Capítulo 64

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¿Esto es el cielo?

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El viejo mayordomo seguía preguntándose si el conejo debía asarse o hacerse en escabeche. Cuando levantó la vista, vio que la señora el joven amo estaban pálidos y, por lo que parecía, temblaban.

El viejo mayordomo le ofreció sus cuidados: "¿Tienen frío?"

Xia Chu se secó el sudor frío: "No, no tengo frío."

Da zai miró sombríamente al mayordomo y señaló encogido a sus hermanos menores: "Abuelo, ellos... son mis mascotas, no comida."

La sonrisa perfecta del viejo mayordomo vaciló.

Dios mío, ¿qué había dicho?, tratar a las mascotas del joven amo como comida a primera vista, eran realmente grosero...

La mente del viejo mayordomo se quebró un poco y una serie de palabras rencorosas pasaron por su mente, ¡pero a un mayordomo profesional no se le permite entrar en pánico!

Rápidamente se estabilizó, con la sonrisa rígida pero intentando mantener una curva perfecta: "Así que es así."

"Así que joven a...¿los criaste?, no es de extrañar que sean tan bonitos."

El viejo mayordomo estuvo a punto de decir "joven amo" pero de detuvo justo a tiempo para no llamar la atención.

Los conejos se asustaron y se escondieron en los brazos de Da zai, ya no tenían tan buen aspecto como hace un momento.

Wuwuwu, ¡la casa del padrino da mucho miedo!

......

Un escalofrío recorrió de repente la espalda de Yan Shiqing mientras almorzaba.

Con el cuchillo y el tenedor, corto el filete a término medio y se lo llevó a la boca. Su postura era tranquila, sus ojos ansiosos y, al cabo de un momento no pudo resistirse a mirar a la cocinera: "¿Cuánto tiempo lleva Baye afuera?"

"El mayordomo Baye lleva poco tiempo afuera," - Dijo la cocinera, dirigiéndole una mirada amable: "así que puede estar tranquilo."

Yan Shiqing tomó un sorbo de vino tinto para reprimir el shock y, tras una pausa, dijo: "No estoy nervioso."

La mirada de la cocina se volvió de repente más amable y se inclinó: "Tiene razón."

Afortunadamente, este calvario no duró mucho. Hubo un pequeño movimiento en la puerta, y Yan Shiqing levantó la cabeza, con la mirada fija en la puerta.

En la puerta se habían prepado dos pares de pantuflas blandas, unas grandes de peluche con una bola redonde en el talón que se balanceaba hacia arriba y abajo al caminar y otras de osos sonriente con dos orejas que se agitaban y sonaban al caminar.

Los preparo especialmente el mayordomo tras preguntar por adelantado las personalidades de la señora y el joven amo.

Xia Chu y Da zai quedaron muy satisfechos, pero fue el viejo mayordomo quien se sintió un poco arrepentido y contrariado con las zapatillas de oso, su hubiera sabido que al joven amo le gustaban los conejos, hubiera preparado unas pantuflas de conejo para él.

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