Capítulo IV

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—Hay que estar tranqui, respirar y exhalar pensando que todo saldrá bien. No acepto negatividad, si están mentalmente preparados para perder no me sirven aquí.— dijo Scaloni a toda la Albiceleste. Había visto a uno que otro algo inseguro, por ende había sacado el tema al habla ya que ese mismo día jugarían contra Australia.

—No hay de qué preocuparse señor, los carpinchos dominaremos a los canguros. Ya lo veras.— dijo Fernández con toda la confianza del mundo.— Siempre nos sentiremos seguros teniendo a Lio, Dibu y Juli en la cancha. No es que otro miembro no traiga el mismo sentimiento pero, ellos tres dan un tipo de tranquilidad especial.— sonrió con esa típica expresión tallada en diamantes al resto.

—Ay, sentí algo en el pecho.— dijo Emiliano con una mano allí, y con la otra finjiendo que se limpiaba unas lágrimas—Te amo.

—Nosotros también te amamos, Enzurri— dijeron el resto, soltando una que otra risita en el transcurso.

[...]

—¡En Argentina Nací!

—¡Tierra de Diego y Lionel!

—¡De los pibes de malvinas, que jamás olvidaré!

—¡No te lo puedo explicar, porque no vas a entender!

—¡Las finales que perdimos, cuantos años las lloré!

Y así, la Scaloneta cantaba en el vestidor mientras sacudían sus camisetas como si fueran algún tipo de ventilador. Habían triunfado ante Australia, 2-1.

—¿Sí no sufrimos qué no somos?— cuestionó para todos Armani.

—¡Argentinos!

—¡No los escuchó!

—¡Argentinos!

[Suena ritmo de la intro de Bob Esponja]

—¡Vivimos en un país que está al sur de Américaa!

—¡Ar-gen-ti-na!

—¡Es algo pobre pero eso da igual!

—¡Ar-gen-ti-na!

—¡El mejor país qué podrías pisar!

—¡Ar-gen-ti-na!

—¡Y cómo el sol, le es fácil brillar!

—¡Ar-gen-ti-na!

—¡Todos!

—¡Ar-gen-ti-na!¡Ar-gen-ti-na!¡Ar-gen-ti-na!

—¡Es Ar-gennnn-ti-naaa! Buararararararara.

Luego de eso, hubo un momento de silencio. Se observaron entre todos para luego echarse a reír mutuamente. Aunque había sido algo improvisado y con palabras poco rítmicas, fue un buen momento de saltos en ronda.

Luego del festejo por haber pasado a cuartos—el cual duró un par de horas—, se fueron al hotel con la intención de descansar. Si fuera por ellos; hubieran estado hasta que hora con la bebida, pero por más que lo deseaban, no podían tomar nada alcohólico hasta después de salir con la Victoria. Ese era un pacto que se habían puesto entre todos, para que cuando llegué el momento , la satisfacción sea magnífica. Por ende, al no saber mucho que hacer por el festejo, fueron a relajarse para estar tranquilos el día siguiente, a la hora de entrenamiento.

Transportandonos con nuestros protagonistas, estaban en su dormitorio. Juli estaba viendo que fotos podía subir a su Instagram, mientras Enzo estaba en videollamada con Olivia.

—¿Viste, oli?, papito pasó a cuartos de final.— le dijo con una dulzura increíble, mientras la bebé solo mostraba en grandeza sus dientes mientras achinaba sus ojitos. Ver la escena para el mayor fue muy relajante y bonito, no dudo en curvar sus labios al verlos. Sintió cierta paz. Era algo muy agradable para su vista.

Luego de unos segundos, observó con más atención al otro joven. De su cabello —el cual estaba desordenado porqué hace un rato había tomado un baño— a su resplandeciente sonrisa. Creyó qué, era un tipo muy lindo. Atractivo, sí. Buen amigo y padre, una persona simpática con expresiones intrigantes. Físicamente, era un buen paisaje todo lo relacionado con sí.

Quedó un largo rato, observándolo. En silencio pero sin quitar su mirada.

Sin darse cuenta, habían pasado varios minutos y el azabache ya se encontraba cortando la llamada. Sacó la cabeza de su móvil, apagándolo, y así luego arrugar sus ojos hacia el castaño.

—Estás muy mirón últimamente. ¿Hay algo que te guste de este wapeton?— preguntó de cierta forma coqueta mientra se acostaba poniendo el peso de su torso en sus brazos. Apoyando su cara en las manos. Mirando fijamente a la araña con intriga del que dirá, o ¿cómo reaccionará?, ante eso.

Julián despertó de la situación. Por alguna razón, sabía que decirle: "Sí, todo" pero, era obvio que eso no saldría de su boca. Quizás...por pena ajena, o por una obvia razón de que el otro notaría que no lo decía de forma humorística. Temía que se riera. Ya qué sabía, o al menos era consciente, de que Enzo lo analizaba. O así sentía.

—Ya quisieras— contestó mientras se daba vuelta, mirando al otro lado de la habitación y acomodándose para dormir.

—Mmm, que mal entonces. Tú te lo pierdes.— dijo con algo de indignación, acostándose boca arriba, esta vez con su mirada al techo. Ambos quedaron en silencio, uno bastante incómodo pero no había nada que hacerle.

Julián, ya estaba un setenta porciento seguro de que le pasaba.

Tenía miedo.No quería que eso ocurriese. No le gustaba. No podía aceptarlo, al menos podría haber sido de otro integrante. De otra persona, de otro hombre. No le gustaba para nada la situación. Temía mucho de lo qué suponía que le pasaba a sí... fuera cierto.

[...]


Eran las tres de la mañana. La araña no había logrado dominar el sueño para nada. Su mente era un lío de cosas que el apenas comprendía. Golpeó la habitación veintidós, era hablarlo ahora o nunca.

No sabía que hacía en un pasillo en la madrugada, no es que tuviera miedo pero normalmente a ese horario ya estaría en su tercer sueño. Miró por todos lados, no había nadie despierto.

Golpeó de nuevo la misma habitación, esperando que en los otros cuartos no se oyera. Y luego de la espera, escuchó pasos acercándose hacía él. Al segundo, se le fue abierta la puerta.

—¿Sí?— cuestionó con los ojos adormilados. En sí, este ya tenía los ojos algo hinchados ya de naturalidad, pero a este horario lo tenía aún más. Y ni hablar del desorden de su cabello, claro. Arrugaba la mirada , la iluminación de las luces en el pasillo era muy espesa.

—¿Puedo pasar?— Lisandro lo observó sin entender nada, pero no quería pensar mucho a esa hora, solo quería recostarse de nuevo. Por ende, simplemente lo dejo entrar.

—¿Para qué me necesitas?, ten claro que no hago favores a cualquier horario.— dijo, mientras se limpiaba los ojos.

—A ti no, busco al Cristián.— el otro se sintió medio indignado al no ser al que buscaban. Pero de igual manera, mientras se sentaba en su cama y quitaba sus pantuflas color celeste, agarró su almohadón para lanzarlo al único que dormía.

El otro gruñó, para que luego Julián prendiera las luces haciendo que su humor empeorará más. Observó a Martinez buscando una explicación, este solo se dedicó a apuntar al menor , quien estaba parado al lado de la pared, sonriendo de una forma nerviosa y moviendo su mano cómo saludo.

—Mierda— dijo por último Romero, sabía que el otro había venido porque anteriormente le había ofrecido su ayuda.


—Dev

Muy Gay para Qatar┋ꫀׁׅܻꪀׁׅzׁׅ֬ᨵׁׅ᥊ׁׅյׁׅυׁׅᥣׁׅ֪ꪱׁׅáꪀׁׅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora