura era la novia de Naruto, y exactamente no sabía cuanto tiempo estaban juntos. Según sabía, ese motorhome era de los padres del rubio, tenía sentido porque Minato fue uno de los ex gobernadores de Konoha, así que era claro que su familia tenía dinero.
Hinata conocía a Ino y Sakura porque estudiaban lo mismo y llevaban un par de materias juntas. Ambas eran un año mayor y eran mejores amigas. No sabía a ciencia cierta si ellas la consideraban su amiga, pero ella tampoco las consideraba amigas, amigas, ya que solo hablaban de temas médicos o cuando se necesitaban grupos de tres para entregar un trabajo Ino siempre la incluía con ellas.
—¿Quieren algo de beber?
Hinata pudo ver al chico pálido parado frente al refrigerador sacando algunas bebidas.