Extra

398 33 61
                                    

Nueve meses después

Él

Quizás no todo el mundo merece una segunda oportunidad, pero no puedo estar más feliz de haberle dado un segundo chance a lo mío con Diana.

Realmente nos hemos dado la oportunidad de aprender a querernos y aunque quizás no todos los días es fácil, hemos trabajado duro en esa tarea que parece sencilla pero realmente lleva más esfuerzo del que uno creería.

Porque el amor no lo es todo, es una gran parte, sí, pero cada día debes tomar las decisiones correctas para que siga funcionando.

- ¿Qué opinas de Juana? - me pregunta súper concentrada tachando la lista de nombres que al parecer ha ido construyendo en los últimos días.

- Mi amor eso es horrible ¿Por qué le quieres poner como yo? Pobrecita - la rodeo con mi brazo mientras me recuesto en la cama que estamos compartiendo hace un par de meses.

Nos mudamos a un apartamento conjunto hace poco porque nos sentíamos suficientemente seguros de dar ese paso.

- ¿Y Colibrí? - me dice con emoción.

- ¿Quiénes somos? ¿Camilo y Evaluna? - le digo sarcástico - No la llamaremos Colibrí.

Está tan emocionada con esto que estoy seguro de que si me descuido la llamará Colibrí.

- ¡Entonces cómo mierda la vamos a llamar! ¡Mañana es el día y seguimos sin ponerle un nombre! ¡No sé cómo puedes vivir así! - y así pasa de la emoción a la ansiedad en dos microsegundos mientras pasa a una posición sentada.

La sigo y retomo el abrazo ahora sentados.

- A ver, no pasa nada si le ponemos un nombre mañana, unas horas no harán la diferencia y ella igual no lo va a saber. Eso no cambia cuánto la amamos, bonita.

Ella se queda en silencio analizando lo que acabo de decirle. Hemos aprendido con el tiempo también que no se trata de dejar que el otro lidie solo con los fantasmas de su pasado, sino que debemos hacer el camino más llevadero para los dos.

- Bueno, tienes razón - me dice finalmente - Terminaré de preparar todo para mañana - anuncia levantándose de la cama.

Yo me quedo justo donde estoy porque quedan apenas unos días para comenzar la gira por Colombia y quiero disfrutar cada minuto de descanso al máximo.

Ni siquiera sé cuánto tiempo pasa antes de que me duerma, pero no debe haber sido mucho.

A la mañana siguiente me despierto buscando el olor de algo dulce y cuando palpo la cama a mi lado me encuentro con que Diana ya se levantó.

Me acerco cuidadosamente a la cocina donde veo que está preparando café y ya tiene varias cosas sobre el mesón. La abrazo por la espalda y ella da un respingo por la impresión pero de inmediato gira entre mis brazos para quedar frente a frente.

- ¡Es hoy! ¡Es hoyyyyy!

- ¿Y por eso hiciste toda esta comida? - me río tomando una fresa que está cortada como una flor sobre una tabla - ¿Acaso alimentarás a un batallón?

El timbre suena como por arte de magia.

- Por favor no me digas que...

- No seas amargado, son nuestra familia, sonríe y ayúdame a poner la mesa - dice dejando un beso corto en mis labios para ir a abrir la puerta - Y al menos lávate la cara que pareces un vagabundo.

La obedezco porque sé lo importante que es este día para ella.

Desde el baño puedo escuchar la entrada triunfal de la paisa, el niño, la chefcita y mi tocayo.

Casi ~ Juan Pablo Villamil (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora