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Özil no volvió a la biblioteca, eso era más que evidente. Sergio no sabía que hacer, no sé atrevía a ir a casa de Özil y arreglarlo todo, creía que en cuanto el turco lo viera le daría una palisa, era algo de lo que estaba más que seguro.

Notó que las horas pasaban más lento y los días se hacían eternos, necesitaba un consejo, ¿Pero de quién? Estaba solo, al menos durante esas vacaciones, aunque una llamada no haría mal.

Al llegar a casa cerró la puerta de su habitación y busco en su lista de contactos

- Hola?- Decía una voz del otro lado

- Iker, soy yo, Sergio, mira me metí en un problema con alguien- Dudaba que Iker estuviera ocupado, sus padres se fueron de vacaciones y lo dejaron con su abuela.

- Te escucho-  Parecía aburrido, pero estaba listo para decirle una biblia entera

- ok... conocí a esta persona y creo que es lo mejor que me ha pasado, me preguntó si quería salir con él pero fui un idiota entonces se enojó conmigo y no la he vuelto a ver, pero quiero arreglarlo todo, pero me da miedo, ¿Qué hago? - No escuchó nada, ahora pensaba que lo había abrumado.

- No seas cobarde, ve y aclara, pero primero debes poner tus ideas en orden, no vallas como si nada y empieces a soltar boberías- Si, eso haría y no podría estar más agradecido con el chico.

- gracias, lo siento por la molestia- Y colgó sin dejar que otro respondiera.

Era tarde pero salió corriendo, dejando a su madre desconcertada por lo que había pasado.

Corrió hacia el edificio del turco, no sabía cuál era el número de su departamento debido a que en otras ocasiones solo llegaba a la entrada del edificio. Preguntó en uno de los departamentos, dando con el del Özil, respiró, había estado pensando lo que diría en todo el camino. Tocó los veces, ahí estaba el turco, vestido de una manera informal y con una escoba en la mano.

- ¿Qué quieres?- Habló con un todo enojado

- Quiero hablar contigo- Entonces Özil le iba a cerrar la puerta, pero alcanzó a poner el pie- Hablo en serio

El chico dejó la escoba y salió, dirigiendose a las escaleras para ahí sentarse y empezar, esperaba una explicación.
 

Tú, mi raro amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora