27. Confianza

382 43 21
                                    

Escucharlo decir que le gusto hacía que mi pecho serpenteara con ilusión pero también con miedo, con muchísimo miedo, era algo que no sabía cómo manejar pero que esperaba poder controlar con el tiempo.

Pero por mi mente no deja de pasar el pensamiento de que me quiso esconder de su hermana.

La voz de Nia resuena en mi cabeza diciendo que pase lo que pase hay muchas cosas dentro de mí que tengo que sanar, porque el amor puede ser muchas cosas pero nunca una pieza que falte y porque los vacíos se llenan desde adentro.

Faltan menos de 24 horas para mi primera sesión con Olivia, una colega con quien Nia me recomendó y de quien solo habla maravillas, lo que hace que ahora no tenga miedo sino pánico.

- ¿Te pasa algo? - me pregunta Villa después de un largo rato sentados en el sofá.

- Tengo algunas cosas que hacer hoy así que quizás debería irme - le digo con media sonrisa fingida sabiendo que solo estoy huyendo porque no sé gestionarme momentos de felicidad, como dirían mis amigas.

- No pasa nada, ve tranquila y ya nos veremos mañana - cuando se acerca a mis labios estoy más rígida de lo que quiero y creo que se da cuenta porque opta por besar mi mejilla, cosa que le agradezco mentalmente.

Me despido de él con un abrazo.

Mi mamá no vive tan lejos, así que decido pasar a saludarla.

- ¿Cómo va todo? - le pregunto desde la sala mientras está en la cocina - ¿Carlos David sigue desaparecido?

- Cariño te voy a ser muy sincera, nunca antes había estado mejor, estoy tranquila, estoy en paz y me siento segura, a diferencia de antes. A veces los finales son el inicio de algo maravilloso - puedo sentir la sonrisa en su cara - Yo creí que sin tu papá no iba a poder ser nadie, pero aquí estoy.

- ¿Le puedo hacer una pregunta? - no lo noté en ese momento, pero era la primera vez que usteaba a mi mamá en muchos años.

- Ya la hiciste pero te doy una segunda mi amor.

- ¿Por qué nunca dejó a mi papá? - ella salió de la cocina a la vez que me respondía.

- No pretendo que lo entiendas, pero una persona que está muriendo de hambre comería cualquier cosa... El abuso se puede sentir como amor si realmente nunca has sido amado antes, porque no hay punto de comparación - hizo una pausa larga y suspiró antes de volver a hablar - Diana, cuando tenías cuatro años yo ya había hecho las maletas para irme muy lejos porque tu papá siempre me hizo creer que el problema era yo, pero entonces tú sin entender nada aún te acercaste y me abrazaste sin un motivo aparente... Decidí no volver a dejarte sola pasara lo que pasara.

Y ahora entendía tantas cosas que me dió vergüenza y muchísima lástima saber que mi madre nunca había sido realmente feliz hasta ahora, que fue por mí y que yo solo le había pagado alejándome de ella.
_____________________________

Una semana después no he recibido ni un solo mensaje de su parte y veo la pantalla con un en línea que me quema, pero tengo cosas qué resolver así que me encamino a mi casa.

Bueno ¿Puedo aún llamarla mía?

El mensaje de Andrés era preciso, conciso y repetitivo (llevaba escribiéndome el mismo mensaje desde que me fui): ¿Podemos hablar?

Me he visto con Olivia dos veces en lo que va de semana, ella dice que debo hacer las paces con mi pasado antes de empezar a avanzar, creo que esta es una buena manera de iniciar.

Al tocar el timbre no pude evitar sentirme mal, nunca antes había tocado nuestro timbre.

Nuestro.

¿Quedaba algo nuestro todavía? El corazón se me hizo pequeño de pensarlo, ya no hay un nosotros, ni siquiera sé si queda algo de mí en él y eso es lo que más me aterra.

Me da miedo ser olvidada, me da miedo saber que todo lo que he vivido son mentiras, un amor de espejismos en el desierto que nunca estuvieron ahí realmente. Y probablemente todo era mi culpa.

Andrés me saludó al abrir la puerta y me invitó a entrar, definitivamente era extraño pasar de ser todo a ser nada.

Sirvió dos tazas de café y nos sentamos en el mismo sofá que no solo nos vió volvernos uno, sino donde compartimos muchos sueños.

- No sé cómo llegamos a esto - le digo con mi taza entre las manos calentándome un poco.

- Yo un poco sí. Hace mucho que perdimos el hilo, ya no hablábamos de las cosas que importaban.

- ¿Sí sabes que eso fue en gran parte por tu culpa, no?

- De hecho diría que es completamente mi culpa, Diana. Y tengo algo de miedo porque creo que sin ti solo seré un imbécil.

- A mí me da más miedo que sigamos haciéndonos mal... No eres un mal tipo Andrés pero me haces mucho daño - él asintió - Ni siquiera sé si me quieres.

- Claro que te quiero - me dijo, y algo en mi pecho crugió - Solo creo que no en la misma medida que antes.

- ¿Y entonces por qué fingiste? ¿Por qué me dijiste todo eso? - las lágrimas amenazaban con salir.

- Nunca fingí cariño, Diana, soy un pésimo actor - rió sarcástico - todo lo que sentí fue real. Y dije muchas cosas ese día porque soy un imbécil - dijo cabizbajo - porque quería herirte cómo me estabas hiriendo tú al irte con el tal Villamil - ni siquiera sé cómo se enteró de lo de Juan Pablo pero igual fui bastante mala actuando también.

- Esto no tiene nada que ver con Villa, no me cambies el tema ¿Cómo esperabas que supiera que me quieres si nunca lo dices?

- Supongo que es algo que tendré que cambiar...

- Supongo que no será conmigo ¿Voy a necesitar un abogado?

- ¿Un abogado? - bufó - Diana tengo todo este tiempo queriendo hablar contigo porque puse la casa a tu nombre, puedes volver y hacer lo que tú quieras con ella. Yo ya te hice suficiente daño, voy a salir de tu camino si eso es lo que quieres pero no te dejaré sola porque lo creas o no, te quiero profundamente.

Y por loco o estúpido que suene, confío en su palabra.

Casi ~ Juan Pablo Villamil (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora