IX

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Tras cambiarse de ropa y ponerse unos tejanos y un polo, Camila atravesó el jardín trasero hacia casa de Lauren. El sol le calentaba el cabello y le besaba la piel. Caminaba como en una nube y no podía dejar de sonreír. El día había empezado de manera desastrosa, pero se había dado la vuelta de la mejor manera. Se sentía llena de esperanza y se moría de ganas de contarle a Lauren las buenas noticias y enseñarle el cuadro en el que llevaba tanto tiempo trabajando. A lo mejor la convencería de que Keana Issartel no era más que una zorra mezquina que le iba a romper el corazón. Aún se hacía cruces de que Lauren quisiera algo de aquella buena pieza. Así que le confesaría a Lauren sus sentimientos y esperaría que le diera una oportunidad. Podían volver a empezar.

Mimi Westmoreland no solo había elegido Mirada de Amor, sino cinco obras más de la colección de Camila, y pretendía dedicarle una sala entera de su galería en una exhibición. La rica propietaria de la galería se había mostrado incluso más entusiasmada que Camila de trabajar juntas. ¡Hasta la había abrazado! Sí, Mimi y su marido pertenecían a la superficial y pretenciosa flor y nata de la sociedad, pero Camila toleraría su espaldarazo. En el mundo del arte, los Westmoreland eran figuras importantes, que era lo principal.

Camila dio un salto sacudiendo el puño. ¡Sí!

Se sentía llena de energía, viva. Y todo gracias a Lauren. Había inspirado a Camila de un modo difícil de expresar con palabras, la había ayudado a aceptar a la mujer en la que se había convertido y perdonar a la abusona furiosa que había sido de joven. Camila ya no sentía la necesidad de suplicar el perdón de todas las personas a las que había hecho daño. Sencillamente, debía tener clemencia de sí misma.

Ahora lo sabía.

Gracias a Lauren.

Cuando estaba con Lauren, Camila se sentía buena persona, cosa que no le había pasado nunca con nadie. Dios, amaba a Lauren Jauregui, más de lo que se había creído capaz de querer a nadie. Lo único que había necesitado era quererse antes a sí misma.

Se le puso un nudo en la garganta y le cosquilleó el estómago. Ojalá su madre estuviera viva y hubiera podido conocer a Lauren. Su madre estaría encantada y Camila habría hecho algo para hacerla sentir orgullosa. Y Sofia, su hermana, tenía que conocer a Lauren. Y también el señor Fuentes. No se iban a creer que Camila hubiera encontrado a una mujer tan maravillosa.

Se rio y alzó la cara hacia el sol. Sin darse cuenta siquiera del poder que tenía, Lauren había cogido los colores disparejos del lienzo desnudo que era la vida de Camila y la había convertido en una pièce de résistance.

Camila tenía que conseguir su amor. Como fuera. Incluso si tenía que controlar sus propios sentimientos para darle tiempo. Incluso si tenía que vestir a Lauren para impresionar a otra mujer.

Algo más serena, Camila aminoró el paso. Tenía que admitir que las cosas entre ellas no eran perfectas. Podrían haber dado un paso adelante en lugar de retroceder dos si Camila no la hubiera cagado tanto la noche anterior al forzar la situación. Se descubrió apretando la mandíbula, pero hizo un intento consciente de liberar la tensión.

«No es momento de dudar. Sé positiva.»

Esperaba que, después de sus profusas disculpas, Lauren hubiera tenido tiempo de perdonarla por el beso. De acuerdo, había malinterpretado las señales de Lauren. Pero es que le había parecido que respondía y estaba tan sexy, pese al horrendo maquillaje, que en aquel momento Camila había estado segura de que Lauren la deseaba tanto como ella. Hasta que había salido huyendo. Con suerte lo superarían. Irían de compras, bromearían como siempre. La vida sería hermosa.

Sin embargo, una persistente sensación de aprensión ensombrecía sus pensamientos. Todavía estaba el pequeño detalle de preparar a Lauren para la reunión de la facultad y explicarle por qué la había engañado en la prueba de maquillaje y peluquería y la había disfrazado de monstruo. Eso ya lo pensaría sobre la marcha. Lauren no le guardaría rencor para siempre, ¿verdad? Era una mujer inteligente y razonable y escucharía los motivos de Camila antes de apartarla de su lado.

Una mentira sin importancia (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora