29. Cambio de rumbo

345 34 30
                                    

Él

Cuando comienzas una carrera como cantante no estás pensando que la vida de famoso no solo se trata de poner en canciones un sentimiento con el que miles de personas puedan sentirse identificados, o en viajar con tus mejores amigos alrededor del mundo conociendo países en los que jamás creyeron cantar sino que también trata de encontrar un punto de orden en todo el caos para que tu vida normal no se vaya a la mierda y eso es súper complicado.

No es imposible, pero sí que desestabiliza un poco sentir que tu vida es un cubo de Rubik y mientras arreglas un lado los otros cinco están patas para arriba.

Los otros tres lo hacen parecer muy fácil, pero ya yo había perdido la costumbre de llevar una relación a distancia precisamente buscando el equilibrio en mi vida. Las cosas con mi ex no habían salido nada bien y yo había preferido no joderme más la vida y sobre todo no joder a nadie más como al parecer lo hice con ella.

Sin embargo, cuando la veo aparecer del otro lado de la pantalla entiendo por qué lo volví a intentar, por qué dejé atrás los encuentros de una sola noche y sobre todo por qué me gusta tanto.

No siempre tengo la oportunidad de llamarla y creo que he estado fallando en eso últimamente, así que le prometí algo distinto para hoy.

- ¿Lista bonita? - le pregunto mientras apoyo mi teléfono en unos libros para que se sostenga.

- Oigan a este - dice Isaza desde la cama de al lado ya que compartimos habitación - Ya le pusieron correa y eso que creímos que ya no era posible - se carcajea.

- Ay déjelo, bobo - dice ella también entre risas del otro lado de la pantalla - Dame dos minutos.

La veo levantarse, apagar la luz y volver con unas crispetas en un bowl rosa.

Es extraño verla de nuevo en la casa que conocí como suya y del ex, sin embargo puedo notar que ha cambiado muchas cosas y la vajilla es parte de esos cambios.

Está enrollada en el hoodie que le regalé y espero que eso la haga sentirme un poquito más cerca, porque yo no tengo nada además de estas llamadas y me gustaría tenerlo.

Gracias a la tecnología y sus avances, no necesitamos contar hasta tres para sincronizar las pantallas porque la aplicación lo hace por nosotros.

The Notebook comienza y la veo lagrimear varias veces mientras Allie y Noah casi son felices, casi vuelven a intentarlo, casi están juntos para siempre... Qué relación tan complicada.

- ¿¡Está llorando!? - me dice mi roomie entre dormido porque ya son las cuatro de la mañana para nosotros, pero debía hacer esto funcionar sin importar la hora.

- Cállese y vuelva a dormirse - esnifo porque cualquiera podría llorar con ese final.

Él se da media vuelta en su cama con una risita.

- ¡Es muy hermosa! - me dice Diana que ya está hinchada de tanto llorar.

- ¡Es horrible! - le devuelvo - ¡Son unos tontos los dos! Pero más ella

- ¡Claro que no! ¡Él ni siquiera la buscó!

Y así seguimos debatiendo por otro largo rato hasta que finalmente nos quedamos dormidos.

Al día siguiente sorprendentemente no teníamos nada en la agenda, así que podía dormir hasta tarde y hacer lo que nos viniera en gana.

Efectivamente dormí hasta las tres de la tarde y me desperté para comer. En el buffet del hotel ya habían servido el almuerzo así que decidí salir a pasear por Madrid para encontrar algún lugar donde comerme un sándwich o algo.

Los otros tres tenían planes diferentes así que me fui solo y encontré un lugar de paninis, me pedí uno de atún y mientras comía escribía algunos apuntes sueltos en las notas de mi teléfono.

- ¿Puedo sentarme? - me preguntó esa voz que se me hacía tan familiar y casi me ahogo.

Quizás habría sido una gran anécdota, morirme ahogado con el último trozo de panini de atún, podrían haberla culpado a ella y me harían una película.

Ojalá Ryan Gosling me interprete a mí también, haría un gran trabajo.

- Supongo - le respondo y ella toma asiento en la silla de enfrente - Igual yo ya me iba.

- Ay no seas así, vengo en son de paz - me toma de un brazo cuando intento levantarme.

No puedo evitar notar una bandita de oro que le rodea el dedo anular.

Me siento.

- Solo estaba pasando con mi prometido y te vi, así que decidí entrar a saludarte - me señala a quien al parecer es su prometido que la espera afuera, noto que el parecido obvio y pienso en el episodio de Friends de Ross y Russ cuando Rachel se busca un novio súper parecido a su ex y me río un poco, lo que supongo hace que baje la guardia.

- Pues me alegra - es lo único que se me ocurre decirle.

- Juan Pablo no puedes estar molesto conmigo para siempre.

- O sí.

- Sería una tontería, somos gente madura.

- Gabriela me pusiste el cuerno con ese man ¿Sí te acuerdas, no?

- Primero que nada no fue con él, fue con el de antes de él - bufo - y segundo, la gente toma decisiones de mierda a veces, igual merecías algo mejor que yo y me he disculpado por eso cientos de veces.

- Si me hubieses dicho eso desde el primer momento me ahorraba el trauma, pero gracias. Estás disculpada y espero que seas muy feliz - le digo genuinamente.

- ¿Algún día podremos volver a la normalidad? - me dice mientras ambos nos podemos de pie.

- No creo que yo pueda tolerar la normalidad de fingir que nada pasó cuando claramente me rompiste el corazón, así que lo lamento...

Veo en sus ojos bailar al arrepentimiento real con la nostalgia y sé que está siendo sincera, pero realmente yo no puedo hacer eso.

Nos despedimos con un beso en la mejilla y un abrazo un poco más largo de lo permitido para dos exes.

Un abrazo que cambiaría el rumbo de algunas cosas.

Casi ~ Juan Pablo Villamil (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora