Muy Gay para Qatar┋ꫀׁׅܻꪀׁׅzׁׅ֬ᨵׁׅ᥊ׁׅյׁׅυׁׅᥣׁׅ֪ꪱׁׅáꪀׁׅ

Capítulo X

Tras lo ocurrido, Enzo no sabía cómo explicarle su situación. El contrario no le iba a escuchar, estaba muy dolido para eso. Decidieron estar abrazados en silencio, era posiblemente, lo único aferrable en el momento.

El menor quería explicarse. Julián no quería hablarle, escucharle, ni ninguna interacción posible. Cortó la unión diciendo: "Voy a dormir, no me hables"

El azabache, no podía dejar las cosas así como así. Pero, tenía miedo y mucho. De una reacción desafortunada del contrario, y que al no respetar el espacio pedido, este se enojara aún más.

Estaba recostado, sintiendo uno de los peores sentimientos posibles. El de Insuficiencia y decepción de sí mismo. Por no ser capaz de darle tal giro a la situación. Quizás, tuvo que haberle dicho la verdad hace mucho tiempo. Muchísimo tiempo.

El día siguiente, el distanciamiento de ambos fue terrible. Enzo se acercó varias veces a él, y cero atención del contrario. El mayor lo evitaba con la mirada, ignorando su presencia por completo. Hasta en los mismos entrenamientos.

No podía justificarse así. No podía, el ser evitado le deprimía y el no poder explicar el por qué de sus acciones, provocaba un odio rotundo a su propio ser.

Era bastante gallina en estos temas, y era muy consciente de eso. No tenía opción, debía llamarla para darle un fin a todo aquello. Sí no le escuchaba a él , había probabilidad de que sí a ella.

[...]

Viernes diecisiete. A horas de la final del mundo.

La situación de ambos jugadores no había cambiado en lo más mínimo. De hecho, había empeorado aún más de lo que ya estaba.

En un sector, estaba Scaloni hablando con el equipo técnico. Se encontraban en la entrada del hotel, sentados en la zona de merienda y desayuno.

Scaloni hablaba de una que otra técnica  para el siguiente día, mientras a su vez le daba un sorbo a una taza de café. Tenía su mano izquierda en el bolsillo, mientras asentía a todo lo que el resto llegaba a decir.

En un momento, se logra escuchar el ruido de unos tacones en resonancia. No había tanta gente en esa planta del edificio, por ende se oía casi todo.

Lionel observó a la silueta que se acercaba a su grupo, levantó el ceño sin entender del por qué de su presencia.

—Lo lamento , pero no es horario de visitas— habló uno de los hombres junto a él.

—Es un tema importante, si quieren que el equipo esté en funcionamiento para mañana me tendrán que dejar pasar— recalcó la voz femenina. El Dt analizó por un momento la situación, pero luego asintió.

—Está bien, puedes subir.

Normalmente, los jugadores no debían recibir a personas fuera de los que respectaba la selección. La vez de la piscina, había sido un caso a parte para mantener motivado al grupo, por ende, no era normal que estas cosas pasaran con frecuencia. Al menos hasta que acabará el mundial, las cosas seguirían así.

Scaloni subió al ascensor con la muchacha, era joven ya que seguramente no pasaba los veintidós años.

—Dígame, ¿en qué afecta su presencia en nuestro campo de juego?— cuestionó en seriedad pero con obvia intriga. La chica quedó en silencio por unos segundos.