24. Pasar la página

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Salir con alguien mientras tratas de olvidar a otra persona es... complicado.

Salir con alguien mientras tratas de olvidar a otra persona y ese alguien también, lo es el doble.

Pero tomando en cuenta que estamos justamente donde parece que deberíamos estar, no debería ser tan jodido.

Ignoramos los fantasmas del pasado en ese momento y sorprendentemente la noche sigue sin más.

Nadie está llorando, nadie está hablando de esa persona que quiere olvidar y nadie parece recordar siquiera que nos pasó eso porque ambos estamos probando varios cocteles de degustación como si nada.

- No me gustó el de café - hace una mueca.

- Tampoco a mí, no debimos confiar en algo llamado Ruso Negro - estoy de acuerdo - Pero la cerveza de toronja estuvo INCREÍBLE.

- Me quedo con el Mai Tai - asegura.

- Eso tenía como cuatro rones diferentes, vas a terminar con gastritis - me río.

- Isaza dice que hay que atreverse a probar cosas nuevas siempre que te hagan sonreír - me saca la lengua como un niño.

- Isaza tiene una novia chef ¡No cuenta lo que él diga sobre probar cosas nuevas!

- ¡No es su novia! Están saliendo.

- Ah claro, el novio eres tú, se me olvidaba.

- Quisiera llevarte la contraria pero el daiquirí de maracuyá me está llamando - dice probando otro de los vasitos bebiéndoselo de un jalón.

- ¡Oye yo quería probar ese y solo nos enviaron uno! - me quejo genuinamente.

- Todavía estás a tiempo - me dice acercándose a mí, estamos tan cerca que casi puedo probar el trago solo de olerlo a él.

- ¿Ya se emborrachó señor Villamil? - digo sin moverme un solo milímetro poniendo a prueba su resistencia.

- ¿Yo? Jamás. Pero ya que me quedé con la duda de cómo sabía el ron blanco con naranja de sus labios, no quiero que le pase lo mismo, señorita Torres. - se acerca un poquito más y nuestros labios casi se rozan pero solo dura un segundo porque él vuelve a sentarse erguido sobre su asiento - Solo quería ser educado pero ya que no me deja...

- Me parece algo atrevida esa insinuación para una primera cita - le digo divertida.

- Entonces tendré que considerar robarte el beso que tanto esperaba obtener hoy... O secuestrarte hasta que me lo pidas tú misma.

- Siempre te has tenido mucha fe - ruedo los ojos pero me río - y te apuesto que el primero en perder los modales siempre serás tú.

- ¿Esto es un reto? Porque me encantan los retos pero se supone que esto sea una cita romántica - me advierte.

Caigo en el hecho de que tengo una diatriba interna porque mi cabeza y mi corazón esperaron por esto mucho tiempo y no se sentían tan mal al cogerse a Villa de vez en cuando, pero ahora parece que estuviera mal, cuando deja caer el comentario sobre algo romántico que no necesariamente involucra sexo se siente extraño.

Mi cuerpo se siente muy agusto con él cada que estamos juntos, el día de La Calera todo parecía ir bien hasta que dejó de verse como solo sexo. Siempre uno de los dos parece frenar en seco y volver querer al terreno sin ataduras así que ahora que los dos parecemos estar en la misma página todo es terreno resbaloso y siento que si doy un paso en falso puedo darme de lleno en la cara.

Y hay una vocecita fastidiosa en mi cabeza que dice que hay que guardarle un luto a Andrés, porque todo lo que vivimos no puede haber sido falso, nadie puede fingir cinco años de amor.

- Voy a asimilar ese silencio como que deberíamos volver a lo romántico - me saca de mis pensamientos.

- Me gustaría conocer al Juan Pablo romántico, pero luego - le digo con una sonrisa.

- Ah, ese es Isaza, otro día te lo presento - ambos nos reímos.

- Entonces elegí al equivocado, puta vida.

- Te toca conformarte con este - dice a la vez que su mano encuentra mi pierna bajo la mesa dejando caricias sobre la misma que podrían parecer sutiles, casuales, como quien no quiere la cosa... - y ahora que me retaste, tengo un plan.

Su voz baja un tono y sus ojos que normalmente son de un tono café medio claro con motitas verde oliva eliminan todas esas pequeñas motas y de repente son café, un café intenso que podría quitarme las ganas de dormir varias noches.

- ¿Y de qué va ese plan?

- Wow, wow, wow... Vamos por partes, cariño. Primero hay que terminarnos todos estos tragos.

Calculo mentalmente cuántos nos quedan de forma rápida porque este plan que no suena romántico comenzó a interesarme.

- Quedan nueve, vamos cuatro y cuatro y el último lo dividimos ¿Te parece?

- No podría estar más de acuerdo.

Los vasos se vacían rápidamente, el alcohol en nuestros organismos sube y a su vez también lo hace el calor, o quizás soy solo yo la que siente que la ropa estorba.

Él se bebe el contenido del vaso número nueve y yo no refuto porque hay algo en mi cabeza dando vueltas.

Le pide a Gio que nos prepare dos tandas de lo mismo para llevar y yo secretamente también hago mi pedido.

Una vez que todo está listo nos vamos a su auto y me pregunta si estoy cómoda con que vayamos a su casa, accedo y pienso en que por irracional que suene, ese comentario para asegurarse de que estoy bien con eso ha sido de las cosas más sexys y bonitas que me han dicho.

Las luces de la ciudad le enmarcan la cara, sus ojos parecen brillar con lujuria y la luz roja del semáforo solo hace que sus labios se vean más carnosos de lo usual, ni siquiera sé con qué compararlos pero sí sé dónde y cómo los quiero.

El camino a su casa es como el teaser tráiler más largo de la vida, ambos sabemos que hay una especie de promesa sobre lo que sucederá esta noche.

Y yo no puedo esperar.

Casi ~ Juan Pablo Villamil (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora