Capítulo 28

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Le miré serio. Si paraba, él obviamente me soltaría.

-Vale... suéltame. -le miré lo más tranquila posible. Y funcionó.


Tenía las muñecas enrojecidas a causa de la fuerza de Light. Empecé a masajearlas, ya que me dolían bastante. Light me miró indiferente y se sentó en mi cama, como si nada. Já.

-Light. Fuera.

-No. -me estaba cansando.

-Light, vete... -me acerqué a él e intenté tirar de él hacia la puerta.

-Peso mucho más que tú. -dijo, haciéndome ver que era inútil el esfuerzo que estaba haciendo.

-...vale. -si no se va él, me voy yo.

Comencé a coger mis cosas: bolso, cartera, móvil... ¿y mi móvil? Oh. Seguía en la preparatoria. Ya iré el lunes.

-¿Qué haces? -preguntó mientras me observaba en silencio.

-Me voy.

-¿Dónde?

-No te interesa. -le sonreí. Sabía que le fastidiaba. Me acerqué a la puerta y giré el pomo. Al salir y cerrar la puerta vi que Light continuaba sentado en la cama, y probablemente no pensaba moverse, así que no me molesté en despedirme.


Al bajar las escaleras intenté que mamá y Sayu no me vieran. Me acerqué sigilosamente al recibidor, cogí mis zapatos y salí sin hacer ruido. Prefería ponérmelos fuera.

Espera. Tsc. Mierda. ¿Dónde se supone que voy a ir?

La casa de L no es una opción. Papá sabría que estoy allí. Espera. ¿Cómo supo que estaba allí? Ni siquiera tenía el móvil, con lo que me podían localizar. Estaba incomunicada esos días. ¿Light lo supondría? Joder. Lo pensaré en otro momento.


Sin darme cuenta, estaba caminando y pasé por la casa de Misa. ¿Misa? ¿Podía confiar en ella? A ella le gusta Light, y haría lo que fuese por él... No creo que sea una buena opción. Bueno. Podría ir a casa de L y cuando viniesen a buscarme, me escondería. O simplemente, no abrir la puerta.


Mientras pensaba me dirigí hacia un parque. Quería sentarme en algún sitio, además de estar cansada, quería pensar claramente. En el parque todavía habían algunos niños jugando. Las niñas estaban haciendo castillos de arena. Los niños jugaban a la pelota. Algunos estaban en los columpios y en el tobogán. Sonreí ligeramente. Es muy relajante ver a los niños jugar tan felices. Sin preocupaciones.

Al sentarme en el banco, recosté la cabeza hacia atrás. El banco estaba bastante limpio, para ser un parque donde siempre hay palomas. Además de que los niños ensucian bastante. Cerré los ojos durante un momento, necesitaba relajarme y tener las ideas claras. Primero: ¿dónde puedo ir?

Obviamente, mi casa está descartada. La casa de Misa también. Y la verdad, no es que tenga muchos amigos de confianza. La idea de ir a casa de L todavía seguía en pie. Y era mi única opción. Bueno, al parecer dormiré de nuevo en casa de L.

Que así sea.

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