2

368 49 22
                                        

  Algunas veces se preguntaba si el destino estaba en su contra, porque al parecer todo su círculo de amigos estaba fuera o demasiado ocupados, el también lo estaba, pero sería agradable verles más seguido y no pasar el verano solo, si su situación se le podría llamar un estado de soledad.

Estaba guardando algunos libros que recientemente habían regresado, otros que simplemente estaban fuera de su lugar.  Faltaban muchos, no era una hora concurrida, eso le beneficiaba para hacer las tareas. Tarareaba una canción que últimamente sonaba mucho en la radio, la detestaba pero era pegajosa.

Aún estre tanto silencio sentía que alguien le miraba, no estaba del todo equivocado al final de cuentas, era ese extranjero de nuevo, ¿Tan rápido devolvería ese diccionario?

- ¿Necesitas ayuda? - preguntó al chico detrás de el. Sin darse cuenta se le cayó uno de los libros.

- ¿Yo puedo ayudarte?- el chico le dió el libro mientras sonreía, al parecer tomaría la oferta de la ayuda. ¿Acaso no tenía nada mejor que hacer? Ese sujeto debería estar ahí afuera, no en una biblioteca ordenando hasta la noche.

- bien, pero me tienes que prestar atención... Puedes ayudar con el carro de libros-  Tomó el libro y lo volvió a acomodar- Gracias, vamos, que no queremos que se haga de noche aquí

Pasaron la tarde de pasillo en pasillo acomodando libros, a diferencia de otras ocasiones que tenía la tarea esta ocasión se sentía mejor con compañía, aunque Özil no entendiera muchas cosas era agradable pasar el tiempo con el, quizás podría invitarle algo como compensación por ayudarle.

- y... ¿Qué te trajo a este lugar? ¿Vienes de vacaciones o te vas a quedar?- Esperaba que entendiera bien lo que decía.

- Trabajo de padre- Respondió sin dificultad.

Ambos caminaban a paso lento hacia la salida. Había algo en aquel muchacho que a Sergio le agradaba, que le quería hacer pasar más tiempo con el, tal vez un simple sentimiento de amistad, querer ser su amigo, ¿Qué puede salir mal? Le parecía un muchacho muy agradable, sin si no entendía muchas cosas que le decía

- Özil, ¿Quieres ir a por un helado?- no entendía la razón por la cual su corazón latía tanto al pronunciar esas palabras, nunca pasaba aquello, pero decidió ignorarlo. Solo debía cerrar la biblioteca para irse, sacó la llave de la cerradura y la guardó en la bolsa de su pantalón.

- Si, gracias- Decía sonriente como casi siempre cuando hablaba.

Ambos empezaron a caminar, Sérgio cuidando de que Özil no fuera a perderse de camino al parque, hablaban sobre que sabor era mejor, lugares lindos para visitar. Tal vez estás vacaciones ya no se veían tan mal para Sergio.

Tú, mi raro amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora